Entrevista

«La misión de la universidad debe ser generar conocimientos»

Agustín Probanza. Vicerrector de Profesorado e Investigación de la Universidad CEU San Pablo

Agustín Probanza, Vicerrector de Profesorado e Investigación de la Universidad CEU San Pablo
Agustín Probanza, Vicerrector de Profesorado e Investigación de la Universidad CEU San PabloUSP.

Las primeras universidades, como Oxford y Bolonia, no eran solo lugares donde atesorar conocimientos, eran también centros de investigación. Y así debe seguir siendo, según Agustín Probanza, que piensa que una universidad en la que el profesor no investiga, «no puede aportar a sus alumnos ese plus de pensamiento crítico». Es más, cree que transmite de una manera distinta a sus estudiantes.

–Se habla mucho de la importancia de la investigación en la universidad. ¿Realmente se enseña a investigar a los alumnos?

–En la formación universitaria hay varias etapas: los grados, en los que se exige un trabajo cuando se terminan, que supone una iniciación a la investigación. Pero también están los másteres, donde se profundiza para el ejercicio de la profesión. Y luego el doctorado, donde se imparte formación a los estudiantes para investigar. Dicho esto, también depende mucho del estilo de la universidad y de cada facultad. En el caso de la Universidad CEU San Pablo, sí que tratamos de formarles durante el grado en rudimentos que van mucho más allá de lo básico en investigación. Por ejemplo, tenemos 40 becas de iniciación para incorporarse a grupos investigadores los dos o tres últimos años de carrera.

–¿En el CEU es necesario acreditar una determinada actividad investigadora para los profesores?

–La CEU San Pablo tienen vocación investigadora. La misión de la universidad es estar en la frontera del saber y transmitir conocimientos, pero también generar otros nuevos. Yo doy clase en primero de Biotecnología y puedo explicar lo que investigo, que no es lo mismo que contar lo que he leído en un libro muy gordo. Un estudiante que tiene profesores investigadores recibe un plus frente al que tiene transmisores de conocimiento.

–¿A mayor investigación de una universidad, mayor reconocimiento? ¿Es un binomio que se da siempre la mano?

–En el contexto actual es así. Si analizamos los ranking de universidades se puede observar que el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Harvard, Oxford y Cambridge suelen estar arriba. En esas se investiga mucho. Es algo que se exige a la universidad y que entiendo que está bien que así se haga.

–¿Por qué influye tanto en la economía de un país? ¿En qué se traduce?

–En que avanzamos como sociedad gracias a que conocemos nuevas cosas. Si a Fleming no se le ocurre mirar los mohos que crecieron en un sandwich no hubiera encontrado la penicilina. A partir de ahí se puede montar una planta farmacéutica que procesa el antibiótico y ese antibiótico, además de generar puestos de trabajo y nuevos recursos, salva vidas. Avanzar en la frontera del conocimiento, investigar y desarrollar nuevas tecnologías revierte en la economía de una sociedad. Si eres el dueño de la tecnología y tienes medios industriales para desarrollarla, generas riqueza y la sociedad avanza económicamente.

–¿Cree que las reformas políticas que se están abordando en el ámbito universitario van orientadas en esa línea?

–Lo que hay es una dicotomía intoxicada entre universidad pública y privada. Hay algunas privadas (no la mía) que no son investigadoras, y en el borrador de Real Decreto del Ministerio de Universidades que ahora hay se contempla una altísima exigencia de investigación. No está mal que se legisle exigiendo este requisito. Eso sí, que el rasero de producción científica y de parámetros que se pidan sean iguales para públicas y privadas por que, al final, esa dicotomía entre ambas es falsa. Cuando una persona va a trabajar no le van a exigir si ha estudiado en una pública o privada, sino que el ejercicio profesional de esa persona se haga de manera impecable.

–¿Cómo está orientada la investigación en la Universidad CEU San Pablo?

–Es un eje principal. Tenemos alrededor de siete millones de euros de fondos activos para este fin. Hay 41 grupos investigadores que reúnen al 61% del profesorado permanente de la universidad. Para el curso que viene están presupuestadas casi un millón y medio de ayudas directas a la investigación.

–¿En este marco, se debe estrechar más la colaboración entre la universidad y la empresa?

–Es fundamental. En investigación siempre se ha hablado de dos ámbitos: la básica y la aplicada. La empresa muchas veces no tiene músculo para desarrollar un I+D en condiciones y estableciendo alianzas con la universidad puede ocurrir que éstas reciban fondos de las empresas y las empresas, a su vez, tengan un retorno cuando lo que salga de esa investigación pueda ser explotado comercialmente.