Opinión

Manía persecutoria

La Ministra de Igualdad, Irene Montero, este jueves en el Senado en Madrid. En medio del choque entre Igualdad y los jueces por las rebajas de condenas a delincuentes sexuales, este jueves coinciden en la inauguración del VIII Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género
La Ministra de Igualdad, Irene Montero, este jueves en el Senado en Madrid. En medio del choque entre Igualdad y los jueces por las rebajas de condenas a delincuentes sexuales, este jueves coinciden en la inauguración del VIII Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de GéneroAlberto R. RoldánLa Razón

Según los psicólogos de PsicoSabadell, la manía persecutoria es «una convicción delirante en el que la persona cree que conspiran en su contra, la espían, la engañan, la siguen, la acosan o se proponen que no consiga sus objetivos». Pues, oigan, la ministra Montero debería hacerse mirar si ella sufre este delirio. Y lo digo porque es una persona que justifica cualquier error suyo en la mala intención ajena y en que cuantos no comparten sus postulados son machistas o tránsfobos. Cuando se demuestra que lo que sucede es que su planteamiento es erróneo y que está lleno de incongruencias pues…¡los malos siguen siendo los de enfrente! En el último caso, los jueces. Como lo leen. La famosa ley del «sí es sí» de la que tan orgullosa está la ministra, y de la que ya se le advirtió desde un principio que podía ocasionar serios problemas al refundir las conductas, eliminar los abusos sexuales y denominar todos los delitos como «agresión sexual» está ocasionando graves problemas. ¿Cuáles? Pues rebajar penas de agresores sexuales e incluso provocar algunas excarcelaciones de los mismos. Es un asunto muy serio, porque bien sabemos que muchos agresores sexuales no se rehabilitan jamás… El caso es que Irene Montero, en vez de echarse la manos a la cabeza, reconocer su terrible equivocación y ponerse a trabajar para solventarla tan rápidamente como le sea posible ha optado por acusar a los jueces y las juezas de actuar como si fueran todos machistas y por reivindicar la necesidad de formarlos respecto a la perspectiva de género. No me parece mal que todos y todas en cualquier campo aprendamos de perspectiva de género; pero, ministra, ¿no debería empezar usted por formarse para saber cómo se debe redactar una ley?