Villanueva de la
La cara oculta de Lutetia
Una serie de surcos hallados en Lutetia, uno de los asteroides visitados por la nave Rosetta, de la ESA, apuntan a la existencia de un gran cráter de impacto en el lado oculto de este mundo rocoso
Rosetta sobrevoló Lutetia a una distancia de 3168 kilómetros en julio de 2010, en el transcurso de su viaje hacia el cometa que ahora y que constituye el objetivo central de su misión.
La nave obtuvo imágenes del asteroide, de 100 kilómetros de diámetro, durante dos horas, y así se ha descubierto la presencia de numerosos cráteres de impacto y cientos de surcos en toda la superficie de Lutetia.
Los cráteres de impacto son comunes en todos los cuerpos del Sistema Solar con superficies sólidas, prueba de las numerosas colisiones ocurridas a lo largo de la historia del sistema. Sin embargo, los surcos son mucho menos comunes. Hasta ahora solo han sido observados -por las distintas sondas interplanetarias- en la luna marciana Phobos y en los asteroides Eros y Vesta, informa la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
Aún es objeto de vivo debate la forma en que se originan estos surcos, pero muy probablemente tiene que ver con impactos. Las ondas de choque del impacto se transmitieron a través del interior de pequeño y poroso cuerpo, y fracturaron la superficie dando lugar a los surcos.
“Hemos identificado 200 surcos en Lutetia; si asumimos que se formaron rodeando de forma concéntrica el cráter de impacto original, podemos agruparlos en tres familias que se correlacionan con sendos cráteres”, explica Sebastien Besse, investigador del establecimiento de la ESA en Holanda, ESTEC, y autor principal del artículo que se publica este mes en Planetary and Space Science.
Una de estas familias de cráteres en Lutetia se asocia con el cráter Massilia, y otra con el cúmulo de cráteres del Polo Norte -un grupo de cráteres superpuestos-. Ambos accidentes están en el hemisferio norte del asteroide.
Pero otro grupo de surcos apunta a un cráter no visto durante el breve sobrevuelo de Rosetta, en el hemisferio Sur del asteroide.
Su presencia, sospechada pero no observada, justifica su apodo: Suspicio. Los surcos asociados a Suspicio cubren una extensa superficie del asteroide, lo que sugiere que el cráter podría tener varias decenas de kilómetros de diámetro. En comparación, Massilia, el mayor cráter de Lutetia, tiene ubnos 55 kilómetros de anchura, y el cráter más largo del cúmulo en el polo norte mide 34 Kilómetros de ancho.
“Estos tres grandes impactos deformaron mucho la superficie de Lutetia”, ha añadido Sebastien.
Observando los cráteres más pequeños superpuestos sobre los surcos de Lutetia los científicos han determinado las edades relativas de los tres cráteres principales. Se cree que Massilia es el más antiguo; los del cúmulo polar, los más jovenes; y Suspicio se formó entre ambos.
Michael Küppers, miembro del equipo de Rosetta en el Centro Europeo de Astronomía Espacial ESAC, de la ESA, en Villanueva de la Cañada (Madrid), añade: “Nuestro estudio relaciona varios estudios independientes sobre Lutetia, y compone una historia coherente y consistente con la presencia de un gran cráter de impacto en la cara oculta del asteroide”.
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