Pediatría

El riesgo de bronquiolitis seguirá durante la primavera

Tres de cada cuatro ingresos en UCIs pediátricas se producen en niños sin factores de vulnerabilidad

Otoño de 2022. Después de tres años de pandemia y de un par de inviernos «anormales» en cuanto a la transmisión de otros virus, llega el mes de noviembre y las urgencias se colapsan con la afluencia de pequeños con virus respiratorio sincitial (VRS).

Este virus, que aparece normalmente a finales del otoño, provoca síntomas similares a los de un resfriado; sin embargo, puede hacer que los menores de un año lo sufran con mayor intensidad y derive en bronquiolitis o neumonía. Pero, debido al uso de las mascarillas y el distanciamiento social por la Covid-19, este patógeno ha circulado mucho menos en las dos últimas temporadas, por lo que este año presenta más casos, lo que se ha visto reflejado en una gran demanda de urgencias, tanto en los centros de salud, como en los hospitales de todo el país.

«Este año la incidencia ha sido explosiva, mucho mayor que los previos, y también la gravedad en general ha sido mayor, por eso hemos entendido que las medidas de vigilancia se tenían que aumentar y también las pruebas diagnósticas», confirma Constancio Medrano, presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (Secpcc) y jefe del Servicio de Cardiología Pediátrica y coordinador del Área del Corazón Infantil del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid.

«A día de hoy todavía tenemos casos. Los episodios típicos de invierno han dejado de ser así. Ya vimos casos fuera del invierno hace dos años y esta primavera esperamos que siga habiendo casos aislados, pero que pueden ser graves en los menores de tres meses alejados de cuadros catarrales», añade Manuel Sánchez Luna, presidente de la Sociedad Española de Neonatología (Seneo) y jefe del Servicio de Neonatología también del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Por este motivo, y pese a que pueda parecer que estamos «fuera de temporada», contar con estrategias y herramientas de prevención que permitan proteger a todos los bebés frente al VRS es fundamental para evitar futuras complicaciones.

Aunque el virus puede afectar a personas de todas las edades, los menores de un año son quienes suelen sufrir más infecciones graves debido a un sistema inmunitario inmaduro y a una vía aérea pequeña. Añadido a esto, la infección por VRS no confiere inmunidad duradera, motivo por el cual los contagios repetidos son muy habituales durante los primeros cinco años de vida. Además, es importante recordar que existe una población de especial riesgo para padecer una bronquiolitis grave o muy grave como son los recién nacidos prematuros, los que tienen enfermedad respiratoria crónica y niños con cardiopatías congénitas, en los primeros dos años de edad.

Por todo ello, los expertos piden que en momentos de alta transmisión del virus se sigan manteniendo las medidas de prevención así como profilaxis con el anticuerpo monoclonal actualmente disponible en los grupos de riesgo. «Desde hace 20 años disponemos de un anticuerpo monoclonal específico que es extraordinariamente eficaz administrado de forma mensual antes de que empiece la epidemia y que se está administrando según las recomendaciones de nuestras sociedades científicas antes de empezar el proceso epidémico de este año», explica Sánchez Luna.

Vulnerables sin riesgo

De esta manera, continúa, los niños que reciben esta profilaxis están prácticamente protegidos al 80% de tener una infección grave que provoque la hospitalización. Por ello Sánchez Luna destaca la importancia «de que en estos grupos de población de alto riesgo se mantenga esta profilaxis, administrándola durante el tiempo que dura la epidemia de forma mensual, y mantener en todos ellos las medidas generales de higiene y prevención. Así, en nuestro medio, no estamos observando que estos bebés, que pertenecen a los grupos de mayor riesgo, estén hospitalizando por bronquiolitis aguda». Algo parecido cuenta Constancio Medrano: «Hemos conseguido que los niños cardiópatas no sean los que tengan más ingresos en general y tampoco los que tengan más brotes».

«Si hacemos las cosas bien y no nos relajamos podemos controlar este tipo de infecciones. De hecho, los residentes más jóvenes no habían visto VRS en niños con cardiopatías debido al ambiente controlado y a la profilaxis de los últimos años», dice el experto.

Precisamente el pasado martes se conmemoró, además de San Valentín, el Día Mundial de las cardiopatías congénitas, las más frecuentes en la infancia. «Uno de cada tres niños que la tiene necesita ser operado durante el primer año y constituye el grupo de riesgo mayor, incluyendo la posibilidad de tener que retrasar las operaciones previstas por las complicaciones que pueden acarrear», apunta Medrano, quien asegura que, pese a ello «más del 50% evita el ingreso hospitalario por VRS cuando son tratados con profilaxis. También disminuye la gravedad del cuadro y la necesidad de oxígeno. Evita la infección en primer término pero, incluso cuando no es así, reduce las visitas a urgencias».

Cifras de impacto

Y es que, el desarrollo de los síntomas por esta infección está caracterizado por la impredecibilidad. Y, si bien existen factores de vulnerabilidad que aumentan el riesgo de hospitalización, como haber nacido prematuramente o tener enfermedades crónicas, lo cierto es que cualquier lactante puede ser hospitalizado por VRS. De hecho, en España, el 95% de los menores de un año hospitalizados por este motivo son lactantes nacidos a término y sanos; de la misma manera, tres de cada cuatro ingresos en las UCI pediátricas ocurren en niños sin factores de vulnerabilidad.

El VRS, a pesar de ser un virus altamente contagioso que causa la mayoría de las infecciones respiratorias en la población infantil, es todavía un gran desconocido para muchas familias, quienes acuden con frecuencia al pediatra alertados por los síntomas que provoca. En España, está detrás del 65% de las bronquiolitis y de la mayoría de las neumonías en bebés menores de un año.

La mayoría de los niños (un 90%) sufre al menos una infección por VRS en los dos primeros años de vida, y la mitad de ellos dos infecciones, siendo la principal causa de hospitalización en menores de un año. Inicialmente, la infección se manifiesta con los síntomas de un resfriado, pero cuando pasa de las vías respiratorias altas a las inferiores aparecen síntomas comunes como la dificultad para respirar, la tos o las sibilancias, dando lugar a los casos de bronquiolitis y neumonía.