Sociedad

Congelarse al morir

Ni loca quiero que me congelen cuando muera. Tampoco me gustaría que congelasen a nadie de los que amo

Un muñeco forma parte de una demostración en una ambulancia especializada durante la cumbre TransVision de Madrid, una conferencia internacional sobre biostasis o criopreservación humana
Un muñeco forma parte de una demostración en una ambulancia especializada durante la cumbre TransVision de Madrid, una conferencia internacional sobre biostasis o criopreservación humanaRicardo RubioEuropa Press

Pues no, yo ni loca quiero que me congelen cuando muera. Tampoco me gustaría que congelasen a nadie de los que amo. La criopreservación se trata de eso, y un congreso de expertos en Madrid debate y defiende sus bondades.

El procedimiento es así, copio las palabras de la periodista Anabel Herrera que lo explica breve y claramente: “La criónica es la técnica de conservar pacientes tras certificar oficialmente su fallecimiento, con la esperanza de que la tecnología del futuro permita revivirlos. La sangre se sustituye por un anticongelante –parecido al que le ponemos al radiador del coche– y el cuerpo se mantiene en nitrógeno líquido a menos 196°C. La sustancia criopreservadora impide que se formen los microcristales de hielo que rompen las estructuras celulares”.

Solo leerlo produce espanto. Dicen los acólitos que los embriones congelados que se implantan a los úteros de las madres tienen un proceso similar. Sí, lo tendrá, pero no es lo mismo preservar algo que no ha nacido que algo que ha muerto. Dicen también que congelar órganos como corazones o riñones podría ser una manera de tener bancos de repuesto para trasplantes. Posibilidad complicada porque, según explican, esos alcoholes son tóxicos y medir el punto exacto en que el órgano se envenena no es factible. Se podrá llegar a ello seguramente, los humanos hemos conseguido grandes hazañas científicas y grandes chifladuras también. Aunque el empeño por vencer a la vejez y a la muerte es cada vez más insano y obsesivo.

Parece que hay aproximadamente quinientos cadáveres congelados por ahí, esperando poder ser revividos. Algunos de esos sólo han preservado su cabeza, ¿tan genial les parecía su cerebro? ¿Estaban dispuestos a vivir en un cuerpo biónico para seguir existiendo? No creo que ninguno de esos fuera viejo, ni siquiera mayor. ¿Vivir después de haber vivido? Insoportable. ¿Y los jóvenes? Vivir sin su esencia, sin su cuerpo real, sin sus amores. Volverían a morir. Los experimentos contra la naturaleza a menudo los carga el diablo. Miren alrededor.