Ensayos clínicos

Convertirse en «cobaya» para vencer el cáncer

Juan decidió participar en un ensayo clínico cuando el tratamiento contra su linfoma estaba en un callejón sin salida. ¿Miedo? «Sí, pero si funciona será bueno para otros en mi situación»

Juan Pulido, de 62 años, durante la sesión del ensayo clínico en el que participa en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, junto a su médico, Joaquín Martínez López
Juan Pulido, de 62 años, durante la sesión del ensayo clínico en el que participa en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, junto a su médico, Joaquín Martínez LópezGonzalo Pérez MataLa Razón

Juan Pulido espera paciente en una de las salas de la Unidad CRIS de Ensayos Clínicos en Fase Temprana (HUNET) del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Ha llegado temprano. Tiene por delante cuatro horas conectado a una máquina que le dispensa una medicación intravenosa que está siendo testada por primera vez en humanos. Habla de ello con serenidad y reconoce que, al principio, cuando aceptó convertirse en «cobaya» de este nuevo tratamiento médico«me asaltaron las dudas y un cierto temor, pero no perdía nada y además, si funciona puede ser una esperanza no solo para mí sino para muchas otras personas en mi situación».

A Juan le diagnosticaron en diciembre de 2020 un linfoma y después de un año en tratamiento y varias sesiones de quimio «aquello no mejoraba, así que me plantearon la opción de participar en un ensayo clínico». A este madrileño de 65 años, librero de profesión (ya jubilado por la enfermedad) y amante del deporte, lo que más reparo le generaba era «ese miedo a lo desconocido», pero ahora, asegura que esta medicación la lleva mucho mejor que la quimioterapia.

Él forma parte de los 130 ensayos clínicos que tienen activos en la unidad de hematología del Hospital 12 de Octubre, la «número 1» en este tipo de estudios que se realizan en Madrid. Y es que este centro sanitario es puntero en ensayos clínicos, reforzando así la tendencia positiva de España respecto a la investigación médica en el mundo. Es más, tan solo Estados Unidos supera en número de ensayos clínicos a España.

A Juan le acompaña Joaquín Martínez López, médico el jefe de servicio de hematología y responsable de la HUNET. Le explica a su doctor lo bien que le está sentando este tratamiento experimental mientras Martínez le consulta sobre alguna reacción o toxicidad que haya notado en este tiempo. El paciente comenzó con la medicación en enero. «Los tres primeros meses venía una vez a la semana a darme el tratamiento. Ahora, cada 15 días y así hasta cumplir el año. Luego ya entraré en una fase de seguimiento para hacerme pruebas y revisiones. El ensayo completo dura seis años», relata.

«Cuando ves que el tratamiento inicial que te han puesto no funciona, hay que salir de esa situación como sea, no iba a quedarme quieto. Además, el poder contribuir a la ciencia es algo que deberíamos de hacer todos. Es quizá un deber por el bien de toda la sociedad», apunta el madrileño, que dice que ahora ha podido volver a correr, un deporte que le apasiona, «eso sí, no al nivel de antes. Hay que adaptarse a lo que nos toca».

Juan Pulido habla con Joaquín Martínez López, médico el jefe de servicio de hematología y responsable de la HUNET del Hospital 12 de Octubre
Juan Pulido habla con Joaquín Martínez López, médico el jefe de servicio de hematología y responsable de la HUNET del Hospital 12 de OctubreGonzalo Pérez MataLa Razón

Su familia le apoyó en todo momento, «incluso un familiar que es biólogo me recomendó que no lo dudara. Él revisó conmigo las condiciones del consentimiento informado». Su médico le escucha atento. Para él, como investigador, resulta vital que personas como Juan participen en los ensayos clínicos y reconoce que «el altruismo de los españoles es sobresaliente en relación con el que se ve en otros países».

De hecho, este experto apunta a que España es líder en ensayos por tres motivos: «El primero, por la generosidad de los españoles para someterse a estas investigaciones; en segundo, por el buen sistema sanitario que tenemos y, en tercer lugar, porque aquí resulta más baratos que en otros países». Un solo ensayo clínico en España supera el millón de euros, mientras que en Estados Unidos, por ejemplo, esta cifra se multiplica por cinco.

¿Altruismo o negocio?

La unidad de ensayos clínicos que dirige Martínez está en funcionamiento desde 2013 y pudo abrirse gracias al apoyo de la Fundación CRIS contra el cáncer. Tan solo el año pasado incluyeron a más de 150 personas en sus investigaciones. Allí trabajan a diario cinco enfermeras, doce «manager data» que se encargan de gestionar todos los datos derivados de la estudio, y más de 10 hematólogos investigadores.

«Recientemente hemos hecho un estudio reciente con unos 400 pacientes que hemos incluido en ensayos de fase 1 y 2, y hemos visto que los tratamientos son poco tóxicos y la supervivencia es prolongada. En nuestra unidad, los ensayos se hacen con enfermos sin opciones terapéuticas y multirrefractarios. Lo que se ha confirmado con este estudio, es que gracias a estos ensayos la supervivencia es de más de dos años en enfermos que tenían una esperanza de vida de seis meses», asevera el médico.

En el mundo de los ensayos clínicos hay quienes llegan como voluntarios debido su enfermedad y un callejón sin salida a nivel clínico, pero también hay personas que lo hacen como modo de «financiación», es decir, ciudadanos sanos que se enteran de estas investigaciones llevadas a cabo por farmacéuticos y optan por someterse a tratamientos experimentales por los que pueden recibir entre los 400 y los 3.500 euros.

«Nosotros solo trabajamos con personas enfermas, pero si hay gente sana que quiere prestarse a participar en ensayos me parece muy bien», apunta Martínez. Según él, estos procesos son muy costosos, pero son las farmacéuticas las que corren con los gastos. «Aportan un beneficio plus. Aunque es un tema controvertido e incluso hay sanitarios que no están a favor de los ensayos, a la larga supone un ahorro en el coste de fármacos para el sistema sanitario, porque todos son gratis los que usamos en el ensayo y muy caros los que dejamos de usar. Si lo utilizáramos mejor sería más positivo aún», puntualiza.

Tan solo un 10% de los ensayos que llegan a fase uno terminan aprobándose e incluyéndose como tratamientos testados y el tiempo de duración desde que comienza a probarse en humanos hasta un final exitoso puede ser de diez años: «Es un trabajo largo y complejo y hay que explicar, tal y como se hace con todos los pacientes, de que los voluntarios se someten a un riesgo ya que se están utilizando fármacos sin experiencia en el cuerpo humano», asevera el experto.

Objetivo: el cáncer

Según el Registro Español de Estudios Clínicos (REEC), que coordina la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), el año 2021 cerró con cerca de un millar de nuevos ensayos clínicos activos, concretamente 997. De ellos, cuatro de cada diez estaban dirigidos a algún tipo de cáncer y un 5,6% a la covid. Un dato relevante también es que el 80 % de estos estudios están promovidos por compañías farmacéuticas.

«Somos muy fuertes en materia de ensayos clínicos. Es más, después de EE UU somos los que mas enfermos reclutamos para la investigación y debemos aprovecharlo porque es, en primer lugar, un beneficio para los enfermos y la salud de la ciudadanía, pero también un polo de atracción de dinero», detalla Martínez, que es experto en mieloma múltiple.

Gracias a estos años de trabajo, él puede presumir junto a su equipo de haber desarrollado terapias con medicación probada en sus ensayos que ya está siendo utilizada en varios pacientes, principalmente aquellas enfocadas en las células CAR-T modificadas genéticamente así como en inmunoterapias avanzadas.

Quizá, el ensayo en el que participa ahora Juan se convierta también en unos años en un tratamiento directo para enfermemos en su misma situación. Pero, ¿todos los pacientes aceptan tan rápido como lo hizo este madrileño? «Hay de todo. Cuando se lo propones, al principio, se quedan un poco en shock, pero la mayoría acepta. Yo creo que el 90% de los enfermos a los que se les propone dan su visto bueno. Eso sí, como es lógico te hacen muchas preguntas sobre posibles toxicidades, es normal. Aquí les informamos y les explicamos todo con detalle», afirma el médico.

Mientras Juan apura su última hora en el hospital piensa ya en que baje el calor en la capital, para poder ir a darse una carrera. «Hay que seguir viviendo», dice.