Entrevista
Javier García Fernández: “A veces se gestiona con decisiones solo políticas”
El nuevo presidente de la Sociedad Española de Anestesiología critica que algunas comunidades no se han dejado asesorar para tratar el virus
Habla con un apasionamiento que contagia a su interlocutor y transmite su satisfacción por la reciente elección como presidente de los anestesistas españoles. El doctor Javier García Fernández, que también es jefe del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) en el hospital Puerta de Hierro, de Madrid, y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma, es además uno de los grandes expertos en ventilación mecánica. Al principio de la pandemia su entrega fue tal que llegó a contagiarse gravemente.
-Tras más de un año de pandemia, ¿qué experiencias o momentos recuerda como los más duros?
- Sin duda, al principio de la pandemia, cuando trabajábamos solo con mascarillas quirúrgicas por no haber FFP2. Fue terrible ver cómo iban cayendo mis compañeros y así también me contagié yo. Además, lo más paradójico y doloroso es que estuve dos meses con secuelas de disnea. Recuerdo lo duro que era intentar poder respirar, cuando es algo mecánico al estar sanos. Y pensaba: ¡con las intubaciones y ventilaciones mecánicas que he hecho en mi vida, y especialmente las últimas semanas con la pandemia, para ayudar a respirar a los pacientes!
-Se ha comentado que se ha abusado de estas técnicas invasivas, cuando no eran necesarias, y han causado secuelas en el enfermo.
-Sobre este particular hay que dejar las cosas muy claras: partamos de que una intubación no sabe practicarla cualquier médico. En realidad, en la pandemia los anestesistas hemos sido y somos los que estamos en primera línea, porque, “sensu stricto”, intubar y hacer ventilación mecánica es la primera competencia que estudiamos en nuestra especialidad y, por supuesto, si las ejecutamos es que están bien indicadas, es decir, que el paciente las necesita porque no puede respirar por sí mismo. Por supuesto, si estas técnicas no se hacen bien pueden causar daños serios. En general, los anestesistas fuimos de los especialistas que más trabajamos en la primera ola de la pandemia de los 765 destinados en las unidades de cuidados intensivos antes del coronavirus, y con este pasamos a 2.000 en todo el país. Gracias a nuestro esfuerzo las unidades de cuidados críticos han pasado en este periodo en el Sistema Nacional de Salud de 72 a 97. Con la pandemia las camas de críticos tuvieron que pasar, solo en la primera ola, de 897 a 2.500, atendidas por nosotros.
- ¿Y qué valoración haría de la gestión del Gobierno acerca de la pandemia y su evolución?
- Opinaría más bien que las comunidades que han contado con asesoramiento por parte de sociedades científicas han gestionado mejor que las que han tomado decisiones solo políticas. No obstante, nosotros disponemos ahora de todos los medios necesarios.
- ¿Con el advenimiento de la tercera ola siguen colapsados los hospitales públicos?
- En estos momentos ya no todos. Varía según las comunidades y también las ciudades. Por ejemplo, en Valencia y Andalucía siguen creciendo paulatinamente los ingresos en la UCI, mientras que en Madrid nos hemos estabilizado digamos en una meseta.
- No obstante, el resto de la actividad se ha visto afectada. En el caso de su especialidad, han reducido su entrada en quirófano, ¿no es así?
- En mi hospital, en Puerta de Hierro, tenemos un 55% de actividad quirúrgica, que se suele subdividir en cirugía programada, cirugía programada diferible y cirugía de urgencias. Esta última jamás se desatiende. Luego, según las necesidades, cuando las camas de planta o UCI se empiezan a ocupar más de un 25% por covid, la actividad quirúrgica comienza a detenerse.
-Enhorabuena por su reciente elección como presidente de la SEDAR. Le encuentro muy satisfecho y con un espíritu muy emprendedor.
- Muchas gracias. Le confieso que voy a dedicar gran parte de mi cometido a dar visibilidad a la profesión, a dar a conocer al gran público nuestras múltiples responsabilidades, pues solo se tiene la idea de que dormimos al paciente en el quirófano. Y también hay médicos que no saben qué más hacemos.
-¿Cuáles serían entonces sus cometidos prioritarios?
- Admitamos que somos una especialidad muy versátil y polivalente, y tal vez eso es lo que nos ha hecho perder cierta identidad aglutinante, pues compartimos competencias en el sector quirúrgico, en cuidados intensivos, en dolor agudo y crónico. Creo que las dos áreas más desconocidas de nuestras competencias son el dolor y las UCI de Anestesia o de Reanimación. Por ejemplo, en la comunidad de Madrid y en la primera ola de la pandemia, que ya están tabulados los datos, nosotros llegamos a atender a más del 50% de las camas de UCI de pacientes de covid. Es justo comunicar que el conjunto de efectivos de anestesiología constituye el servicio mayor de cualquier hospital y el que tiene las competencias más transversales. En este último sentido quiero decir que, en quirófano, somos también médicos de urgencias o de medicina interna, y tienes que saber de cardiología, neumología, nefrología o alergología, porque, si el enfermo que está siendo operado, presenta una arritmia, debes tomar decisiones rápidas para solventar el problema, y no llamar al cardiólogo.
-”Terapéutica del Dolor” sería el último apartado de la denominación de la SEDAR.
- Constituye la otra gran desconocida de nuestra especialidad y, posiblemente, la más bonita. Pienso que lo más apasionante y reconfortante para un médico es eliminar o aliviar el sufrimiento. Nosotros llevamos las Unidades del Dolor, distribuidas en los grandes hospitales y muy desigualmente por todo el país.
-¿Por qué cree que las personas tienen tanto miedo a la anestesia?
- Indiscutiblemente, este ha sido uno de los hallazgos más trascendentales en la historia de la medicina. La farmacología anestésica ha evolucionado inconmensurablemente y se puede decir que una persona sana tiene un riesgo muy bajo de sufrir un incidente anestésico. Si a un paciente se le da el visto bueno para el quirófano, es porque se supone que sus riesgos son controlables. Cada vez es más despreciable el riesgo de muerte en quirófano derivado de la anestesia. Otra cosa es cuando se trata por los derivados de la cirugía o de la patología de base que le lleva al quirófano.
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