NASA

La sonda InSight aterriza con éxito en la superficie de Marte

Primera foto tomada por la sonda InSight en Marte.
Primera foto tomada por la sonda InSight en Marte.larazon

Antes de aterrizar, la sonda InSight, que viaja a 19.800 km/h, desacelerará y se posará a solo ocho.

El modulo espacial InSight, la primera misión de la NASA que quiere estudiar específicamente el interior de Marte, aterrizó hoy con éxito en la superficie del planeta rojo.

La sala de control del Laboratorio de Propulsión de la NASA en Pasadena (California, EE.UU.) recibió hoy a las 11.53 horas local (19.53 GMT) la señal de que InSight se había posado en Marte.

La propia NASA se había encargado de recordar que solo el 40% de las misiones enviadas a amartizar en el planeta vecino ha tenido éxito. A pesar de que la InSigth ha cumplido con excelencia todas las etapas del viaje desde su lanzamiento el pasado mes de mayo a bordo de un cohete Altlas V-401, nadie podía garantizar que el aparato tocase el suelo de Marte en el lugar y en las condiciones que se esperaban de él.

Tenía que pasar de 19.800 km/h a solo ocho en cuestión de siete minutos. Una desaceleración de infarto... porque Marte no es un planeta fácil de conquistar. Cualquier nave que se pretenda posar en su territorio tiene que superar una suerte retos casi infranqueables. La atmósfera que lo rodea, aunque muy fina, puede generar perturbaciones en la trayectoria y las extremas temperaturas a las que está sometido el entorno obligan a cotas de protección y precisión extra.

Es cierto que ya han aterrizado en el planeta rojo otras naves antes que InSight, pero cada misión enviada allí es como la primera.

En este caso, además, el proyecto es pionero en muchas cosas. Con 850 millones de dólares de presupuesto, InSight supone un nuevo paso en la exploración marciana. La misión tiene un nombre revelador. InSight (que en realidad es el acrónimo en inglés de Exploración mediante el Uso de Investigaciones Sísmicas, Geodésicas y de Transporte de Calor) también significa «mirada interior». Y eso es precisamente lo que pretende hacer la NASA por primera vez. Mientras anteriores misiones al planeta han centrado su objetivo en la prospección de la atmósfera y la superficie marcianas, este aparato será el primero en tratar de husmear qué ocurre dentro del suelo de nuestro vecino: en su interior.

El aterrizador tiene solo tres instrumentos pero son suficientes para tratar de desentrañar algunos misterios que aún desvelan a los planetólogos. ¿Qué hay escondido debajo de la superficie de Marte? ¿Cómo es, geológicamente hablando, el interior del fascinante planeta? Esto es lo que convierte a InSight en una misión con un toque especial, algo diferente al rosario de naves que se han lanzando a las cercanías de Marte en las últimas décadas.

El aparato está equipado de un sismógrafo similar a los que se emplean en la Tierra. En este caso, los sensores tratarán de captar pequeños temblores de suelo marciano, algo que podría llamarse «marciamotos», en lugar de terremotos. Estos movimientos podrían arrojar pistas sobre cómo fue el origen del terreno de Marte. Las ondas sísmicas se generan cuando masas de roca se desplazan o se parten. Dichas ondas pueden viajar a diferentes velocidades dependiendo del tipo de roca que atraviesan. De ese modo, el estudio de sus velocidades de transmisión ayuda a conocer la edad y la composición de los materiales que están escondidos bajo el suelo. Durante los dos años de duración de esta nueva misión, la nave podrá detectar docenas de «marciamotos», quizás centenares.

Pero el empeño no es sencillo. Los sismógrafos terrestres suelen trabajar en equipo. Se utilizan detectores en tres posiciones distintas y se triangulan los datos. En Marte solo tendremos un sensor que tendrá que afinar muy bien las mediciones.

Con los datos que obtenga, se podrá averiguar si Marte tiene en su corazón minerales pesados y más ligeros en la corteza como creen los expertos. Se pretende saber cómo son las capas de materiales que componen la «cebolla» marciana y averiguar así si éste es un planeta más parecido a la Tierra o a Marte.

El estudio de la actividad sísmica interior se complementa con el trabajo de otros aparatos. Uno de ellos es también pionero. Se trata de un emisor y receptor de señales de radio ultrapreciso. Se emitirán radiofrecuencias a la Tierra y la Tierra devolverá la señal con tanta precisión que podrá localizarse exactamente dónde se encuentra la nave con un error menor a unos pocos centímetros. De ese modo, se va a realizar una cartografía exacta de la posición del aparato con el fin de medir pequeñísimas desviaciones en el movimiento de rotación del planeta. Estas perturbaciones podrían dar muchas pistas sobre los materiales que componen el interior de Marte. No es lo mismo hacer girar un globo lleno de piedras que lleno de agua... Los movimientos erráticos de la rotación marciana podrán explicar si los materiales del subsuelo son más o menos sólidos.

Otro instrumento interesante es una sonda que perforará el suelo y llegará a una profundidad de 5 metros. Se trata de un sensor de temperatura que analizarán los cambios de calor producidos por la interacción de diferentes materiales subterráneos (o sub-marcianos)

Pero entre todos los aparatos a bordo, uno nos llamará especialmente la atención. Se trata del instrumento TWINS diseñado por científicos españoles del Centro de Astrobiología. Su nombre responde a las siglas de Temperature and Wind sensors for InSight mission y ha sido desarrollado por el CAB junto con la empresa CRISA y Airbus España. Será un aparato de apoyo al sismógrafo principal y se encargará de monitorizar las condiciones de viento y temperatura en la zona de aterrizaje para asegurar que se eligen los mejores momentos para desplegar el instrumental en condiciones de seguridad.

Así, tras el amartizaje, España disponde ya de dos estaciones meteorológicas en el planeta rojo, ésta recién estrenada y el aparato REMS que fue enviado hace años con la nave Curiosity.