
Opinión
El síndrome post-Finasteride: ¿realidad o mito?
No hay biomarcadores específicos que permitan diagnosticarlo

Además de los problemas sexuales, la FDA ha emitido advertencias sobre la posible relación entre el Finasteride y la depresión, la ideación suicida y síntomas de deterioro cognitivo.
Estos efectos adversos han sido descritos en múltiples países y han llevado a una mayor preocupación entre médicos y pacientes. Sin embargo, hay quienes argumentan que algunos de estos síntomas pueden estar influenciados por el efecto nocebo, es decir, la expectativa negativa de sufrir efectos adversos tras conocer los posibles riesgos del medicamento.
A pesar de los estudios, la prevalencia de este síndrome sigue sin estar clara. No hay biomarcadores específicos que permitan diagnosticarlo ni criterios clínicos definidos para identificarlo con certeza. Algunos investigadores han sugerido que ciertos hombres pueden ser genéticamente más susceptibles por variaciones en el gen del receptor androgénico o en la expresión de la 5-alfa reductasa.
El tratamiento sigue siendo un desafío, ya que no hay ningún tratamiento específico aprobado. Algunos médicos han intentado utilizar terapia de reemplazo de testosterona, inhibidores de PDE5 (sildenafilo, tadalafilo) o moduladores hormonales, pero con resultados variables.
También se ha explorado el uso de suplementos neuroprotectores y cambios en el estilo de vida, incluyendo dieta, ejercicio y manejo del estrés, que en algunos casos han mostrado mejoría en los síntomas.
Ante esta incertidumbre, ¿deberían los médicos advertir a sus pacientes sobre esta condición antes de prescribir Finasteride? La respuesta es sí, ya que existen suficientes informes como para considerarlo una posible reacción adversa. Especialmente en hombres jóvenes.
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