Viajes
Volar con alergias: un reto aún no resuelto por las aerolíneas
Según una encuesta de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, un 8% de los participantes ha experimentado reacciones anafiláctica a bordo
Viajar es una experiencia positiva y deseada por muchos pues suele ser sinónimo de aventura, ocio o vacaciones (y a veces también de responsabilidad laboral). Sin embargo, hacerlo en avión se convierte en sinónimo de ansiedad y estrés para un altísimo porcentaje de personas con alergias alimentarias. Así se refleja en los resultados de la encuesta realizada por la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (Aepnaa) según la cual, un 70% reporta altos niveles de ansiedad al volar.
Si bien esa ansiedad está motivada por múltiples factores, el miedo a entrar en contacto con algún alérgeno durante el vuelo es la más común. Otras son el recelo e incertidumbre sobre la limpieza de las superficies; la barrera del idioma (que puede dificultar la comunicación sobre las necesidades alimentarias y las consecuencias que puede provocar una reacción alérgica en vuelo sin acceso a atención médica); la ruptura de rutinas o la falta de seguridad son factores que también contribuyen a incrementarlos niveles de estrés de quienes viajan y padecen alguna alergia.
Los problemas más comunes
El temor no es infundado. Según el sondeo, realizado a un total de 253 personas, a pesar de las precauciones adoptadas, un 8% de los participantes ha experimentado reacciones alérgicas a bordo, desde erupciones cutáneas, hasta problemas respiratorios graves. Las reacciones más comunes fueron provocadas por alérgenos como el cacahuete, otros frutos secos y, en otras ocasiones, la causa no ha podido ser determinada, lo cual genera una gran incertidumbre a la persona alérgica.
Además, un total de 14 encuestados aseguran que tuvieron que utilizar antihistamínicos, una medida muy común. Ocho personas recurrieron al uso de broncodilatadores, medicación que ayuda a abrir las vías respiratorias. Mientras que el uso de la adrenalina, el tratamiento de emergencia utilizado en caso de anafilaxia, la reacción alérgica más grave y que puede producir la muerte, fue necesaria en tres casos
El 42% de los encuestados dice haberse sentido afectado por el trato poco profesional o insensible del personal de la aerolínea, frente a un 21% que asegura que la tripulación se ha involucrado de manera activa para adaptarse a los condicionamientos de la persona con alergia alimentaria.
Resulta llamativo que el 47% de los participantes en el sondeo estén dispuestos a pagar más por su billete: priorizan la seguridad al precio. Una seguridad que el 92% suple llevando el autoinyector de adrenalina. Y destaca también que el 63% de quienes responden al cuestionario sientan muy afectada su forma de viajar por la alergia alimentaria.
Todos estos datos ponen de manifiesto algo innegable: las aerolíneas no están preparadas para dar respuesta a los más de 20 millones de personas con alergias alimentarias diagnosticadas en Europa. Por eso, la Aepnaa hace años que viene pidiendo la implicación de las aerolíneas y la adopción de una serie de medidas para mejorar la experiencia de vuelo de estos pasajeros, con un único objetivo: minimizar el riesgo de una reacción alérgica durante el trayecto en vuelo.
Y es que, como sostienen desde la asociación, el sondeo revela una inexistente estrategia y falta de un protocolo por parte de las compañías aéreas en su trato con los pasajeros que padecen alergias alimentarias y la necesidad de trabajar para que la experiencia de volar no suponga un rechazo o un estrés añadido a este tipo de pasajeros.
En un mundo donde tomar un avión es una necesidad, ya sea por trabajo o por ocio, es necesario que todos los pasajeros, independientemente de sus condiciones de salud, puedan disfrutar de un viaje seguro y sin ansiedad.
«Las aerolíneas tienen la oportunidad de transformar la experiencia de vuelo de las personas con alergias alimentarias. Sólo es necesario que adopten políticas claras y accesibles para acompañar al pasajero alérgico en todo el proceso del vuelo, incluyendo la compra de billetes, el embarque o la experiencia en vuelo, e implicar al personal de tierra y la tripulación en crear el entorno seguro que las personas alérgicas necesitan», aseguran desde la Aepnaa.
Los datos de la encuesta
La encuesta se realizó en julio de 2024 con el objetivo de explorarlas vivencias de los pasajeros con alergias alimentarias a la hora de viajar en avión. El formulario contenía 51 preguntas, tanto de opción múltiple como abiertas y se ha distribuido a través de redes sociales, grupos de apoyo y organizaciones relacionadas con la salud para alcanzar al mayor número de participantes.
La mayoría de los que contestaron son padres o tutores de menores de 12 años con alergia alimentaria (46%), seguidos por personas que tienen alergia alimentaria (28%). En menor proporción, hay padres de adolescentes con alergia de entre 13 y 17 años (12%), o de personas adultas con alergia (9%), y parejas de personas con alergia alimentaria (5%). El 60% de los encuestados dijo viaja por ocio buscando momentos de descanso y diversión.