Entrevista

José Polo, presidente de Semergen: «Desde un principio la gestión del Gobierno ha sido nefasta, y continúa con la vacunación»

El médico al cargo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria lamenta que se deje incumplir los plazos a las farmacéuticas

El presidente de Semergen, Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Polo García
El presidente de Semergen, Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Polo GarcíaJesús G. FeriaLa Razon

El doctor José Polo García no tiene pelos en la lengua. Habla con la pureza de un torrente de aguas cristalinas que no se detiene ante nada, sin perder por ello el sentido de la realidad. El presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y médico de cabecera en el Centro de Salud El Casar de Cáceres posee una conciencia muy comprometida de su cargo en la defensa de sus colegas.

–Se le ve como un adalid de sus afiliados, doctor Polo.

–Mire, en la primera ola nos vimos sobredimensionados. Algunos estaban aún de vacaciones y tuvieron que incorporarse enseguida. Doblábamos turnos, atendíamos a los pacientes en el centro de salud y en consulta domiciliaria. Estábamos desbordados, pero tratamos de seguir atendiendo la actividad asistencial mediante protocolos Covid-19 que empezaban entonces a elaborarse.

–¿Se sienten satisfechos con la gestión del Gobierno?

–Yo no me siento en absoluto obligado a responder diplomáticamente o con mentiras. La gestión ha sido nefasta desde el principio con la compra de las mascarillas, con mensajes equívocos a la población, con falta de materiales de protección para el personal sanitario y con escasez de recursos y medios para los enfermos. Y así hemos llegado al momento de la vacunación, en que no se cumplen los plazos. Parece que da lo mismo que las farmacéuticas no respeten su palabra de administrar lo pactado, y no pasa nada. Otros países han hecho respetar sus contratos y no se han dejado tomar el pelo. En fin, no obstante, confiemos en que para antes del verano en torno al 60% de la población esté vacunada.

–Retornando a los comienzos, comentaba que fueron duros.

–Nosotros somos, ordinariamente, el primer escalón de acceso a la sanidad pública, si exceptuamos las urgencias, que no es lo habitual. Empezamos a vernos desbordados por un altísimo número de consultas, similares y a la vez muy diversas, que, si no presentaban una sintomatología respiratoria severa, intentábamos controlar desde el centro de salud y en visita domiciliaria, ya que tenemos pacientes mayores con dificultades de desplazamiento. Como casi no sabíamos de qué se trataba y no contábamos con medios de protección, murieron varios compañeros contagiados por pacientes.

–¿Se podría concluir que es la peor experiencia que les ha tocado vivir profesionalmente?

–Por supuesto. Era terrible perder a algún compañero del centro y pensar que jamás ibas a volver a convivir con él en el día a día. Eso cuesta mucho asumirlo. Pero no menos terrible era tener que derivar al hospital a un enfermo muy malito y, como tenemos acceso a la historia médica, enterarnos de que ha fallecido. La familia viene a preguntarnos al centro por su evolución y cómo nos enfrentamos a ese momento. Cómo le decimos que ha muerto y que no podrán despedirse ni volver a verle.

– Se diría que hubo un momento en que se produjo una fractura en la que se pasó del aplauso diario a cierta incomprensión.

–Y así lo vivimos nosotros, sobre todo cuando ya estaban más claras las medidas de seguridad en cuanto a mascarilla, lavado de manos, distancia de seguridad y nada de aglomeraciones. Porque al principio las informaciones de las autoridades eran muy confusas para la población. Pero llegó un momento en que sobre este particular las cosas empezaron a estar muy claras, incluso desde la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). Entonces ya llegaron los trajes EPIS para protegernos, gafas, mascarillas FFP2 y otras medidas, que nos llevaban un tiempo ponernos e incluso algunas producían lesiones en la piel. Y nos dolía ver cierta rebeldía, sobre todo en los más jóvenes, como si estuviesen desafiando a la Covid y eso no fuera con ellos, sin ser conscientes de que no solo ellos podían contraer la infección, con más o menos gravedad, sino que eran una gran fuente de contagio para el resto de la familia, amigos y otras personas con las que se relacionaran.

– Han elaborado un protocolo de seguimiento al paciente covid con la Sociedad Española de Medicina Interna (Semi), ¿es así?

– Un aspecto muy relevante que de ningún modo hemos abandonado por la pandemia y que compete a Semergen es todo lo referente a la actividad científica y a la formación continuada. Naturalmente, los congresos, jornadas, seminarios y demás actos presenciales fueron suspendidos. Tuvimos que optar por la vía telemática y el éxito fue de lo más gratificante, pues se inscribieron miles y miles de médicos. Creamos una comisión para que el facultativo continuara su formación. Diseñamos el llamado Semergen Vivo a fin de que los asistentes crecieran curricularmente. Organizamos un Congreso Nacional sobre Covid, una vez que comprobamos las secuelas y complicaciones que deja, que se llama el covid persistente y que ya la OMS considera una enfermedad. Y, claro, el protocolo de seguimiento a este paciente con la SEMI.