Sociedad

«Las alternativas sin combustión reducen el número de muertes»

En un encuentro científico en el Palacio de Cultura de Sofía (Bulgaria), cuatro destacadas voces médicas debatieron sobre el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado

Según un estudio del Public Health England, vapear es solamente una pequeña fracción de los riesgos de fumar
Según un estudio del Public Health England, vapear es solamente una pequeña fracción de los riesgos de fumarLa RazónLa Razón

Nadie inhalaría los vapores del amoniaco si no es para hacerse daño a sí mismo. Sin embargo, sí hay muchas personas que, diariamente, deciden fumar en un hábito rutinario. «¿Por qué?», pregunta al aire la doctora Rada Prokopova para responder seguidamente y sin titubeos: «Porque no son conscientes de que, igualmente, se están envenenando». Así de crudamente lo resumió la cardióloga durante un evento internacional el pasado jueves en el Palacio Nacional de Cultura de Sofía, en Bulgaria, en el que se reflexionó sobre reducción del daño en el tabaquismo.

En la mesa de debate, retransmitida virtualmente en todo el mundo, participaron también los oncólogos David Khayat, presidente del Instituto Nacional del Cáncer en Francia, y Efrain Cambronero, así como el profesor Georgi Momekov, presidente de la Sociedad Científica de Farmacia del país anfitrión. La premisa desde la que partieron todos los ponentes en sus comunicaciones fue clara: sigue habiendo un elevadísimo número de fumadores, por consiguiente, las políticas antitabaco actuales son ineficaces. Esto evidencia «un fracaso global en las políticas de control del tabaquismo, pues desde 1990, el tabaquismo es la principal razón de mortalidad en el mundo; tenemos que admitir que dejar de fumar es una opción muy difícil para muchas personas», dijo abriendo el evento el profesor Khayat.

Pero, ¿qué es la reducción del daño? «El Instituto de Medicina y Ciencias de EE UU lo definió en 2001 como el conjunto de métodos implementados para reducir la morbilidad y mortalidad del consumo de tabaco eliminando en gran medida la exposición a las toxinas emitidas en el humo», explica el profesor Cambronero a LA RAZÓN en una entrevista concedida tras el encuentro. Una estrategia que ha obtenido múltiples beneficios en el mundo de la medicina, siendo uno de los ejemplos más claros la sustitución del azúcar por otros edulcorantes que son menos perjudiciales. Y eso es, precisamente, lo que significan las alternativas de consumo de nicotina sin humo para los fumadores: una opción no saludable, pero sí menos dañina.

En este sentido, sobresalen dos productos: los cigarrillos electrónicos y los dispositivos de calentamiento de tabaco. «Según un estudio del Public Health England (PHE), vapear es sólo una pequeña fracción de los riesgos de fumar, de manera que, si un fumador deja los cigarrillos de combustión y cambia a los cigarrillos electrónicos por completo acabará siendo beneficioso para su salud», citó durante su intervención el oncólogo francés.

En relación a los sistemas de calentamiento de tabaco, Cambronero complementó que, en base a la evidencia científica, «estas alternativas contienen menos tóxicos, químicos y carcinógenos, por lo que su uso supone una menor exposición a estos compuestos nocivos». En julio, la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE UU autorizó la venta de IQOS, un producto de calentamiento de tabaco, con una distinción informativa frente al cigarrillo convencional al reconocer que, sin combustión ni humo, la producción de componentes nocivos para la salud es significativamente menor».

Sin embargo, las autoridades sanitarias de algunos países son reticentes ante esta tercera pata contra el tabaquismo, aunque, como apuntó el profesor Cambronero, «el concepto de reducción del daño no conlleva el reemplazo de los programas de prevención ni cesación». Así pues, es necesario entender esta opción como un complemento que, además, en este caso, debe dirigirse única y exclusivamente a los fumadores que no desean dejar de fumar o por diferentes razones no logran dejarlo. A este respecto, el doctor Khayat añadió: «El hecho de que los productos sin combustión representen alternativas menos dañinas no significa que el consumo del tabaco vaya a desaparecer, pero sí podemos reducir el número de muertes relacionadas con el tabaquismo y, al final, esto es lo más importante».