Solo dos de cada diez jóvenes confían en el Gobierno

Los jóvenes españoles no creen en la política, en general, y en la Moncloa, en particular. No lo dice el Centro de Investigaciones Sociológicas. Lo desvela el informe Jóvenes en Iberoamérica 2021 realizado por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica promovido por la Fundación SM, a partir de 13.500 entrevistados de entre 15 y 29 años en nueve países de un lado y otro del Atlántico.

Preguntados por las instituciones en las que confían bastante o mucho, solo uno de cada diez (13%) dice hacerlo en los políticos y únicamente el 23% muestra confianza tanto hacia el Gobierno como al Congreso. Tampoco sale bien parada la Iglesia, que solo cuenta con el apoyo del 17% de los encuestados. Tan solo logran el respaldo de la juventud, las Fuerzas Armadas y la Policía, con un 58% de respaldo.

A la luz de los datos, Juan María González-Anleo, uno de los autores del informe, alerta de la «gran desconfianza que reflejan hacia las instituciones democráticas». Es más, el sociólogo se pregunta «hasta qué punto están consolidadas las democracias occidentales» teniendo en cuenta el escepticismo reflejado por los votantes más noveles.

La visibilización de este desapego juvenil a las instituciones tiene lugar mientras sus señorías se enzarzan en el Debate sobre el Estado para la nación. De hecho, el 36% de los consultados por los investigadores de la Fundación SM considera que la política tiene que ver poco con ellos, mientras que únicamente el 35% de los jóvenes cree que los políticos tienen en cuenta sus ideas. Sin embargo, esto no se traduce en ignorar la relevancia de lo que ocurre en las Cortes, puesto que el 62% cree que participando en política puede contribuir. Esta crisis de credibilidad en lo estructural hace que sitúen la política y la religión a la cola de lo que los jóvenes consideran «cosas importantes de la vida». A la cabeza de aquellos que valoran como «bastante» o «muy» importantes, se encuentra la educación (96%), seguida inmediatamente de la familia (95%), el trabajo (91%), los amigos (91%) y el ocio (91%).

Para completar el retrato de quienes están llamados a tomar las riendas del planeta pasado mañana, el estudio del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica expone cómo se perciben a sí mismos. Así, en general, los jóvenes españoles y latinoamericanos proyectan una visión «hipercrítica», tal y como define el propio González-Anleo, conceptuándose como rebeldes, demasiados preocupados por su imagen y consumistas. Entre las principales peticiones sus mayores, reclaman una educación afectivo sexual de manera integral, que pase desde el amor y la afectividad a la prevención de violencia y abusos, pasando por los métodos anticonceptivos.

La conocida como generación Z añade a su curriculum otra asignatura pendiente: la desigualdad en materia educativa. Así lo refleja el hecho de que uno de cada tres jóvenes (30%) que haya dejado los estudios lo ha hecho por cuestiones económicas, que incluyen tanto la «necesidad de trabajar y conseguir ingresos para vivir» como la «dificultad para costear la formación». El porcentaje se eleva hasta el 40% en aquellos que son de clase baja.