Salud
Estas son las consecuencias de la falta de sueño en los menores
Un déficit de sueño puede afectar a su desarrollo físico, cognitivo, psicológico y social, tanto en el presente como en el futuro. Aquí unos consejos para cuidar el descanso en la infancia y la adolescencia
Los seres humanos pasamos en torno a un tercio de nuestra vida durmiendo y no es tiempo perdido, pese a lo que se piense. Durante el sueño nuestro organismo lleva a cabo funciones fisiológicas imprescindibles para el equilibrio físico y psíquico del organismo, es decir, que se pone a punto frente a un nuevo día y hace todo lo posible para reparar lo dañado y seguir adelante sin problemas.
Según datos de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), un 30% de los niños y de los adolescentes padecerán alguna alteración relacionada con el sueño a lo largo de su desarrollo y es que, por desgracia, muchos padres no conceden la importancia que merece el sueño en esta etapa de la vida. “Hay que tener presente que si no se tratan van a afectar al desarrollo físico, cognitivo, psicológico y social, tanto en el presente como en el futuro; aparte de que su presencia puede exacerbar otros problemas que el niño o adolescente tenga de base”, mantiene.
El doctor Gonzalo Pin Arboledas, jefe de Pediatría y de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia, es referente a nivel nacional en materia de sueño infantil y adolescente. Diferencia concretamente dos situaciones: un déficit agudo de corta duración del sueño; o un déficit crónico y mantenido.
“Cuando es algo agudo, las consecuencias son como en los adultos, dificultad para mantener la concentración, una mayor posibilidad de accidentes, mayor irritabilidad, pérdida de control de impulsos, o una peor capacidad de aprendizaje”, detalla el especialista.
Si esto se mantiene en el tiempo, que es lo más frecuente, este experto de Quirónsalud Valencia dice que se pasa ya a otras consecuencias más metabólicas, como es una mayor tendencia a la obesidad o a la diabetes, así como alteraciones de la tensión arterial.
Desde la SEMA apostillan que un déficit crónico de sueño puede provocar muchos problemas, desde somnolencia diurna patológica, hasta accidentes de tráfico y de todo tipo, falta de atención, hiperactividad, fracaso escolar, depresión, alteración del comportamiento, alteraciones en la esfera endocrina como obesidad o diabetes, así como hipertensión, aumento del riesgo cardiovascular y alteraciones inmunológicas, entre otras.
Posibles causas de los déficit de sueño en esta etapa
A juicio del doctor Pin, lo más frecuente es que los niños tengan problemas con el sueño porque no se respetan los ritmos del sueño, sus necesidades horarias. “No tenemos un concepto de sueño como un hábito de vida saludable, como sí lo tenemos sobre la actividad física o la nutrición. De tal manera que más del 60% de la varianza de cómo duerme un niño depende más del ambiente que le rodea que de su constitución biológica”, agrega.
Ya en la adolescencia, la Asociación Española de Pediatría explica que en esta etapa se producen cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales, que también afectan al patrón de sueño. “Se produce, por ejemplo, un retraso normal del inicio del sueño y se necesita dormir más que durante los años anteriores. El objetivo es sensibilizar al adolescente de la importancia que tiene dormir bien y suficiente. Unos buenos hábitos de sueño aseguran un correcto desarrollo físico y mental. También es importante explicarles que la utilización de móviles, tabletas u ordenadores en el dormitorio dificultan la conciliación del sueño. Los padres deben dar ejemplo de buenos hábitos de higiene del sueño”, añade.
Consejos para que los menores duerman mejor
Con todo ello, el doctor Pin Arboledas, referente nacional en materia de sueño en la infancia y jefe de Pediatría y de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia, aporta una serie de consejos para mejorar el descanso y prevenir los déficit de sueño durante la infancia y la adolescencia:
1.- El primer paso es transmitir el conocimiento y explicar al adolescente cuáles son las necesidades de sueño, así como las consecuencias del déficit del sueño. Saber que en la adolescencia es algo normal y transitorio esa dificultad para conciliar el sueño.
2. Cuidar el ambiente y mejorar el manejo de la tecnología. La tecnología no es buena ni mala. Es mala cuando no sabemos utilizarla. Si la empleamos de la hora de dormir o por la noche nos dificultará el sueño. Evitar, por lo menos, las actividades que mantienen alerta (videojuegos, móvil) una hora antes de dormir. Las pantallas luminosas del móvil, de la televisión o de la tableta dificultan la conciliación del sueño y disminuyen su profundidad. Lo mejor es mantenerlos fuera del dormitorio cuando se vaya a dormir y leer es un buen hábito antes de dormir.
3.- Disminuir la actividad sedentaria, que vaya al instituto andando y favorecer la actividad física diaria porque cada vez nuestros adolescentes son o bien excesivamente deportistas, o bien excesivamente sedentarios. Hacer ejercicio de forma regular ayudará a conciliar el sueño nocturno, aunque no es recomendable en las horas previas de irse a la cama.
4.- Si se duerme siesta, debe ser corta (30-45 minutos) y a primera hora de la tarde.
5.- Mejorar el desayuno especialmente.
6.- Evitar tomar bebidas estimulantes o chocolate, sobre todo por la tarde y noche, así como el tabaco o el alcohol y otras drogas, también estimulantes, porque pueden aumentar la ansiedad o por ejemplo causar insomnio.
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