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Aparece muerto el chileno que lideraba la secta Colliguay y mandó quemar vivo a un bebé
La Policía de Perú confirmó que Ramón Castillo Gaete, líder de una secta chilena buscado en su país por matar a un recién nacido, se ahorcó en una casa abandonada de Cuzco.
La Policía de Perú confirmó que Ramón Castillo Gaete, líder de una secta chilena buscado en su país por matar a un recién nacido, se ahorcó en una casa abandonada de Cuzco.
Las huellas dactilares de Castillo Gaete enviadas por la oficina de la Interpol de Chile coincidieron con las del cadáver encontrado hoy en una casona de la calle Shapy, informó el jefe de la Región Policial Sur Oriente, general Javier Ávalos Arenas, a Radio Programas del Perú (RPP).
El jefe policial dijo que el cadáver era de un hombre de tez blanca, con la barba recortada y que vestía una casaca gris, vaqueros, zapatillas marrones, y un gorro.
El cadáver fue encontrado colgado del techo de una casona abandonada, conocida como la casa embrujada, cerca del centro de Cuzco, informó Canal N.
Según adelantó el ministro peruano del Interior, Wilfredo Pedraza, hace unos días, el chileno Ramón Castillo Gaete entró ilegalmente en territorio peruano y la policía estaba trabajando en su localización y captura.
Castillo era un músico de 35 años que se creía en la reencarnación de Dios y se hacía llamar "Antares de la Luz".
Hasta el momento, cinco miembros del grupo han sido detenidos en Chile por el macabro caso, que se conoció el miércoles pasado en Santiago.
Según la Policía de Chile, los miembros de la secta acostumbraban a consumir un alucinógeno conocido como ayahuasca, en reuniones en las que Castillo tenía relaciones sexuales con todas sus seguidoras, a las que decía que él, por ser Dios, no podía procrear y que si alguna vez eso pasaba el bebé sería el anticristo y debía morir.
Según los antecedentes del caso, la madre del bebé, que es una de las detenidas, fue llevada el 21 de noviembre de 2012 a una clínica de Viña del Mar, donde dio a luz a un varón, pero al día siguiente Castillo, que al parecer era el padre, se llevó al bebé y a la madre sin el consentimiento de los médicos.
El día 23 se trasladó hasta Colliguay, una pequeña localidad de la región de Valparaíso, donde estaba el resto de la secta, para realizar el rito que, según ellos, salvaría al mundo de su fin, previsto para el pasado 21 de diciembre.
En el ritual, arrojaron al bebé a una caldera de dos metros de profundidad repleta de fuego y permanecieron en el lugar hasta el 21 de diciembre, tras comprobar que el mundo no se había acabado, dijo el fiscal a cargo del caso.
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