Entrevista

Rafael Cordón: “El 70% de la población ha sufrido el síndrome del impostor”

Para este experto, la comunicación cuerpo-mente es fundamental para «alejar el estrés de la vida y liberar emociones»

El consultor y "coach" Rafael Cordón
El consultor y "coach" Rafael Cordónlarazon

Dice que fue una dura experiencia personal la que le hizo despertar su interés por la conexión entre la mente y el cuerpo. De ahí nació su libro autoeditado «Biocomunicación» en el que Rafael Cordón propone mirarse a uno mismo «como nunca antes lo había hecho». Este consultor ejecutivo, «coach» y socio fundador de BioUP asegura que «la mayoría de las personas piensan en la confianza como una emoción invisible que se genera solo en la mente. Sin embargo, con frecuencia olvidamos que siempre está vinculada a una acción que realizamos o expresamos con nuestro cuerpo, y que esa experiencia física y visible refuerza que seremos capaces».

Usted apuesta por el concepto de biocomunicación como la clave para poner en sintonía el cuerpo y la mente. ¿Cómo se puede controlar la somatización de las emociones?

Cuerpo y mente mantienen un diálogo biológico constante, en las dos direcciones, con el objetivo de mantener el equilibrio de un cuerpo hiperconectado. Recientes investigaciones, lideradas por el Profesor de neurociencias Peter Strick, del Brain Institute de la Universidad de Pittsburgh, arrojan evidencias de que existen redes neuronales que unen la corteza cerebral con la glándula suprarrenal, una estructura situada sobre el riñón, que es la principal productora de cortisol y adrenalina, dos hormonas que desempeñan un papel crítico en la fisiología del estrés. Los resultados indican que más de la mitad de las fibras que conectan corteza cerebral y glándula suprarrenal están vinculadas a funciones motoras, a su vez relacionadas con la gestión del movimiento, una actividad que realizamos habitualmente de forma inconsciente. A través de la biocomunicación podemos tomar el control consciente de nuestra expresión corporal.

¿Cómo se lleva a la práctica ?

Podemos participar en ese diálogo entre cuerpo y mente a través de múltiples vías y, para ofrecer una solución práctica yo defino cinco herramientas que componen el acrónimo V.E.R.Á.S. (visualización, expansión, respiración, armonía y serenidad). En el libro incluyo diferentes ejercicios y evidencias para tomar consciencia de su poder transformador. No se trata de utilizar todas sino de conocerlas y recurrir a las que necesitemos. En todos los casos el objetivo nos lleva a alcanzar un alto nivel de autoconocimiento, autocontrol y automotivación.

¿Qué es más sencillo de controlar: el cuerpo o la mente? ¿Cuál es más traicionero? ?

Sin duda, es importante trabajar nuestras emociones desde las dos direcciones. De hecho, incluyo la visualización como una herramienta crítica para minimizar los pensamientos negativos que vienen a nuestra mente y que en más del 90% de las ocasiones nunca sucederán, pero que generan reacciones de estrés como si fuesen reales. Sin embargo, el cuerpo nos da más oportunidades para observar nuestras reacciones físicas y actuar de forma visible y objetiva. Es de gran utilizad para aquellos a los que controlar su mente les parece tan complejo como sujetar el agua con las manos.

Afirma que la confianza no se adquiere solo a través del pensamiento, sino que el cuerpo ayuda en este sentido...

Nuestros pensamientos y emociones se reflejan en nuestro cuerpo, y también en nuestra respiración, postura, gestos, movimientos y, además, en el uso que le damos a la voz. Pero también ocurre en la dirección opuesta, todas ellas son capaces de influir en nuestro estado de ánimo y en la dirección de nuestra mente. Por ejemplo: posturas encogidas, cerradas y con miradas bajas atrae pensamientos, incluso palabras de valoración propia más negativas; mientras que, si erguimos la espalda y levantamos la cabeza mirando al frente, incluso desde una posición sentada, los pensamientos y palabras que aparecen tendrán un carácter más positivo y nos llenarán de energía.

¿Cómo se conectan los desajustes emocionales con las alteraciones en el organismo? ¿Cuáles son los daños colaterales?

Algunos de los signos que dan señales de alarma debido al estrés continuado, son, por ejemplo, el aumento de la tensión arterial, dolor de cabeza, insomnio, tensión muscular, temblor, tics, respiración agitada y superficial, tos, ardor o dolor de estómago, diarrea, pérdida de apetito sexual, boca seca, ansiedad, cansancio, cambios de humor, picor o dermatitis.

Parece que cuanta mayor responsabilidad social o profesional se posee, mayores son los problemas de autoconfianza y dudas sobre uno mismo. ¿Es más sano vivir en cierta ignorancia y, por ende, ser más feliz? ?

Sin avanzar en el conocimiento seguiríamos inmersos en la oscuridad de la Edad Media. Otro asunto es lo que les ocurre a algunos individuos que cuanto más avanzan en sus posiciones profesionales o sociales, más probabilidades tienen de sufrir el llamado síndrome del impostor. En ocasiones, estas personas dudan de su valía, miran a su alrededor y piensan que no son merecedores de lo que han conseguido, y esto comienza un ciclo pernicioso de inseguridad y pérdida de confianza personal. En realidad, más que de un síndrome se trata de un fenómeno social, ya que al menos el 70% de la población lo hemos sufrido en algún momento. Albert Einstein o estrellas del cine como Meryl Streep o Tom Hanks, declararon en algún momento de sus vidas no sentirse merecedores de sus éxito

¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la desconexión entre cuerpo y mente?

La ola de la revolución tecnológica nos trae grandes beneficios, pero también algunas consecuencias por la velocidad de adaptación. Los teléfonos inteligentes están reduciendo el tiempo dedicado a la conexión física con nosotros mismos y favorecen posturas encogidas y cerradas con el consiguiente impacto emocional negativo, por no hablar de las afectaciones articulares y cervicales, entre otras.­