Educación

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Un final de curso con retorno a las aulas

Comunidades autónomas y Ministerio de Educación buscan hoy una solución consensuada al remate más incierto de la actividad académica

Las comunidades autónomas se adentran en final de curso más incierto por el Covid-19 con un cúmulo de incógnitas que tratarán de despejarse hoy. Las autonomías mantienen un encuentro con la ministra de Educación y FP para tratar de dar una respuesta consensuada en todo el territorio español, aunque cada comunidad autónoma tiene competencias en materia educativa para dar la solución que crea más oportuna. Estas son las principales ideas que se barajan sobre como será el fin de curso.

Cuándo acaban las clases

Las comunidades autónomas no prevén un adelanto del fin de curso. Esperan cumplir con el calendario previsto y que haya un remate de la actividad académica presencial, aunque sea sólo de unos días. La Comunidad de Madrid, de hecho, cree que las clases podrán reanudarse a finales de mayo y que los niños puedan tener entre 15 y 30 días presenciales. Cataluña también confía en que las escuelas e institutos se puedan abrir antes del 24 de junio “porque lo necesitamos como sociedad”, ha dicho el consejero Josep Bargalló. Galicia tampoco descartar una vuelta a las aulas para que alumnado y docentes puedan compartir algunas jornadas lectivas porque “sería positivo no solo desde el punto de vista académico, sino también de bienestar emocional”. La propia ministra de Educación, Isabel Celaá, ya aventuró un posible retorno presencial en el mes de junio.

Repeticiones y suspensos

El Consejo Escolar del Estado y algunas comunidades autónomas se han pronunciado en contra del aprobado general porque eso supondría que el alumno desconectara de todo a estas alturas de curso. Sin embargo, existe unanimidad en la idea de que la repetición será un “recurso extraordinario” o más de lo que es hasta ahora viene siendo. También se pretende que los suspensos sean los menos posibles teniendo en cuenta la situación extraordinaria a la que se ha enfrentado la comunidad educativa de tal manera que haya “ayuda” para los rezagados.

Evaluaciones

La idea general es que, a la hora de evaluar a un alumno, tengan más peso en la nota final los trimestres presenciales de tal manera que el alumno que ha aprobado los dos primeros, tenga superado el curso. No obstante la nota del tercero también se tendrá en cuenta, si es para beneficiar al estudiante. ¿Y qué pasa con los que tienen los trimestres anteriores suspensos? Se podrán habilitar exámenes de recuperación a distancia o mediante trabajos que, sumados a un buen trabajo en el último trimestre, puedan llevarle a superar la asignatura con un refuerzo el siguiente curso. Los que no se hayan esforzado en ninguno de los trimestres acabarán suspendiendo y tendrán que acudir a la prueba extraordinaria de recuperación que en algunas comunidades autónomas es a finales de junio y en otras en septiembre. En la evaluación, los profesores tendrán en cuenta, además, las circunstancias personales de los alumnos y de salud y sus posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías. La propia ministra de Educación estimó entre un 10 y un 12% el porcentaje de absentismo a las clases virtuales de alumnos que no se conectan a las clases y no participan en el aprendizaje online por falta de dispositivos electrónicos ante la circunstancia de tener que compartir con padres y hermanos ordenadores o tabletas o no tener conexión a internet. “Las comunidades autónomas deberían dedicarse ahora a identificar a esos alumnos que se han desenganchado de la actividad escolar para establecer planes de refuerzo”, dice el secretario general de Escuelas Católicas, Luis Centeno.

Contenidos: ¿se avanza o no?

Este es uno de los principales puntos de discrepancia puesto que hay comunidades autónomas que expresamente han pedido al profesorado que no avance en contenidos este último trimestre, como es el caso de Asturias y otras que sí, como Madrid, lo que genera una situación de desigualdad. En términos generales, la situación ha obligado a una reprogramación curricular en el último trimestre que, en la mayoría de los casos se ha basado en un repaso y refuerzo de contenidos de trimestres anteriores y en este último el avance se ha producido “en contenidos básicos y mínimos para garantizar al alumnado la promoción y superación del curso escolar”, según las directrices marcadas por la Comunidad de Castilla-La Mancha. Esta es la misma línea seguida por Galicia, Andalucía, Baleares y Castilla y León.

En cualquier caso, hay comunidades autónomas como, Madrid y Navarra, que proponen unir el curso actual con el siguiente para completar los déficit educativos de los alumnos en el último trimestre, exceptuando 4º de la ESO y 2º de Bachillerato.

Recuperaciones en septiembre

Hay diez autonomías que en los últimos años han trasladado sus exámenes de septiembre a junio pero una de las propuestas del Consejo Escolar del Estado y de otras instituciones educativas, como Escuelas Católicas, es la de trasladar este año las recuperaciones extraordinarias a septiembre. La Asociación de Academias Ascade también propone como medida fundamental la realización de la convocatoria extraordinaria en septiembre “lo que permitiría que el nivel académico de los alumnos se mantuviera y proporcionara una segunda oportunidad a los que suspendan para que en un futuro no tengan carencia alguna de conocimientos”. Comunidades como Madrid han descartado esta opción.

Clases en verano

Un informe de la OIE mantiene que si los niños vuelven a clase en junio equivaldría a perder un 11% de lo que se aprende en un curso escolar. Por eso, expertos como Ismael Sanz, doctor en Economía Aplicada, se muestran partidarios de poner en marcha campamentos de verano académicos en el mes de julio que puedan servir para reforzar conocimientos. “Ayuda a socializar a los menores pero no es recomendable que de ellos se encarguen los mismos profesores que los estudiantes han mantenido en el curso. Lo ideal sería contratar a interinos y antiguos alumnos y eso serviría, además, para mejorar la economía”. Otro de los argumentos que respaldan su propuesta es que, según Sanz, los alumnos olvidan en verano parte de lo aprendido, sobre todo en Matemáticas.

Algunas ONG, como Save The Children, son partidarias de que haya clases en julio, al igual que asociaciones de padres. La idea, no obstante, tiene sus detractores entre las escuelas católicas que, después de un largo confinamiento, duda de que los niños vayan a a querer ir a clase a 40 grados en el mes de julio.