Excepciones
¿Me puedo vacunar si estoy embarazada?
No hay evidencia suficiente para recomendar su uso durante el embarazo
Aunque la vacunación contra la Covid-19 tendrá carácter voluntario, pero con aspiraciones de que sea universal incluso después de que se alcanzara la inmunidad de grupo, se establecerán algunas salvedades importantes. Por ejemplo, algunas comunidades ya están transmitiendo a sus profesionales sanitarios que aunque no existe ninguna indicación de problemas de seguridad en la vacunación de embarazadas, no hay evidencia suficiente para recomendar su uso durante el embarazo. Además, instan a que en los casos de embarazadas de alto riesgo, incluyendo las trabajadoras sanitarias, la vacunación se posponga hasta el final de ese embarazo para aplicarla lo antes posible una vez concluido. Una de las guías que manejan los servicios de salud a las que ha tenido acceso este periódico subraya que «en situaciones muy particulares de mujeres con alto riesgo de complicaciones de Covid-19 y que no puedan evitar el riesgo de exposición, se podrá valorar el riesgo-beneficio de la vacunación con el consentimiento informado de la mujer, teniendo en cuenta que se trata de una vacuna inactivada», especificando que no hay datos sobre su seguridad en el embarazo. También desaconsejarán las autonomías vacunar de manera general a los menores de 18 años. Las razones principales son que no se dispone de datos consistentes de «seguridad e inmunogenicidad en menores de 16 años de edad» y que los niños y jóvenes presentan un riesgo muy bajo de enfermedad grave o complicaciones por Covid en comparación con los adultos y personas mayores. En este punto, alguna de estas guías especifica que las enfermedades neurológicas son más frecuentes en los menores con enfermedad grave y las instituciones que atienden a estos menores presentan un mayor riesgo de exposición y brotes. Por ello, se puede considerar la vacunación de menores con discapacidades neurológicas graves (incluyendo parálisis cerebral, autismo grave y síndrome de Down) que acuden regularmente a centros de atención. «Debido a la limitación de datos de seguridad en los niños, esta vacunación se debe restringir a los niños mayores, a partir de los 12 años de edad».
Las guías de uso también se detienen en la vacunación de personas infectadas o sospechosas de padecer Covid-19. En este sentido, aconsejan retrasar la vacunación de todos aquellos con síntomas parecidos a los de esta enfermedad y los que la padezcan tras haber sido confirmada por el laboratorio. Especifican que se deberá posponer hasta que están completamente recuperados y hayan finalizado el periodo oportuno de aislamiento. «De igual manera se debe posponer la vacunación de las personas en cuarentena (por ser contactos de un caso confirmado) hasta que dicha cuarentena finalice. No está indicado realizar ningún test diagnóstico virológico o serológico de cara a valorar la vacunación». Las guías puntualizan que en los ensayos clínicos no se han encontrado problemas de seguridad en la vacunación de personas con antecedente de haber pasado la Covid-19. Debido a que no se conoce con precisión durante cuánto tiempo persisten los anticuerpos tras la infección natural y a que se espera que la vacunación refuerce una respuesta inmune preexistente, la vacuna también se puede aplicar en personas que ya hayan pasado la Covid-19. «No obstante, la evidencia actual indica que una eventual reinfección es excepcional en los 90 días posteriores a la infección inicial. En base a ello se podría retrasar la vacunación de las personas que hayan padecido la enfermedad diagnosticada en los 90 días anteriores a la vacunación, de cara a priorizar la vacunación de los que aún no hayan pasado la enfermedad. En el momento actual, esta actuación se refiere exclusivamente al personal sanitario y sociosanitario, pero no se aplicará a los residentes en centros de mayores o de atención a grandes dependientes». Las autoridades sanitarias autonómicas también se detienen en el caso de las personas con el sistema inmunológico debilitado. La guía del Principado de Asturias establece al respecto que en las personas con inmunodepresión o con tratamiento inmunosupresor (incluyendo los corticoides que pueden utilizarse en el tratamiento de la Covid-19) no está contraindicada la vacunación, aunque pueda disminuir la respuesta inmune. Las guías no se detienen en pacientes anticoagulados pero se destaca que la inmunización no sólo no está contraindicada, sino que se considera fundamental para las personas con tratamiento anticoagulante por motivos cardiovasculares.
Todo son dudas sobre qué deben hacer
Irene Rodríguez tiene 37 años y espera su segundo hijo. Dará a luz a mitad de marzo, cuando se cumpla un año desde el inicio de la pandemia. «La verdad es que no estoy muy puesta en el tema, ni siquiera he consultado con mi médico sobre si debería o no ponerme la vacuna. No soy una persona de riesgo, así que no he hablado con él más que los detalles típicos de mantener las medidas de prevención para no contagiarme. Lo que sí tengo claro es que haría lo que él me recomiende; yo no tengo una opinión a favor o en contra, me fiaría 100% de lo que me indique», comenta. Su cuñada, Nazaret González, de 30 años, espera su primer hijo para dentro de dos semanas. En su caso, si decidiera ponerse la vacuna, lo haría ya como madre lactante. «Le pregunté a mi ginecólogo en su momento, hace tres meses o así, pero como aún no estaba claro cuándo iba a llegar la vacuna, no le dimos mucha importancia. Aunque me preocupa que pueda tener algún efecto secundario, a día de hoy te digo que me la pondría seguro. Al principio del embarazo tenía mis dudas, no tanto por si sería segura o no, sino acerca de si estaría disponible tan pronto. Hoy por hoy, no tengo dudas», afirma. Informa Marta de Andrés.
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