Salud
La posible sepsis del Papa: así se presenta el síndrome letal que explica su grave estado de salud
Se trata de una reacción exagerada del cuerpo humano que puede provocar la muerte, una posibilidad que aumenta un 8% por cada hora de retraso en el inicio del tratamiento
El estado de salud del Papa Francisco, de 88 años de edad, continúa siendo crítico. El pontífice sigue enfermo y permanece ingresado en el Hospital Gemelli de Roma, desde hace más de una semana. Después de un fin de semana convulso, durante el cual ha atravesado una crisis respiratoria prolongada el sábado, dos transfusiones de sangre por anemia y una insuficiencia renal el domingo, el Vaticano afirma que la enfermedad del Papa se encuentra «actualmente bajo control», aunque mantienen el «pronóstico reservado».
Las voces expertas han advertido ya de que este cuadro de síntomas podría indicar que el Papa Francisco se está acercando o podría estar atravesando una sepsis, una emergencia médica que puede resultar mortal.
La sepsis ocurre por lo general cuando una infección (casi siempre a causa de una bacteria) desencadena una reacción «exagerada» y en cadena en todo el cuerpo. En el caso del Papa, se especula con que la sepsis esté siendo o pueda ser el paso siguiente a la neumonía bilateral bacteriana provocada por la progresión de su bronquitis, aunque la información disponible es escueta.
Qué es una sepsis y qué la causa
La sepsis, también llamada septicemia en algunos casos, es un síndrome complejo de anormalidades fisiológicas y patológicas, que se consideran difíciles de diagnosticar y de tratar. A grandes rasgos la sepsis es una respuesta abrumadora y extrema que el sistema inmunitario del organismo tiene ante una infección.
La sepsis puede resultar fatal si no se trata de forma rápida. Puede provocar un choque septicémico, en el cual la presión arterial cae a un nivel peligroso y puede causar un fallo multiorgánico y la muerte.
Así pues, ante una sepsis el tiempo de reacción es crucial y puede suponer la diferencia entre la supervivencia o el fallecimiento, debido a que puede causar daños en los tejidos o incluso un fallo multiorgánico que conduzca a la muerte.
«La mortalidad en casos de sepsis aumenta un 8% por cada hora de retraso en el inicio del tratamiento», advirtió el coordinador del Grupo de Infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), el Dr. Juan González del Castillo, en el último Congreso Nacional de la SEMES.
En el caso del Papa sabemos que, en las últimas horas, se ha hablado de falta de plaquetas y de anemia, por eso se especula con la posibilidad de que tenga sepsis. Esto se debe a que, tras diagnosticar una sepsis, se suele poner en marcha un tratamiento hemodinámico (trasfusiones, como es el caso del pontífice) y antibiótico para mejorar el pronóstico vital.
Por qué la sepsis es difícil de diagnosticar
Pero, ¿qué causa la sepsis? En la población general, la sepsis puede comenzar con un pequeño corte que se infecta o, como sería el caso, tras una infección que se desarrolla después de una operación. El problema es que es complicado diagnosticar una sepsis.
El personal médico cada vez atiende a más personas de edad avanzada, con inmunodepresión o sometidos a terapias que hacen que reconocer una sepsis resulte complejo. Por eso, en la actualidad se están desarrollando nuevas estrategias para detectar y tratar este síndrome. La última guía global para la práctica clínica se presentó en 2023.
Cualquier ser humano con una infección puede contraer sepsis, aunque las personas adultas mayores de 65 años corren un mayor riesgo, así como los pacientes de enfermedades crónicas crónicas (como el pontífice, a quien en su juventud se le extirpó la parte superior del pulmón derecho a causa de una infección).