
Opinión
Emanciparse, esa utopia
Sólo 15 de cada 100 jóvenes de entre 16 y 29 años viven fuera del hogar familiar

Son niños viejunos, enganchados a los videojuegos con treinta años, enredados en la compra del último producto cosmético (baratito) o buscando en internet proteína en polvo. La tasa de emancipación juvenil en España ha alcanzado un mínimo histórico del 14,8% según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, es decir, sólo 15 de cada 100 jóvenes de entre 16 y 29 años viven fuera del hogar familiar.
La gran escritora Ana Iris Simón ("Feria") ha contribuido a desenmascarar el fraude que supone prometer libertad en lugar de hijos, viajes infinitos en vez de agotadores deberes y sexo desenfrenado por monotonía conyugal. Semejante pacto social ha quedado en habitaciones compartidas, sueldos de mil euros y el móvil por única propiedad.
A la edad en que sus padres pagaban hipoteca, criaban hijos y luchaban, estos jóvenes no sudan, pero sufren en silencio. Y no tienen nada de nada. Es una nueva forma de indigencia que no se percibe porque se visten bien y son guapos.
Naturalmente, muchos prefieren quedarse en casa, y no sólo por ese interés espurio que tan bien describía el Papa Francisco cuando aconsejaba a una mujer que no conseguía sacar a a su hijo de casa ni con lejía: "¡Señora, deje de plancharle las camisas!".
Algo tendremos que ver los adultos con estas empresas que no se comprometen con los trabajadores más allá de tres años, esos alquileres de habitaciones con baño compartido, en piso sin salón y esa oferta de óvulos congelados a buen precio, como si la maternidad a los cincuenta fuese suculento negocio.
Los más audaces de nuestros jóvenes emigran y es una sangría de fuerzas e inteligencia. Los que permanecen ven pasarse lentamente el arroz de la época de pelear y construir. Naturalmente, no todos están así, los hay "bien situados" e incluso con varios hijos, pero convendrán conmigo en que es demasiado el margen social afectado por la epidemia de la pubertad eterna y precaria.
Particularmente no entiendo que paguen ni un duro de impuestos cuando son contratados y menos por el salario mínimo. Que sus aportaciones al fisco sean las mismas que un adulto cuando emprenden un negocio ni que carezcan de un parque de viviendas sociales ni ayudas a la familia. ¿Cómo es posible que el país más pobre de Europa -Bulgaria- garantice a las madres dos años de baja laboral y nosotros andemos en pañales, nunca mejor dicho? Este próximo finde habrá Comité Federal del PSOE y Congreso Nacional del PP, es tiempo de pensar para una franja social con un paro del 26,5% frente a la media europea del 13%
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