Sociedad
¿Me lo prestas?
Dicen que «libro prestado, libro regalado», pero, a pesar de tan mal augurio, los españoles seguimos siendo confiados. El 74% de lo que dejamos sigue siendo libros, pero también herramientas, cargadores... Así somos
Todos conocemos la sensación. Un escalofrío que te recorre el espinazo cuando ese amigo, al que tanto quieres, te pregunta frente a tu nutrida biblioteca y justo cuando parecía marcharse después de una larga sobremesa: «¡Ay!, ¿me prestas un libro?». Ésa es la gran pregunta, la decisión que puede marcar esa amistad para siempre. Prestar o no prestar, esa es la cuestión. Dejar marchar ese ejemplar como un hijo que se va a la guerra o, por el contrario, echar mano de tu ascendencia germana y, con toda la asertividad de la que seas capaz, decir NO.
Lo cierto es que, según cómo se mire, no acceder a prestar algo a un amigo, conocido o similar puede asegurar la supervivencia de la relación porque, a tenor de las estadísticas, los españoles podemos ser muy generosos pero también muy remolones a la hora de devolver el saco de dormir, la taladradora o la maleta que tanta falta nos hacía y que, una vez utilizados, desaparecen directamente de nuestra mente. Reconozcámoslo, objetos pedidos, objetos perdidos. Sobre todo para el que era su dueño.
Más de la mitad de los españoles admitimos que nos cuesta mucho devolver las cosas en tiempo y forma. Los libros suelen ser lo que más dejamos y pedimos, pero también tienen bastante salida las herramientas de bricolaje y los cargadores de móvil, ese objeto en el que muchos estampan su firma en rotulador negro para no perderlo de vista. La verdad es que, en líneas generales, los españoles somos un pueblo generoso. Somos muy dados a compartir lo que tenemos, aunque las motivaciones son variadas. A siete de cada diez les mueve el deseo de ayudar a los otros y tres de cada diez lo considera un acto de civismo porque fomenta la economía colaborativa y la sostenibilidad en perjuicio del consumo desaforado. También parece haber diferencias entra comunidades autónomas. Los tópicos regionales, en esta ocasión al menos, se cumplen: los gallegos son los más desprendidos. ¿Y los más agarrados? Los catalanes. Es lo que dice la encuesta.
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