Opinión

Be real (Sé real)

Una mujer se toma una fotografía en el Soho (Londres)
Una mujer se toma una fotografía en el Soho (Londres)Alberto PezzaliAgencia AP

Después de millones y millones de fotos retocadas, llega el reto del verano, a través de una aplicación que pretende mostrar la realidad, en vez de ese sueño absurdo y poco creíble de un mundo de colores que se parece más bien poco al de verdad. Parece que el postureo ha llegado a su fin y empieza a apostarse por publicaciones en las redes «como la vida misma», es decir, sin filtro.

Las instagramers y tiktokers están de capa caída. Con esta app se combina un selfie con una imagen de lo que nos rodea tomada por la cámara trasera y además, la propia aplicación te dice cuándo tienes que subir la fotografía y solo tienes dos minutos para hacerlo. Y sí: tiene que ser esa foto recién hecha, no vale elegir entre las guardadas.

Veo las caras de horror de los «profesionales» de las redes, que se tiran media hora fotografiando el huevo frito del restaurante de carretera para que parezca de un establecimiento recomendado por la guía Michelin. Adiós a los escenarios preparados, a la peluquería y al maquillaje… La aplicación te puede pillar desprevenido y encontrarte en cualquier parte… Sí, ahí también…

¿Demasiada realidad? No diría yo que no. Al menos, las fotos desaparecen a las 24 horas (aunque se pueden guardar), porque si el postureo empacha, la prosaica cotidianidad también lo hace. Y después de cientos de fotografías, de espaguetis mondos y lirondos, caras de sueño, sonrisas amarillas y carnes flácidas se empiezan a echar de menos los filtros, el glamur de andar por casa y hasta los consejos ridículos de las influencers sobre comida, bebida, peinados, vestuarios y todo lo demás. Si es que siempre insisto en lo mismo: la verdad/realidad está muy sobrevalorada…