
Opinión
Tecnoestrés
Siete de cada diez trabajadores está aquejado por la exigencia de empresas e instituciones hacia los ordenadores, tabletas, mails y móviles

Tecnoansiedad, tecnotormento, tecnoceguera, tecnomanipulación, tecnosobreinformación, tecnodesalme, tecnoabuso… Podría continuar así varias líneas más, porque la manera en que estamos utilizando las nuevas tecnologías nos está llevando a la mala vida y a la enfermedad. Males ya expresados en 1984 por Craig Brod en su libro «Technostress», que lo define como «una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable» y que ahora está tomando carácter de pandemia. Según los últimos estudios siete de cada diez trabajadores está aquejado física y psicológicamente por la exigencia de empresas e instituciones hacia los ordenadores, tabletas, mails y móviles, que incluso les tienen conectados fuera de su horario laboral. Uno de los efectos más devastadores de la relación con las tecnologías es que te hacen sentir un inútil, un despojo, un viejo, cuando en realidad son las tecnologías con su obsesión por la renovación, el laberinto, orden y desconcierto; a lo que añado el fallo de las propias aplicaciones, sus caídas de la red y, me atrevo a decir, sus desconexiones provocadas y no declaradas, las que provocan esa sensación de incompetencia a los usuarios; además del suplicio de luchar contra la pantalla y la pérdida de tiempo. A los mayores ya ni les cuento lo que nos provoca hacer gestiones públicas y privadas con androides. Los que hemos nacido en la era predigital entendemos la comunicación de una manera humanista y necesitamos la voz humana para hablar y responder. Es cobarde echar balones fuera y expresar que los que no manejamos ese mundo virtual estamos fuera del juego del presente. No es cierto, no queremos estar. No queremos sufrir ese trastorno que produce falta de atención, desmemoria, miopía, empobrecimiento del lenguaje con sus jergas idiotas, ansiedad, aislamiento, soledad y hasta depresión.
Perdónenme la vehemencia contra maquinas e inteligencias artificiales, pero es un hecho ya demostrado que hacen daño. Y no podemos callarlo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar