Sociedad
Miedo al «rival sistémico»
En una reciente encuesta, el 51% de los españoles decían sentir temor ante el avance del poder e influencia de China. Tras la epidemia del Covid-19 y la dependencia hacia el país asiático, el miedo irá en aumento
Ha habido en esta crisis por la epidemia del coronavirus que ha llamado la atención a más de uno, aunque la pregunta no se ha realizado en voz alta. ¿Tenemos que recurrir a China para comprar unas mascarillas? ¿Es que España no puede fabricarlas? ¿Hay que recorrer más de 9.200 kilómetros para adquirir unos tests –no fiables– que podría haber evitado la muerte de miles de personas? Sí, ya sabemos que el mercado es global y que es lo mismo comer naranjas de Sudáfrica (11.300 kilómetros) que de Valencia, pero tampoco es que España haya decidido dejar de producir humilde ropa interior, como hacía el textil catalán, por invertir en ciencia, tecnología e investigación. Sin embargo, hasta hace muy poco el 51% declaraba que el poder e influencia de China le daba miedo. Éramos el país más temeroso de la dependencia de Pekín, sin contar, claro está, sus vecinos, Japón (64%), Corea del Sur (83%) o Vietnam (80%) y por encima de nuestro entorno de la UE. Es difícil encontrar una explicación cuando en España la inversión china es de 3.400 millones de euros, muy por debajo de Portugal (6.000), Italia (13.700) y no digamos Gran Bretaña (42.000). Puede que no exista una explicación racional y que el miedo se corresponda al mismo que se siente por el terrorismo yihadista (88%), lo que todavía podría tener una explicación, aunque mucho menos comprensible es el que despierta entre los españoles los ciberataques (75%), cuando se desconoce si hemos sufrido alguno a gran escala o que haya alterado alguno de nuestros derechos. Esta encuesta del Pew Research Center, prestigioso centro de investigación que analiza tendencias sociales en todo el mundo, ha quedado del todo anticuada por la aparición del Covid-19, que, sin duda, abundará en un miedo casi atávico hacia China. En marzo del año pasado, la Comisión Europea dio un giro radical a la estrategia que debía mantener hacia el gigante asiático, al que pasó a denominar «rival sistémico», al que acusó de competencia desleal –subvencionando a sus empresas–, de fomentar el endeudamiento de países de la UE con vistas al control de activos y sectores estratégicos.
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