Ciencia
La cicuta: venenosa, fétida y más cerca de lo que piensas
La cicuta, una hierba de aspecto similar al perejil y olor fétido, es una de las plantas más venenosas de la flora ibérica y muy habitual en multitud de parques y jardines urbanos, lo que es desconocido para la mayoría de la población. Es una especie de la familia de las umbelíferas, muy común en cunetas, caminos y jardines, que se puede confundir con el hinojo o el perejil lo que dificulta su identificación, aunque se distingue por las manchas rojizas de su tallo, ha explicado a EFeverde, Ramón Gómez, profesor de botánica en la Universidad Camilo José Cela.
La cicuta puede llegar a alcanzar entre 1 y 3 metros de altura, posee unas flores blancas, tallo hueco y verdoso con manchas rojizas y florece desde mayo a julio.
Tiene un alto poder tóxico debido a los alcaloides tóxicos que posee, de los que destaca la coniína, que una vez ingeridos producen unos primeros síntomas como la paralización de los nervios sensitivos y motores que derivan en una parálisis general.
Sin embargo, la cicuta en sí misma no es peligrosa: sólo la dosis decide si una sustancia inocua puede resultar tóxica, alucinógena o medicinal en función de la cantidad empleada, ha manifestado el especialista en botánica.
A su juicio, cuando se habla de las propiedades de las plantas siempre se las relaciona con sus ventajas medicinales pero la historia demuestra que el poder tóxico de algunas especies ha ido ligado al hombre, bien como veneno, bien como alucinógeno.
En la Roma antigua ya se utilizaba como veneno habitual y el filósofo griego Sócrates murió tras beber una copa de cicuta, siguiendo el proceso habitual de ejecución en Atenas.
La mayor concentración de veneno en la cicuta (Conium maculatum) se encuentra en la semilla, sólo con un gramo es suficiente para condenar a una persona a una muerte violenta mientras que si se utilizan las hojas se necesitarán alrededor de 10 gramos.
Otras posibilidades de la cicuta es que si el veneno se aplica como ungüento, el efecto que provoca es de alucinaciones y distorsión de la realidad.
Como dato curioso, el profesor ha explicado que las “brujas” en la antigüedad ya sabían de estos usos y su creencia de volar en una escoba podría derivarse de la sensación de vuelo y ligereza que da la cicuta al usarse por vía cutánea.
Gómez, que también es paisajista, ha subrayado otros factores que influyen en la intensidad de la toxicidad de la cicuta: un suelo con alto contenido en materia orgánica y el sol, a mayor exposición a los rayos solares, mayor será el grado de toxicidad.
El experto ha señalado que hay otras plantas menos conocidas pero muy peligrosas: el tejo, usado por los celtas para envenenar las puntas de sus flechas, la nueza del diablo, que puede provocar la muerte si se ingieren sus raíces o bayas o la adelfa: la ingestión de una sola de sus hojas provoca fuertes vómitos, diarreas y puede llevar hasta la muerte.
Pero no nos alarmemos con la adelfa, una planta ornamental también conocida como baladre o laurel rosa, muy habitual en parques urbanos o carreteras, el experto ha aclarado que su sabor amargo dificulta su ingestión, aunque opina que debería estar lejos de las áreas infantiles donde juegan los menores, para evitar posibles riesgos, informa Efe.
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