Salud
2,6 millones de embarazos se malogran por falta de higiene
La mitad de los abortos se registran en las últimas jornadas de gestación y en su mayoría podrían haberse evitado con políticas de salud preventiva
La mitad de los abortos se registran en las últimas jornadas de gestación y en su mayoría podrían haberse evitado con políticas de salud preventiva
A menudo nos sorprenden gratamente algunos datos globales sobre la evolución de la sanidad en el mundo. Uno de los más prometedores se refiere al número de mujeres y de niños que mueren durante el parto, que, literalmente, se ha reducido a la mitad en las últimas tres décadas.
Sin embargo, otras veces, los mismos datos (o datos similares) nos dejan pasmados por su cruda frialdad. Es el caso de lo que se arroja en un informe publicado ayer por la revista «The Lancet» y que demuestra que todavía hoy siguen produciéndose 2,6 millones de abortos espontáneos en el tercer trimestre de gestación o de nacimientos de bebés muertos cada año. En realidad, en esta área de la medicina no parece haberse avanzado nada desde hace lustros.
La mitad de estas muertes tiene lugar en las últimas jornadas antes del parto y en su inmensa mayoría podrían haberse evitado con sencillas políticas de salud preventiva.
El 98 por ciento de los fallecimientos de este tipo tiene lugar en países en vías de desarrollo. De hecho, si se mantienen las actuales ratios de fallecimientos durante el embarazo serían necesarios 160 años para que una mujer africana tuviera las mismas probabilidades de ver a su hijo nacido sano que una española.
Aún así, el problema también afecta a países desarrollados. En el mundo rico, el número de fetos que no sobreviven a las últimas semanas de embarazo es mayor que cualquier otra causa de mortalidad infantil.
El estudio publicado se basa en análisis sobre mortalidad infantil en todo el planeta que demuestran que los partos de fetos fallecidos se reducen sólo un 2 por ciento cada año, mientras que los fallecimientos de la madre o el niño después del parto (otra fuente preocupante de mortalidad en países pobres) descienden al doble de velocidad anual. Es evidente que, si bien se han puesto en marcha medidas muy eficaces para prevenir la mortalidad durante el parto y en las semanas posteriores, los resultados para mejorar las condiciones de vida de la embarazada y su feto antes de dar a luz siguen siendo insuficientes.
Las estimaciones sobre estos casos llevadas a cabo por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres en colaboración con la Organización Mundial de la Salud y Unicef revelan una gran desigualdad de oportunidades para la vida en el mundo. Diez países contabilizan dos terceras partes de todas las muertes preparto. India está a la cabeza del triste ránking con 592.100 casos en 2015. Le siguen Pakistán y Nigeria. Los países donde menos muertes se producen son Dinamarca, Finlandia e Islandia.
Algunos países en zonas deprimidas del globo han realizado mejoras sustanciales en los últimos años. En Ruanda, por ejemplo, se ha reducido este tipo de muertes a un ritmo de casi un 3 por ciento anual, lo que demuestra que las medidas de prevención son eficaces incluso en entornos difíciles.
El embarazo y el parto siguen siendo uno de los momentos más peligrosos de la vida de millones de niños y madres en todo el mundo. Los datos sobre este tipo de muertes demuestran que todavía hay demasiados factores incontrolados sobre los que las autoridades sanitarias no están prestando atención: factores que tienen que ver con la asistencia de la mujer en las últimas semanas de embarazo, las condiciones de vida de la familia, la guerra, los desplazamientos forzados, la presión laboral en pésimas condiciones o la soledad de muchas mujeres a la hora de vivir los últimos momentos de su gestación.
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