Opinión

Incongruencias y falta de rigor científico facilitan la cuarta ola pandémica

Vista del paseo marítimo de Barcelona el pasado fin de semana
Vista del paseo marítimo de Barcelona el pasado fin de semanaAlejandro GarcíaAgencia EFE

Parece mentira que después de más de un año de pandemia de Covid-19 nos olvidemos de las casi 100.000 personas que han fallecido y sigamos asistiendo a la ceremonia de la confusión de nuestros gobernantes: cada día mas incongruencias y tomando decisiones sin tener en cuenta la evidencia y el rigor científico, y muchos de ellos, la gran mayoría, empeñados en que cerrar la hostelería es la solución definitiva al aumento de los nuevos contagios.

El Gobierno nos despertó ayer con la idea de establecer el «toque de queda» a las 20 horas en todo el territorio nacional, es decir, que a las 8 de la tarde, todos en casa. A medida que se fueron despertando y escuchando a sus asesores legales, se dieron cuenta de que para establecer un nuevo horario del «toque de queda» resulta imprescindible modificar el decreto de alarma en el Parlamento, pero insistieron hasta media tarde en que la solución pasa por cerrar a las 20 horas todos los comercios y la hostelería.

«Cerrar no es la solución»; no existe ningún estudio científico que haya demostrado con evidencia la existencia de posibles brotes de contagio en bares y restaurantes, al menos no en todos los que respetan las medidas de prevención. ¿Por qué no se legisla en relación a las medidas de seguridad?: abrir la hostelería respetando el aforo, la ventilación, la distancia física de seguridad, el uso adecuado de las mascarillas, pero también en cuanto a la obligación de utilizar los diferentes medidores de CO2, a la vista de todos los clientes, y los «purificadores de aire con filtros HEPA».

Si son válidos para evitar los contagios en los aviones, ¿por qué no pueden ser válidos para la hostelería?, ¿por qué se puede controlar en los aviones y no en la hostelería y lugares de ocio?, ¿por qué no se hacen estudios científicos en este sentido?

Hoy en día nadie discute que la movilidad es uno de los factores desencadenantes del aumento de contagios, pero seguimos aceptando turistas alemanes y franceses que pueden venir a España sin problema. Las cifras se han cuadriplicado desde las ultimas tres semanas, y sin respetar los controles sanitarios establecidos, mientras que nosotros no podemos salir de nuestra comunidad, una verdadera incongruencia porque las decisiones se toman sin ningún criterio científico, como sucede con nuestros jóvenes universitarios. La evidencia demuestra que ahora el aumento de contagios se da con más frecuencia en núcleos familiares y sobre todo entre nuestros jóvenes.

Llevo más de 40 años dedicado a la docencia universitaria y siempre he defendido y seguiré defendiendo la importancia de la «enseñanza presencial», pero desde febrero he solicitado a nuestra decana y al consejero de Educación que la enseñanza en estos momentos sea «on line» para evitar los posibles contagios de nuestros jóvenes; las aulas son seguras aunque sean lugares de interior gracias a la ventilación y a que siempre respetamos la distancia física y así lo he demostrado en el aula con el medidor de CO2, tan olvidado por nuestros gobernantes.

Pero el riesgo de contagio sigue estando en el transporte público, aunque no se quiera poner el foco en este tema y en las reuniones de nuestros alumnos al salir de clase, sin mascarilla y sin respetar la distancia de seguridad. ¿Hasta cuándo tendremos que seguir asistiendo a estas constantes incongruencias? ¿Cuándo respetarán nuestros gobernantes la evidencia de la ciencia?

Una vez más tendremos que recordar que la vacuna más eficaz contra el coronavirus es la responsabilidad de cada uno de nosotros.

Jesús Sánchez Martos es catedrático de Educación para la Salud. Universidad Complutense de Madrid. @jsanchezmartos