Ciencia y Tecnología
Antibióticos a partir de la levadura
Hongos modificados se pueden convertir en plantas de penicilina contra las futuras resistencias.
Hongos modificados se pueden convertir en plantas de penicilina contra las futuras resistencias.
Sin duda la penicilina es uno de los descubrimientos científicos más importantes de la historia. Ha salvado millones de vida desde que fue sintetizada por primera vez. Pero su mal uso, como el de otros antibióticos es ahora responsable de todo lo contrario: de poner en riesgo millones de vidas. Cada vez existen más bacterias capaces de resistir el ataque de este medicamento, cada vez más infecciones se vuelven inasequibles al tratamiento antibiótico. Y la comunidad médica anda preocupada por la posible llegada de una superbacteria, un organismo patógeno resistente a todos los antibióticos conocidos que genere una grave crisis sanitaria global. Se mire por donde se mire, la producción de nuevos medicamentos contra las bacterias es una prioridad.
Pero no es fácil. Por eso resulta tan importante el hallazgo que presentaron ayer los ingenieros químicos y los biólogos sintéticos del Imperial College de Londres: el primer antibiótico desarrollado a partir de células de levadura modificadas genéticamente.
Algo tan sencillo y común como la levadura de panadería puede convertirse ahora en la mayor fábrica de antibióticos conocida. ¡Quién sabe!
Lo que estos científicos han logrado es la síntesis de moléculas, conocidas como péptidos antibióticos no ribosomales que están en la base de la formación de sustancias como la penicilina. Es como si hubieran logrado fabricar los ladrillos de una casa pero, en lugar de hacerlo mediante barro ineficaz y escaso, los hubieran extraído de una materia tan abundante como el agua. Los péptidos no solucionan aún el problema de las resistencias, pero son un paso muy importante en el desarrollo a gran escala de medicamentos tanto antibióticos como antiinflamatorios.
La mayor parte de los antibióticos están confeccionados con péptidos no ribosomales. Algunas bacterias y hongos son capaces de producirlos espontáneamente. Pero las fuentes de generación de esta materia prima se agotan: cada vez hay más patógenos resistentes a los péptidos que conocemos.
La ciencia ha iniciado una carrera desesperada para encontrar otras fuentes naturales de estas sustancias. Pero el empeño es lento y le problema de las resistencias es muy veloz. La levadura puede salir al encuentro y socorrernos, no en vano fue uno de los primeros organismos vivos de los que pudimos desvelar su genoma. Este hongo es ideal para investigar con él: es abundante, fácil de reproducir y conocemos todos sus secretos genéticos.
En este nuevo trabajo, el equipo londinense introdujo en el genoma de la levadura algunos genes procedentes de otros hongos usados para producir penicilina. Tras una sencilla reacción química, la levadura comenzó a producir su propio antibiótico y a expulsarlo. La prueba demostró que es posible convertir una levadura en un manantial que emite péptidos útiles para la confección de fármacos antimicrobianos.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. Los autores de la investigación aseguran que la levadura todavía produce una cantidad muy pequeña de sustancia. Es necesario buscar algún método de espolear la producción y lograr que la misma cantidad de levadura genere mayores dosis de antibiótico. El segundo paso es aún más crucial. Sabemos que podemos extraer penicilina con este sistema, pero para combatir la posible amenaza de una epidemia superresistente habría que lograr que la levadura generara otros péptidos más exóticos.
El ser humano lleva domesticando levaduras desde hace miles de años. Ahora puede darse un paso más espectacular: convertir a este hongo en una planta de producción farmacológica.
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