Opinión

Los centros tecnológicos y la salud del futuro

Director general de Fedit

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, en la rueda de prensa del Hospital José Molina Orosa de Arrecife (Lanzarote) REMITIDA / HANDOUT por GOBIERNO DE CANARIAS Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 01/10/2025
El Hospital Molina Orosa de Lanzarote se sitúa entre los centros de referencia canarios al incorporar el robot DaVinciGOBIERNO DE CANARIASEuropa Press

La salud vive su propia revolución industrial. Robots que asisten al cirujano, algoritmos que detectan un tumor antes de que aparezca, materiales inteligentes que se integran en el cuerpo humano o terapias digitales que acompañan al paciente en casa. Este proceso de transformación tiene en los Centros Tecnológicos uno de sus motores más potentes. Desde ellos, la ciencia aplicada se convierte en soluciones reales que mejoran diagnósticos, personalizan tratamientos y hacen más cercano el sistema sanitario del futuro.

En España, esa red de innovación la articula la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit), que agrupa a 52 centros y más de 10.800 profesionales, de los cuales 8.500 son investigadores y 1.700 doctores. Cada año colaboran con más de 29.000 empresas, impulsando más de 23.000 proyectos y generando unos 900 millones de euros de actividad, el 82% procedente del sector privado.

Los Centros Tecnológicos son el punto de encuentro entre la ciencia, la empresa y la sociedad, el espacio donde la investigación básica se transforma en innovación aplicada. Aunque su labor abarca todos los ámbitos de la innovación industrial y tecnológica, su contribución al progreso sanitario resulta especialmente significativa debido a la capacidad de convertir el conocimiento en avances que mejoran la vida de las personas.

Esta conexión está impulsando una nueva generación de soluciones que combinan biotecnología, inteligencia artificial, robótica, modelización digital y nuevos materiales. El centro Leitat, por ejemplo, desarrolla dispositivos diagnósticos no invasivos a partir de saliva y sistemas de oxigenoterapia asistidos por IA. Su área de medicina de precisión se ha consolidado como referente europeo y ha dado origen a spin-offs como Amira Therapeutics, dedicada a terapias dirigidas para cánceres pediátricos como los sarcomas o los tumores cerebrales.

Tecnalia se sitúa en la frontera de la cirugía inteligente con proyectos como Autopilot, que introduce la automatización en procedimientos mínimamente invasivos, o CardioMentor, un sistema de inteligencia artificial que ayuda a los cardiólogos a anticipar complicaciones.

Son ejemplos de lo que podríamos llamar Salud 5.0, el paradigma de una asistencia más preventiva, personalizada y conectada, donde los datos, los sensores y la IA colaboran con los profesionales para mejorar la atención.

Otros centros, como ITI o AIJU, abren caminos en la salud mental mediante terapias inmersivas basadas en realidad extendida y algoritmos generativos. Proyectos como cuidAR o CORE-MHC permiten a terapeutas y pacientes crear entornos virtuales adaptados a sus emociones, integrando monitorización biométrica y gamificación. La Inteligencia Artificial, en estos casos, no sustituye al terapeuta, sino que amplía su capacidad de acompañar.

Estas iniciativas demuestran que la innovación tecnológica ya está mejorando diagnósticos, tratamientos y procesos asistenciales. Detrás de cada desarrollo hay una metodología que acelera la llegada de los resultados al mercado y los valida en entornos reales. Así, los gemelos digitales permiten simular ensayos clínicos y acortar plazos; los nuevos materiales biocompatibles favorecen la recuperación del paciente, y los sistemas de IA explicable aportan transparencia y confianza a profesionales y pacientes al mostrar cómo y por qué se toma una decisión clínica. Todo ello se apoya en un modelo de colaboración público-privada que constituye una de las grandes fortalezas del ecosistema español de innovación.

Pero la tecnología, por sí sola, no basta. Su verdadero valor depende de cómo se aplica y de a quién beneficia. La transformación tecnológica en salud solo será viable si es sostenible económica, ética y socialmente. Eso implica que las soluciones innovadoras sean accesibles, inclusivas y capaces de mejorar la calidad de vida de todas las personas, vivan donde vivan.

Todo este potencial se hará visible en meetechSpain 2025, el gran encuentro de la I+D+I aplicada que el próximo 13 de noviembre reunirá en Madrid a empresas, investigadores y tecnólogos para mostrar cómo el conocimiento se transforma en soluciones que impulsan el progreso económico y social. Será un escaparate del talento colectivo, pero sobre todo una demostración de que la innovación española avanza cuando lo hace unida, con las personas en el centro, la tecnología al servicio del bienestar y los Centros Tecnológicos como motor de un futuro más saludable.