Educación
Banco de datos: Adiós al verano... ¡Hola colegio!
Europa es un continente variado. Tan diferente como sus planes de estudios escolares. En ellos, las vacaciones son clave. Y la manera de abordarlas es fiel reflejo de las particularidades de cada cual
Para muchos, este es el verdadero principio de año... El año escolar. Lo de enero a pocos les afecta. En cambio, lo que se vive en septiembre es un terremoto de los biorritmos familiares, docentes y económicos. Y ya, así, hasta junio. Los tiempos de los colegios y las actividades extraescolares invaden lo que hasta ahora era una sucesión de semanas de holganza que a más de un padre o madre se le ha hecho demasiado largo. Y en esto de las vacaciones escolares la felicidad va por países a la espera de una directiva europea que a todos obligue. Pero que tarda en llegar. Y en esto no solo disentimos sobre el número de días de vacaciones. También sobre la fecha del comienzo de estas. Aunque en la mayoría de la Unión Europea el colegio empieza a principios del mes de septiembre, en lugares como Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia el curso comienza a mediados de agosto. Mientras, en países como Grecia, Malta y Portugal no es hasta la segunda mitad de septiembre que los niños se incorporan al colegio. Para algunos padres estos largos periodos vacacionales son esenciales para que los niños jueguen, se desarrollen y desconecten de toda la rutina. Para otros, este tiempo es demasiado y consideran que se pierde el paso en el ritmo escolar que luego es difícil recuperar. A nadie debe extrañar por lo demás las diferencias entre países europeos, socios todos de la UE: las distintas comunidades autónomas españolas difieren en días en ese temido –o deseado por más de un padre–inicio de curso. Los quince primeros días de septiembre son, por así decirlo, una reafirmación de la idiosincrasia de cada «hecho autonómico». En los planes de estudio, tan cambiantes, hay curiosamente una cosa que permanece: la importancia de mantener a los niños o los jóvenes «relajados» con unas vacaciones que ni por asomo imaginan los adultos en sus trabajos. ¿La razón? Investiguen. Los pedagogos sin duda tendrán la última palabra. Lo que opinen los padres es secundario. Por ahora. Y si no, atentos al próximo calendario escolar...
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