Salud
Cambio de hora: cómo nos afecta, cómo adaptarse y qué riesgos para la salud tendría su eliminación
Esta próxima madrugada habrá que adelantar el reloj, dormiremos una hora menos pero habrá una hora más de sol
Este fin de semana los españoles dormirán una hora menos pero a cambio tendrán una hora más de sol por la tarde, un momento muy esperado por muchos, cansados de que los días sean tan cortos. La madrugada del domingo 27 de marzo se producirá el cambio de horario de verano, el primero de este 2022 y habrá que adelantar los relojes -los que no lo hacen solos, que son la mayoría- una hora: a las 2h serán las 3h.
¿Sirve para algo?
Durante los últimos años se ha debatido mucho sobre la idoneidad de la medida y han sido muchas las voces que han reclamado la supresión de los cambios de hora porque no representaba realmente una mejora sustancial. Según la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, “no hay pruebas de que exista una relación directa entre cambio de hora y ahorro energético”.
En Estados Unidos, por ejemplo, acaban de decidir su supresión mediante la ley conocida como Sunshine Protection Act y que entrará en vigor en noviembre de 2023 si obtiene el respaldo de la Cámara de Representantes. Uno de los mayores defensores e impulsor de la medida, el senador republicano Marco Rubio, calificó de “estupidez” el cambio de hora y reivindicó que el horario de verano permite “pasar más tiempo al aire libre durante las tardes”, porque hay más luz solar. Además sostiene que se reduce la criminalidad.
Pero en Europa la situación es distinta. El Parlamento Europeo ratificó una propuesta de la Comisión Europea para eliminar los cambios de hora en toda la UE en 2018 y establecía un plazo de dos años para que cada país decidiera cuál era el horario que se adaptaba a su realidad socioeconómica.
Pero a la hora de tomar una decisión conjunta no se pusieron de acuerdo, por lo que la Directiva Europea 2000/84/CE sigue siendo la que marca el proceder sin excepción, en todos los estados miembros de la Unión Europea. El cambio es obligatorio y siempre se produce en las mismas fechas y horas en el conjunto de la UE, de modo que no existe la posibilidad de que un Estado miembro no aplique este cambio de hora.
¿Se va a eliminar el cambio de hora?
En España también se debatió sobre la idoneidad de la medida. El Gobierno de Pedro Sánchez llegó incluso a convocar a un grupo de expertos para que analizara la situación pero no se llegó a ninguna conclusión.
De hecho, hace unos días, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el “calendario del periodo de la hora de verano correspondiente a los años 2022 a 2026″. El cambio de hora que marcará el final del horario de verano en este ejercicio se producirá el 30 de octubre en el que a las 3 horas de la madrugada se retrasará el reloj una hora. Según esta norma, los próximos cambios de hora seguirán produciéndose en domingo y serán el 27 de marzo y 30 de octubre (2022), 26 de marzo y 29 de octubre (2023), 31 de marzo y 27 de octubre (2024), 30 de marzo y 26 de octubre (2025) y 29 de marzo y 25 de octubre (2026).
¿Cómo nos afectaría la supresión de cambio de hora?
Un estudio realizado por el profesor José María Martín-Olalla, de la Universidad de Sevilla, ha analizado de forma retrospectiva y desde el punto de vista fisiológico las posibles consecuencias de anular el horario de verano y concluye que el mantenimiento de la misma hora durante los doce meses podría provocar un aumento de la actividad humana durante la madrugada en los meses de invierno, con las potenciales repercusiones en la salud humana que ello conllevaría.
Martín-Olalla ha realizado una comparación del ritmo diario de trabajo y del ritmo diario de sueño/vigilia en el Reino Unido y Alemania. Ambos países comparten una latitud y un nivel de vida similares. En el Reino Unido, el horario de verano está en vigor desde 1918 mientras Alemania no aplicó el horario de verano entre el final de la Segunda Guerra Mundial y 1980.
Según el estudio, publicado en la revista ‘Chronobiology International’, la comparación muestra que Alemania comienza su día con media hora de adelanto respecto al Reino Unido. Lo más destacado es que, en el Reino Unido, el inicio de la actividad se alinea exactamente con la hora de salida del sol de invierno, mientras que en Alemania se observa más actividad humana antes de esa hora.
Martín-Olalla explica que, entre otros factores sociales y preferencias, la práctica continuada del horario de verano en el Reino Unido ha contribuido a mantener esta alineación, que es óptima desde el punto de vista cronológico.
En Alemania, la ausencia del horario de verano durante 30 años contribuyó a adelantar la actividad humana, ya que su amanecer de verano era una hora más temprano que en el Reino Unido, aparentemente. En invierno, este comienzo más temprano del día propició la actividad humana en las primeras horas de la mañana y ha persistido gracias al creciente uso de la luz artificial.
Este factor debe tenerse en cuenta en el balance de riesgos del horario de verano estacional. Mientras que los británicos se han visto expuestos a un cambio de hora y sus riesgos asociados dos días al año, los alemanes se han enfrentado a iniciar su actividad diaria en las horas oscuras de la mañana durante tres meses al año, con los riesgos que ello conlleva.
Los mismos resultados se encontraron cuando se compararon los ritmos diarios estadounidenses con los alemanes. Las principales ciudades de Estados Unidos también practicaban el horario de verano desde principios del siglo XX.
Extrapolado a nuestra época, el investigador de la Universidad de Sevilla sostiene que, si se utilizara el horario de invierno durante todo el año, más sectores de la población volverían a estar dispuestos a empezar a trabajar antes en primavera-verano: si el amanecer parece llegar antes, más gente estará dispuesta a ir a trabajar antes. Si esta preferencia persistiera, conduciría a un aumento de la actividad matutina en invierno, lo que no es óptimo desde el punto de vista fisiológico.
El autor del estudio señala finalmente que, en latitudes intermedias, ninguna alternativa está exenta de los riesgos que las estaciones inducen en las sociedades modernas cuya vida social se rige por los horarios, y que el horario de verano es eficaz para alinear el inicio de la jornada laboral con la salida del sol, regulando la actividad humana en función de las estaciones de forma similar a tiempos pasados.
¿Cómo afecta al organismo el horario de verano?
Haya cambio o no, lo cierto es que el cambio de hora afecta al organismo, que tarda un tiempo en adaptarse. es cierto que a nivel psicológico influye de manera positiva a medio plazo por la existencia de más horas de luz, que permiten disfrutar más del día pero a nivel biológico la cosa cambia e influye en el ciclo del sueño, en la vitalidad, la concentración, la frescura mental e incluso en el hambre. No son pocos los españoles que durante los primeros días del cambio de horario de invierno sufren un golpe anímico al reducirse las horas de luz en invierno, que se reducen aun más con el retraso del reloj con el cambio de hora.
Se han realizado muchos estudios acerca de cómo el hecho de adelantar una hora los relojes el último fin de semana de marzo puede afectar al organismo, aunque ninguno de ellos aporta resultados concluyentes sobre las consecuencias de un cambio brusco de horario tiene sobre los ritmos circadianos.
Lo que sí es un hecho comprobado desde una perspectiva fisiológica es que el efecto más inmediato del cambio de hora es una alteración en la secreción de melatonina, una hormona que actúa regulando los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar: a más luz se produce menos melatonina, por lo que la función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de forma más tardía.
A ello hay que añadir que el horario de trabajo sigue siendo el mismo, por lo que en realidad, desde la perspectiva del reloj biológico, nos levantamos una hora antes de lo habitual, rompiendo la rutina del sueño, de modo que no se descanse lo necesario. Es un efecto similar al que se produce con el jet-lag cuando se viaja en avión a un país con un uso horario diferente.
Esta desregulación en la secreción de melatonina es suficiente para que el organismo se resienta y aparezca el cansancio, la fatiga e incluso la irritabilidad de las personas. A quienes más afecta el cambio horario es a los niños y las personas mayores, ya que tienen una mayor sensibilidad ante estos cambios hormonales. Pero en cualquiera de los casos el organismo se recupera rápidamente y se adapta rápidamente, en apenas tres días, al cambio de hora regulando nuevamente los ritmos circadianos.
Los síntomas más habituales por el cambio de hora son el cansancio, la somnolencia, falta de concentración, irritabilidad, dolor de cabeza, falta de apetito e, incluso, desorientación. Por otro lado, los síntomas en patologías neurológicas como la migraña o la epilepsia también pueden verse agravados por estos cambios.
Otros efectos
Pese a los muchos estudios realizados en relación al cambio horario y sus efectos en el organismo humano, hay algunas cuestiones que aún se encuentran entre interrogantes, dado que los datos son meramente estadísticos y no se ha podido establecer una relación causa-efecto, según explica Sanitas.
Así, por ejemplo, alguno de estos estudios pone sobre la mesa la posibilidad de que el cambio de hora que se realiza en primavera con un ligero aumento de los infartos de miocardio en los días inmediatamente posteriores, mientras que se reduce con la restitución del horario normal que se produce en otoño.
Otro tanto parece ocurrir con el índice de suicidios y el número de accidentes de tráfico: más en los tres días posteriores al cambio horario primaveral y menos en el otoñal. Sin embargo, son planteamientos no generalizables y que, en todo caso, deberían ser circunscritos a personas muy sensibles.
Consejos para adaptarse al cambio
Generalmente, los efectos suelen pasar en pocos días (entre 3 y cinco) pero para ayudar a la adaptación al nuevo horario se pueden seguir una serie de medidas como las que propone la oficina de farmacia: Modificar la hora de las comidas y el descanso unos días antes del cambio, establecer una rutina de sueño, con horarios fijos para acostarse y despertarse una vez se haya cambiado la hora. Evitar bebidas excitantes, como el café o el alcohol antes de acostarse. Evitar realizar ejercicio a última hora del día, ya que esto activa nuestro metabolismo. Evitar comidas abundantes para cenar. De este modo, la digestión será mucho más fácil. Evitar las luces antes de dormir, sobre todo la de móviles, ordenadores, tabletas o televisiones. No dormir siesta hasta que el cuerpo se habitúe al cambio de horario.
Ventajas del horario de verano
A pesar de los desequilibrios, el horario de verano supone muchas ventajas: Permite las actividades recreativas al aire libre y hay más horas de luz para poder hacer deporte o estar fuera de casa. Esto conlleva también un mayor aporte de vitamina D. Y, cómo no, ahorro de energía. al haber más horas de luz, se reduce el consumo eléctrico y hay menos contaminación ambiental.
✕
Accede a tu cuenta para comentar