Estudio
¿Por qué el sistema inmunitario de los niños no reacciona igual al cáncer que el de los adultos?
Un nuevo estudio del Instituto Karolinska y del Hospital Infantil Astrid Lindgren abre el camino a inmunoterapias adaptadas a los cánceres infantiles
Investigadores del Instituto Karolinska y del Hospital Infantil Astrid Lindgren de Suecia han determinado cómo reacciona el sistema inmunitario de los niños a distintos tipos de cáncer en función de su edad.
El estudio, publicado en la revista científica "Cell", revela diferencias significativas entre la respuesta inmunitaria de los niños y los adultos, y tiene el potencial de conducir a nuevos tratamientos de precisión para los niños con cáncer.
“La activación del sistema inmunitario es decisiva para nuestra capacidad de luchar contra el cáncer, pero difiere entre niños y adultos”, afirma en un comunicado del estudio Petter Brodin, catedrático de inmunología pediátrica en el Departamento de Salud de la Mujer y del Niño del Instituto Karolinska y pediatra del Hospital Infantil Astrid Lindgren que forma parte del Hospital Universitario Karolinska.
“Para tratar adecuadamente el cáncer infantil -prosigue-, tenemos que averiguar cómo se activa y regula el sistema inmunitario del niño con cáncer y qué factores afectan a sus respuestas inmunitarias”.
En el estudio participaron 191 menores de entre 0 y 18 años a los que se les diagnosticaron distintos tipos de tumores sólidos en el Hospital Infantil Astrid Lindgren entre los años 2018 y 2024.
Los investigadores analizaron el tejido tumoral y las muestras de sangre tomadas para determinar las mutaciones genéticas en los tumores y determinar qué genes están activos y cuáles no en el sistema inmunológico.
Los resultados muestran que el sistema inmunitario de los niños y de los adultos no reacciona igual al cáncer y que los distintos tumores activan la respuesta inmunitaria en distintos grados.
“La medicina de precisión en el tratamiento del cáncer se ha centrado principalmente en las propiedades tumorales”, explica el profesor Brodin.
“Al caracterizar el sistema inmunitario, introducimos una dimensión completamente nueva que será decisiva para dar forma al futuro de la terapia del cáncer infantil”, añade.
“Lo que podemos observar es que los tumores infantiles son generalmente menos inflamatorios y tienen menos mutaciones, lo que significa que probablemente parezcan menos extraños para el sistema inmunológico y que, por lo tanto, este no ataca a los tumores con tanta fuerza”, dice el profesor Brodin.
“Sin embargo, existen grandes variaciones individuales, lo que subraya la importancia de la medicina de precisión, es decir, la adaptación del tratamiento a cada paciente. Nuestro estudio muestra cómo se puede hacer esto en la práctica”, destaca.
Los resultados podrían explicar por qué los niños no se benefician de tratamientos inmunoterapéuticos como los inhibidores de puntos de control, un tipo de terapia biológica que hace que las células inmunes sean más efectivas contra el tumor al bloquear las proteínas que las desactivan.
“Para ello es necesario que las células inmunitarias se activen contra el tumor”, explica el profesor Brodin.
“Hemos demostrado que, a menudo, las células inmunitarias del niño no se activan inicialmente contra el tumor, lo que significa que los inhibidores de puntos de control no funcionan. Es probable que los niños necesiten otros tipos de inmunoterapias que se centren más en activar las células inmunitarias para que ataquen a las células tumorales desde cero”.
Seguimiento de la respuesta inmunitaria
Después de haber rastreado la respuesta inmune a lo largo del tiempo y durante el tratamiento en algunos de los menores, los investigadores pudieron medir los cambios en la población de células T asesinas (es decir, las células cuya función es matar el tumor).
“Esto es algo que podríamos utilizar clínicamente hoy para evaluar el efecto terapéutico y ajustar el tratamiento a cada paciente”, continúa. “Ahora lo probaremos a mayor escala porque creemos que puede ser un complemento útil a los análisis genéticos de tumores que ya se realizan en la atención médica de rutina”, añade.
El profesor Brodin dirigió el estudio junto con Linda Ljungblad, residente de oncología e investigadora del Instituto Karolinska. Fue financiado por la Sociedad Sueca del Cáncer, la Fundación Sueca contra el Cáncer Infantil, el Consejo Sueco de Investigación, la Fundación Knut y Alice Wallenberg y el Instituto Karolinska.