Singles Day

La identidad “single”

La identidad “single”
La identidad “single”La RazónLa Razón

Esta sociedad líquida (Bauman), hipernarcisista e hiperindividualista (Lipovetsky) adolece de soledad. El modelo social nos aparta de lo colectivo y nos enfrenta a vidas más conectadas y, aunque muy activas en lo digital, cada vez más alejadas de las relaciones físicas, lo que nos convierte en seres más frágiles. Una fragilidad humana (Bauman) que nos obliga a utilizar el “malabarismo” como recurso vital para sobrevivir.

Estos cambios sociales celéricos e impactantes afectan a todas las dimensiones del individuo, también al hecho de estar o no en pareja. La soltería en España, según datos del INE, supera los 14.000.000 millones de personas con una tendencia alcista. Sin embargo, es necesario indagar en los matices que encierra el dato, ¿realmente cuando hablamos de personas solteras nos referimos a personas que no tienen una relación afectivo-sexual estable?, o estamos incluyendo también, ¿a personas que no han firmado ningún documento legal que reconozca su unión sentimental?

Actualmente los diferentes modelos de relaciones afectivo-sexuales complejizan la extracción de datos. Cada vez son más las personas que construyen sus relaciones basándose únicamente en lo que necesitan, o, en lo que su situación les permite conseguir y mantener. Dicho de otro modo, la dificultad para conocer a personas de manera analógica, los problemas para conciliar con la vida profesional y personal (más aún en el caso de tener hijos de relaciones pasadas), las exigencias sociales (donde los compromisos en la era de la posmodernidad ligera son concebidos como un lastre), así como las presiones del grupo (centradas en encontrar fórmulas que permitan vivir con eterna plenitud las relaciones sin sentirse condicionadas por la monogamia: relaciones abiertas, poliamor, flexisexuales, híbridas, múltiples o swingers) requiere de estudios multidimensionales del fenómeno.

De lo que no cabe duda es de que esta ruptura paradigmática de lo que deben ser las relaciones afectivo-sexuales para unos, o precariedad emocional para otros, ha sido utilizada por el mercado para crear una identidad “single” generando un espacio de consumo que les permita a unos sentirse más reconocidos en la etiqueta, y a otros más orgullosos de su realidad. Sea como fuere el mercado gana.