¿Crees que no eres lo suficientemente bueno? Quizás sufres el “síndrome del impostor”

¿Crees que no eres lo suficientemente bueno? Quizás sufres el “síndrome del impostor”

Siete de cada diez personas se consideran farsantes en algún momento de su vida, según la doctora en Psicología Sandi Mann; entre ellos, actores como Tom Hanks o Michelle Pfeiffer

Si crees que todo lo que has conseguido se debe a la suerte, que no mereces estar donde has llegado profesionalmente y vives con miedo a que los demás se den cuenta, podrías sufrir el “síndrome del impostor”. Según la doctora en Psicología Sandi Mann, esta sensación de ser un farsante en la vida la sufre el 70% de la población en algún momento. Una sociedad hípercompetitiva y frenética, unida a la locura de las redes sociales en las que todo el mundo parece más feliz y más competente, han hecho crecer un fenómeno que llena las consultas de terapeutas como Mann. Ella lo explica todo en su libro “El síndrome del impostor” (Urano).

-¿Qué es el “síndrome del impostor”?

Es esa sensación que tienes cuando crees que no eres lo suficientemente bueno, aunque los datos objetivos digan justo lo contrario. Tienes la preparación y los resultados que prueban que eres competente y, aun así, no te lo crees pese a la evidencia.

-¿Qué personajes célebres lo padecen?

-La lista de gente famosa que lo sufre es larga y documentada. Tom Hanks, por ejemplo, en una entrevista en 2016 dijo: “¿Cuándo se darán cuenta de que soy un impostor y me lo quitarán todo?”. O Michelle Pfeiffer, que en varias ocasiones ha revelado su temor a “ser una impostora y que me pillen”. Jodie Foster siempre pensó que le iba a tocar devolver el Oscar por “Acusados”, creía que había sido “pura suerte”, que la llamarían en cualquier momento para decirle que, en realidad, era para Meryl Streep. También Streep lo sufre y Renée Zellweger.

-¿Afecta más a las mujeres que a los hombres?

-No tendría por qué, aunque los primeros estudios se hicieron con féminas. En realidad, se ha demostrado que en la actualidad afecta a los dos géneros por igual. De hecho, en mi consulta privada estoy viendo una proporción similar de hombres que de mujeres.

-¿Por qué cree que se trata de un fenómeno en auge?

-Está claro que las redes sociales tienen un papel importante. Hay mucha comparación y la gente cree que la vida del resto es perfecta y ellos nunca van a estar a la altura. Al margen de la redes, cada vez hay una mayor presión para alcanzar el éxito, nos miramos más en el resto que nunca antes en la Historia. Dese cuenta de que antes la gente se medía con sus iguales, con los que tenía más cerca en el trabajo o la comunidad. Ahora el mundo entero es un espejo y las posibilidades de compararse son infinitas. Todo el mundo presenta su mejor cara, con photoshop, pero hay que darse cuenta de que solo vemos el resultado, no todo el trabajo que hay detrás de ese supuesto éxito. Y las centenares de fotos que habrán descartado hasta dar con una perfecta.

¿Crees que no eres lo suficientemente bueno? Quizás sufres el “síndrome del impostor”
¿Crees que no eres lo suficientemente bueno? Quizás sufres el “síndrome del impostor”La RazónLa Razón

-¿Y usted también lo sufre?

-Por supuesto, yo creo que todos, ¿no? Muchas veces siento que no soy tan buena en mi trabajo como la gente cree. Me encuentro diciéndome a mí misma, cuando tengo éxito y consigo curar a alguien que, en realidad, ha sido la técnica empleada, no mi aportación. En pequeñas dosis no es malo porque te permite dudar de ti mismo y tratar de ser mejor, de apuntar más alto.

-¿Cómo se puede superar?

-Una buena manera es recolectar todos los datos objetivos que demuestran tu valía, desde certificados académicos a buenas críticas que has recibido. Has de tratar ese material como la evidencia de lo que vales, como si tuvieras que defenderte en un juicio contra ti. También piensa qué le dirías a alguien como tú, seguro que le tratarías de otra forma. Tendemos a aplicarnos un rasero muy distinto al que usamos con el resto.

-¿Qué casos ha visto en consulta que le han llamado la atención?

-Estoy viendo a muchos padres, sobre todo madres que se exigen demasiado. Creen que no lo están haciendo tan bien como deberían ni con sus hijos ni en el trabajo. También vienen a verme profesionales que creen que han llegado donde están por suerte, no por lo buenos que son, y temen ser descubiertos.

-¿Cuál es el origen histórico del término?

-En 1978 las psicólogas clínicas Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes acuñaron la expresión como “la experiencia de sentirse unas farsantes intelectuales” que afectaba a algunas mujeres de alto rendimiento.

-Usted afirma que el porcentaje de personas que lo han sufrido en algún momento de sus vidas supera el 70%. ¿No es muy elevado?

-A mí lo que me sorprende es que no sea mayor porque creo que le pasa a todo el mundo.

-¿Qué estilos de vida contribuyen a desarrollarlo?

-Creo que tiene más que ver con momentos vitales, sobre todo de transición. Por ejemplo, cuando alguien va a ser ascendido en su trabajo, se va a graduar o le ha fichado una empresa nueva. Es cuando existe el riesgo de compararse con los demás y pensar que todos son más listos y lo hacen mejor. También ocurre, por ejemplo, si eres la primera persona que se va a licenciar en la Universidad de tu familia o si eres miembro de una minoría étnica y crees que todo te ocurre por eso.

-¿A los hombres les da más vergüenza hablar de ello?

-Totalmente. Las mujeres son más abiertas al respecto. De ellos se espera que tengan más confianza y seguridad, no es aceptable lo contrario. Por ello sufren más las consecuencias cuando no se sienten como supuestamente deberían.

-¿De qué forma se puede evitar que los niños lo acaben padeciéndolo?

-Es complicado porque hay que criarlos con una buena dosis de seguridad y confianza, pero, al mismo tiempo, es aconsejable evitar que las expectativas sean demasiado altas. No ponerlos en un pedestal porque, entonces, nunca querrán bajar de ahí. Hay que enseñarles resiliencia, y que para triunfar hay que trabajar duro. Tienen que aprender a cometer errores y a aceptar que eso también es parte del camino.