Opinión
Animales de compañía, un privilegio
En España hay más de veintinueve millones de animales de compañía. Por delante los perros. Después, en este orden, gatos, peces, pájaros, reptiles y pequeños mamíferos. De todos he tenido yo y a todos recuerdo. Mi gata, encontrada en un campo de Castilla, tenía mal carácter y me iba tirando al suelo los folios que yo escribía a mano entonces. Sin embargo, jamás me bufó y me regaló una camada preciosa del amor con un gato de la actriz Nuria Gallardo.
De todos, sin duda, los perros han sido mi anillo al dedo. La última, que a mi lado reposa, es compañerita maestra, me ha enseñado lo que se pueden llegar a amar dos seres vivos, da igual la especie. Once años va a cumplir y temo más su muerte que la mía. Y que conste que tengo otros amores humanos bien arraigados.
El viernes el consejo de ministros dio luz verde al proyecto de derechos y bienestar de los animales que recoge, entre otras medidas, el «sacrificio cero» la prohibición de cría por parte de particulares y la venta de ejemplares en tiendas. Las palizas y los golpes tendrán multas de hasta seiscientos mil euros. También se inhabilitará a los maltratadores y abandonadores. Habrá que hacer un curso, un seguro y algún tramite más.
Todo esto está bien y es de cordura tardía. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no tienen dinero para tanto gasto? ¿Qué pasará con las personas sin hogar o en soledad no deseada? Y que son un número escalofriante. Pues que para muchos será imposible tener un animalito de compañía.
El negocio con las mascotas no es solamente de criadores y traficantes. A un peludo, aparte de darle amor, hay que alimentarlo bien, ponerle sus vacunas y tratamientos veterinarios con fármacos carísimos, pagar sus viajes y seguros...
En este asunto tienen que cambiar las normas urgentemente. Tener un perro no puede ser otro privilegio de los acomodados.
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