Secuelas

Estos son los 5 pasos que debes seguir para limpiar tu hogar y tu vehículo después de la calima

La enorme nube naranja procedente del Sahara ha dejado tras de sí una película de polvo en todos los espacios exteriores, y retirarla no va a ser nada fácil

Imagen de la Alcazaba de Almería con el cielo cubierto con la intensa calima debido al polvo procedente del desierto del Sáhara que ha penetrado en la Península y Baleares | Fuente: EFE/Carlos Barba
Imagen de la Alcazaba de Almería con el cielo cubierto con la intensa calima debido al polvo procedente del desierto del Sáhara que ha penetrado en la Península y Baleares | Fuente: EFE/Carlos BarbaCarlos BarbaAgencia EFE

La calima que se ha extendido por nuestras calles estos días, ha dejado tras de sí un manto de tierra que va a ser bastante difícil de retirar. Y en el caso de aquellos puntos del país donde también ha caído la borrasca Celia, la cosa se ha puesto un poco más complicada todavía, porque se ha cubierto todo de barro, tanto los coches y las calles, como las terrazas, las ventanas y los jardines.

Un operario utiliza agua a presión para limpiar uno de los leones del Congreso, este martes | Fuente: EFE/ Chema Moya
Un operario utiliza agua a presión para limpiar uno de los leones del Congreso, este martes | Fuente: EFE/ Chema MoyaChema MoyaAgencia EFE

Si quieres que todas estas superficies se queden como si nada hubiese pasado, presta atención a estas recomendaciones:

1. Una precaución previa

La primera recomendación tiene que ver con la salud. La nube naranja procedente del Sahara está formada de pequeñísimos granos de polvo, que podrían llegar a causar problemas respiratorios; por lo que siempre conviene que nos protejamos y que evitemos respirarlo. Lo mejor que podemos hacer, entonces, es aprovechar la infinidad de mascarillas a estrenar que hemos ido almacenando en nuestra casa después de dos años de coronavirus, para prepararnos para levantar polvo sin tener que preocuparnos.

2. Limpiar las ventanas

Evidentemente, la calima no ha afectado a las superficies que no estaban expuestas a ellas, por lo que el interior de nuestro hogar no debería tener más que la poca cantidad de arena que hayamos podido introducir con nuestro calzado. Y para retirarla, bastará con la escoba. Ahora bien, el exterior de nuestra casa, en cambio, sí que se habrá visto afectado; y es algo que se hará especialmente evidente en las ventanas.

Efectos de la calima en los coches
Efectos de la calima en los cochesEUROPA PRESSEUROPA PRESS

Para retirar la película de polvo y barro que se ha quedado pegada a los cristales, la mejor opción es utilizar un pequeño trapo de microfibras empapado en agua caliente y amoniaco para quitarlo. Comenzaremos desde arriba e iremos bajando. Pero recuerda, es posible que necesites volver a enjuagar el trapo anti-arañazos.

3. La terraza y la entrada

Uno de los problemas más frecuentes después de una calima tan densa como esta, es retirar todo el polvo que haya podido quedar en los objetos decorativos que tengamos en la calle, como las macetas, por ejemplo. Es un trabajo minucioso, pero que podemos terminarlo en un ratito si nos ponemos a ello. En la gran mayoría de los casos bastará con un trapo seco, pero si se ha formado barro -posiblemente- la mejor opción será mojarlo un poco.

Otro problema será limpiar el suelo. Para hacerlo, lo que no es recomendable es utilizar un aspirador. Cuando la cantidad de arena es tan grande como en este caso, las probabilidades de que colapsemos el filtro del aparato son prácticamente todas. Por eso, la mejor opción será echar mano de la escoba y de la fregona. Si es posible que el grueso de la tierra se retire únicamente con la escoba, la labor será bastante más sencilla. Pero si no es el caso, deberemos dar un par de pasadas con la fregona, cambiando el agua -al menos- una vez.

Limpiadoras en el Patio de Los Leones de la Alhambra de Granada | Fuente: EFE/ Pepe Torres.
Limpiadoras en el Patio de Los Leones de la Alhambra de Granada | Fuente: EFE/ Pepe Torres.·PEPETORRESAgencia EFE

4. Jardín

La superficie de un jardín puede ser demasiado grande como para que nos convenga preocuparnos por ella... aunque depende del tamaño del jardín, claro. Y si la arena ha caído sobre la vegetación, es posible que sea más beneficioso dejarla donde está, porque su composición será un gran aporte mineral que enriquecerá el suelo y hará las veces de fertilizante. Sin embargo, si ha caído sobre el asfalto o sobre los azulejos que podamos tener en el jardín, lo recomendable es no darle demasiada importancia y limpiar únicamente aquellas partes que vayamos a utilizar en los próximos días, porque pisar sobre ellas hará que -irremediablemente- metamos arena en casa. Y si después de unos días, el barro o la arena persiste, la retiraremos con una sopladora o con una pistola de agua a presión.

5. Vehículos

Los principales afectados por la calima van a ser los coches. Porque el polvo del desierto no se habrá quedado únicamente en la superficie. Si nos hemos visto obligados a encender el coche y a circular con él durante estos días, sería conveniente que revisásemos los filtros del aire, tanto los del motor como los del vehículo; porque ha podido entrar en el circuito una cantidad considerable de arena que podría llegar a impedir el correcto funcionamiento del vehículo.

Colas en una gasolinera de Alcalá de Henares este jueves para lavar vehículos cubiertos por el polvo sahariano de la calima registrada en los últimos días | Fuente: EFE/Fernando Villar
Colas en una gasolinera de Alcalá de Henares este jueves para lavar vehículos cubiertos por el polvo sahariano de la calima registrada en los últimos días | Fuente: EFE/Fernando VillarFERNANDO VILLAR

Para limpiar la carrocería y los cristales del coche, comenzaremos rociándolo de arriba abajo con una manguera, de forma que caiga la mayoría de la arena arrastrada por el agua. Y después, bastará con pasar la esponja para limpieza de carrocerías con agua y jabón; y un trapo de microfibras para los cristales y los retrovisores. Debemos prestar más atención -eso sí- a los recovecos susceptibles de haberse llenado de tierra, como a las escobillas o a las gomas.