Salud
«La ley de la eutanasia es un caramelo envenenado»
Los impulsores de la campaña «Vividores» creen urgente un debate sobre cuidados paliativos antes que la aprobación de la norma
El pasado lunes un enorme cartel colgante de 500 metros cuadrados en pleno Paseo de la Habana de Madrid daba visibilidad a una cuestión delicada, la de si es conveniente o no plantearse una ley sobre la eutanasia sin asegurar antes unos cuidados paliativos de calidad para quienes los necesiten. Bajo un fondo negro y con una calavera blanca, en el cartel se lee: «¿Eutanasia? Debate secuestrado». El hastag #debatesecuestrado fue ese día trending topic en twitter durante varias horas. «Eso demuestra que España está preocupada por este tema», afirma el periodista Jaume Vives, uno de los responsables de la campaña social que lleva por título «Vividores», lanzada por la Asociación Católica de Propagandistas, y que ha entrado en el meollo del problema ante la próxima aprobación de la ley de la eutanasia promovida por el Gobierno socialista.
«La idea de la campaña es esa, provocar ese predebate que es esencial», afirma Vives, «no es momento de hablar de esas cosas ahora, cuando el 50% de las personas que necesitan cuidados paliativos en nuestro país no los están recibiendo». En ese sentido, subraya que «aproximadamente 60.000 personas necesitan cuidados específicos para esos dolores, pero no hay recursos para que los reciban». Por ello, el periodista considera «que es una crueldad plantear una ley de la eutanasia cuando no has podido asegurar que el 100% de las personas que sufren una tortura dejan de sufrirla, la ley es un caramelo envenenado».
Aparte de las acciones que se está llevando en la calle para dar visibilidad a ese debate, lo más importante de la campaña es el contenido que ofrece la página web «Vividores» (www.vividores.org), en la que se ofrecen tanto testimonios de expertos (entre los que se encuentran profesionales sanitarios, educadores y religiosos) como, sobre todo, experiencias «de personas con vidas muy complicadas, pero vidas alegres y plenas», señala Jaume Vives.
Uno de los expertos que aparecen en ella es el doctor Manuel Martínez-Sellés, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, quien afirma que «en lugar de implementar las medidas que nos permitan controlar el sufrimiento de los pacientes lo que hacen es legalizar matarles. Es inexplicable». Para este médico «no hay ninguna urgencia social de legalizar la eutanasia». Así, lo que considera fundamental es «hacer una ley de cuidados paliativos que permita a las personas que los necesiten recibirlos».
Además, según su experiencia, «muchas veces lo que el paciente te pide no es la muerte, es una demanda de atención. Nosotros lo que tenemos es que estar es en el cuidado de nuestros pacientes, para conseguir que todos que tienen enfermedades avanzadas no sufran», recalca. Por ese motivo, Martínez-Sellés va un paso más allá y no duda en considerar la eutanasia «como la destrucción de la relación médico-paciente». Indica que «en el caso de España, nos ha costado mucho llegar a la relación actual, que es de total confianza», por lo que si llega a aprobarse la ley «va a haber más desconfianza hacia los médicos y el sistema sanitario, porque habrá situaciones en que el familiar no sepa si a su padre o a su madre le han aplicado la eutanasia o simplemente se ha hecho una adecuación del esfuerzo terapéutico», se lamenta.
Las historias personales que aparecen en los vídeos están tratadas con una gran sensibilidad, pero sin sensiblería, en formato de entrevistas personales, «son contenidos muy potentes, muy bonitos, que tienen la capacidad de cambiar conciencias, de agitar corazones», asegura Jaume Vives.
Una de ellas es la de Jordi Sabaté, un barcelonés de 36 años al que le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en 2017. Ahora va en silla de ruedas, habla a través de un comunicador, no puede comer por sí mismo y necesita una máscara de respiración mecánica por las noches. «Estoy hecho un toro –bromea en el vídeo–, pero aquí sigo, estoy vivo y amo la vida». Jordi, que es muy activo en redes sociales, asegura que «no pienso en lo que no puedo hacer, solo en lo que puedo hacer, y eso me motiva». Sobre la eutanasia lo tiene claro: «no es la solución a mis problemas. El sufrimiento forma parte de la vida. No me pregunto ¿por qué a mí?, sino ¿por qué a mí no?». Él tiene claro el secreto para asumir su enfermedad: «Vivo día a día con alegría y disfruto de cosas simples que me hacen feliz».
Por su parte, María Montoya es madre de Nacho, un niño de tres años que padece síndrome de Ondine desde que nació, y que cuando duerme deja de respirar, por lo que ella y su marido tienen que dejar de dormir por turnos para vigilarle. Sin embargo, «ver que cada día puede ser su último día»la ha convertido en una gran vividora, «porque tengo la suerte de saber vivir en cosas que mucha gente no ha descubierto todavía, aunque ni soy más feliz, ni soy una superheroína, el superhéroe es mi hijo», señala convencida.
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