Investigación científica

Hallado el primer anticuerpo contra el virus del Ébola

Mientras se detectan nuevos casos en África, los investigadores logran el mayor avance hasta la fecha en la búsqueda de una vacuna

El equipo de investigadores del Albert Einstein College en Nueva York partió del estudio de la sangre de un superviviente del brote de 2014
El equipo de investigadores del Albert Einstein College en Nueva York partió del estudio de la sangre de un superviviente del brote de 2014larazon

Mientras se detectan nuevos casos en África, los investigadores logran el mayor avance hasta la fecha en la búsqueda de una vacuna

El ébola no da tregua. Un año después de que se decretara el final definitivo de la última gran epidemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a informar de la existencia de nuevos casos en la República Democrática del Congo, cerca de la frontera norte, junto a República Centroafricana. Al menos tres personas han fallecido ya por el virus. La OMS anuncia el envío de personal y material de apoyo para tratar de frenar este nuevo brote.

Al parecer, hay al menos una decena de personas infectadas en la región de Likati. Todo parece indicar que el virus, no se sabe si el mismo que aterró al mundo en 2014 o alguna mutación, vuelve a poner en jaque la seguridad sanitaria de esa zona de África. Ahora, al menos, los expertos aseguran que el mundo está mejor preparado, que la OMS ha reaccionado con premura, y que las circunstancias son más favorables para la contención de la epidemia.

Y precisamente ayer se anunció un nuevo avance científico en la lucha contra el ebolavirus. Un equipo de investigadores del Albert Einstein College en Nueva York ha descubierto el primer anticuerpo humano que puede neutralizar y proteger de momento a animales contra los tres mayores grupos conocidos de ebolavirus. El hallazgo supone, probablemente, el mayor avance obtenido hasta ahora en la búsqueda de una vacuna contra el mal.

Es sabido que, de momento, no existe vacunación posible contra el Ébola. De hecho, tampoco existe un tratamiento universal. Los casos de curación son todavía difíciles de explicar. Las personas que sobreviven al virus no siguen todas el mismo patrón de enfermedad ni de terapia por lo que no ha sido posible establecer estrategias generales de actuación.

Recientemente, el tratamiento con anticuerpos monoclonales (agentes farmacológicos que se unen a patógenos específicos) han mostrado cierta eficacia contra el ébola. Pero estos medicamentos sólo actúan contra un tipo determinado de virus. La terapia más avanzada y conocida (se hizo tristemente famosa durante el brote de 2014/2016) es el Zmapp, solo útil para el que se denominó en su momento virus Zaire, pero ineficaz para otros causantes del ébola, como el virus Sudán o el Bundibugyo).

Por desgracia, no es posible predecir cuál de todas las variedades de virus va a provocar la próxima epidemia. Por eso es tan importante contar con algún tipo de terapia protectora global, que funcione para cualquier tipo de virus.

El trabajo ahora presentado parte del estudio de la sangre de un superviviente del brote de 2014. En ella se encontraron 349 anticuerpos diferentes. Dos de ellos, conocidos como ADI-15878 y ADI-15742 parecen ser capaces de detener la infección de los cinco tipos de ebolavirus conocidos. Al menos se mostraron eficaces cuando se usaron en cultivos celulares infectados en placas de laboratorio.

Más tarde, se probó su eficacia en animales. Y ambos obtuvieron también buenos resultados para tres tipos de virus: el Zaire (ahora llamado simplemente Ébola) el Bundibugyo y el Sudán.

Ambos anticuerpos parece que se acoplan al virus cuando se encuentra aún en el torrente sanguíneo. En ese momento, se pegan a las glicoproteínas del patógeno y bloquean su capacidad de unirse a una célula e infectarla. Los anticuerpos no eliminan el virus, pero lo vuelven inútil para provocar la enfermedad.

Conociendo como actúan estos anticuerpos naturales y los genes que son responsables de su formación, los científicos han obtenido un modelo valiosísimo. Ahora, creen que pueden ser capaces de imitar ese mecanismo de actuación con fármacos de laboratorio. Esperemos que lo logren antes de la próxima epidemia.