Sanidad

El «destape» (de las mascarillas) llega por fin a España

El Gobierno elimina el martes la mascarilla en exteriores pero en Europa ya habían comenzado hace tiempo. «Era absurdo», dicen los expertos

Una mascarilla tirada en el suelo entre hojas en el Parque del Retiro.
Una mascarilla tirada en el suelo entre hojas en el Parque del Retiro.Jesús G. FeriaLa Razón

El uso de la mascarilla en exteriores sigue generando debate. Y no solo a nivel político, sino en la calle y en el seno de la comunidad científica. «No entiendo cómo me podían obligar a llevarla en la calle, pero al entrar en un restaurante me la podía quitar. ¿No es más sencillo contagiarse en un lugar cerrado que al aire libre? Lo veo todo un sinsentido», explica Sheila González a la salida de la peluquería en la que trabaja. Su compañera Leticia no está de acuerdo. Según esta profesional de la estética «es mejor llevarla puesta en todos los sitios». «No molesta y ya nos hemos acostumbrado a ella. Si no nos obligaran, la mayoría de la gente no se la pondría nunca». Aunque el pasado martes el Congreso revalidó el real decreto que regula su uso, y por tanto, la prolongación de su uso en todo momento, en la reunión que mantuvo al día siguiente la ministra de Sanidad, Carolina Darias, con los consejeros autonómicos, abrió la mano a un debate futuro sobre la «modulación» de su uso. Finalmente ayer, Darias informó de que el Consejo de Ministros del próximo martes aprobará el real decreto que eliminará la obligación, pasando así de la prohibición a su retirada en menos de 72 horas.

Aun así, los expertos en Salud Pública tampoco alcanzan el consenso sobre la idoneidad de su uso. «Es una medida inútil, estética que, en su momento, cuando se implantó en diciembre, se hizo para hacer ver a la gente que era necesario porque la pandemia seguía presente y había que protegerse porque, además, Ómicron es muy contagiosa. Pero lo cierto es que en exteriores no sirve de nada, las posibilidades de contagio en la calle son, como mínimo, 20 veces menor que en un interior», asegura Joan Carles March Cerdá, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.

Riesgo de contagio

Es más, apunta a un estudio de Harvard donde se demuestra que, si seis personas pasan tres horas sin mascarilla, y mantienen la distancia de seguridad de 1,5 metros entre ellos, el riesgo de contagio es menor de 1%. «En ese mismo estudio se decía que hay veinte veces más riesgo de contagio en interiores que en exteriores», añade. «Si yo hubiera estado en el Gobierno, en esta ocasión habría recomendado la prolongación de la medida, pero no porque crea que es útil, sino por coherencia con la decisión anterior. Es decir, no puedes diciendo a la población que un mes se ponga la mascarilla y el otro se la quite. No había justificación antes y tampoco ahora».

De la opinión contraria es Daniel López Acuña, miembro de la OMS desde 1986 y director de Acciones de Salud en la OMS: «Pienso que el prolongar el uso de la mascarilla en exteriores era una decisión acertada y positiva. Tenemos una incidencia muy elevada con una variante muy contagiosa circulando. Tres de cada 100 personas son infectantes o contagiosas. Es más, este experto, añade que, si la mascarilla puede ser Fpp2, mucho mejor. Para López acuña, «todavía existe un elevado número de personas sin pauta completa o que son asintomáticos. Es un momento para la cautela». Afirmación que no comparte Joan Carles March Cerdá, quien asegura que esta medida lo que hace es «generar más fatiga mental a una sociedad ya muy afectada por dos años de pandemia, los efectos son totalmente negativos y contraproducentes», sentencia.

En Europa

A pesar de las opiniones de los científicos, España ha sido uno de los últimos Estados de la UE en decretar el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores. El país que ha ido más lejos ha sido Dinamarca que se ha convertido en el pionero en cesar todas las medidas de contención del virus, al considerar que la variante ómicron no supone un peligro para la población.

Otros países están siendo más comedidos a la hora de volver a la normalidad, pero sí han decidido, antes que España, terminar con las mascarillas en el exterior. En Italia, el Gobierno aprobó esta disposición a partir del 11 de febrero y en Francia la obligación de llevar mascarillas dejó de estar en vigor el pasado miércoles. Además, el ministro de Sanidad galo incluso está sopesando terminar con los cubrebocas en interiores esta primavera si continúa durante las próximas semanas el descenso de casos.

En el Reino Unido las mascarillas tan sólo son opcionales tanto en interiores como en exteriores desde el pasado 27 de enero y en Portugal, Andorra, Polonia y Hungría también se puede pasear libremente por las calles sin cubrebocas, aunque es obligatoria en espacios cerrados. En Austria, el primer país europeo en poner en marcha un nuevo confinamiento para luchar contra la variante ómicron, se mantiene la obligación de llevar mascarilla Fpp2 en interiores y en el trasporte público. En el exterior, tan sólo cuándo no sea posible respetar la distancia de seguridad.

En Alemania, los estados federados tienen potestad para legislar sobre las restricciones para frenar el virus. En el país se obliga a utilizar los cubrebocas siempre y cuando no pueda respetarse la distancia de preceptiva y a mediados de enero comenzó a exigirse que las mascarillas utilizadas en el transporte público fueran Fpp2 ya que se considera su protección mayor que las quirúrgicas.

En Bélgica el fin de las mascarillas en los exteriores se decretó en el mes de junio de 2021, salvo en zonas muy concurridas como mercadillos y zonas comerciales. A pesar de esto, el avance de la variante ómicron hizo que las autoridades impusieran el pasado mes de diciembre las mascarillas a partir de los 6 años en interiores, con el objetivo sobre todo de frenar los contagios en los colegios.