
Opinión
Vulnerables y compañeros
Cada vez más personas recurren a un perro o a un gato para resistir

Quiero aclarar primero los conceptos, y por qué, aunque la palabra «mascota» tiene un bello significado: «amuleto» o «talismán», poco se asemeja con ese compañero inseparable, vivaz, sintiente, inteligente, fiel y amoroso con el que cada vez más personas combaten la furia y la soledad de la vida. El termino vulnerable, resumiendo, viene a decirnos que es aquel o aquella que vive una situación de fragilidad, amenaza o posibilidad de sufrir daño físico o emocional. Fragilidad, ¿cuántos seres hay hoy en esa situación?
Cerca tenemos a las víctimas de las guerras, de los genocidios, de las pestes, de la hambruna… Aquí mismo a los desamparados de la calle, a los ancianos sin familia ejerciente, a los niños dopados de internet, a los jóvenes sin expectativas, a los enfermos en lista de espera… A tantos y tantos frágiles que hablar de personas fuertes, sanas, firmes… es hablar de minorías fugaces. Pero es la soledad y la pobreza de recursos lo que hace que cada vez más personas recurran a un perro o a un gato para resistir. Hago aquí un inciso para sumarme a las protestas justas de los amables e imprescindibles veterinarios. ¡Dejen de mortificarlos, por favor!
Un animalito cerca es una gloria. Yo tengo a «Japi», una perrita de catorce años que jamás me ha fallado. A mi ladito está mientras escribo estas líneas, pero está cerca de mi cama cuando duermo o estoy enferma, en mi regazo cuando necesito tranquilizarme, en mi corazón día y noche. Porque quizá ahora ese ser peludito anciano sea mi propio corazón. La que me ha enseñado cómo se puede amar incondicionalmente y dar alegría a todos los que te vislumbran. Ella no es mi posesión, es mi cómplice. Ella no exige, mira. Ella es como una hijita que no necesita rebelarse ni volar de ti para ser feliz. Ella no es una persona, es una diosa. Sí, ellos son pequeños dioses que hacen el milagro de que muchos nos levantemos cada mañana para seguir en la cuerda floja de esta desafiante vida.
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