Cáncer
¿Y si el cáncer fuera inevitable?
Un provocador estudio asegura que dos terceras partes de los tumores se deben al puro azar
Un provocador estudio asegura que dos terceras partes de los tumores se deben al puro azar
Puede que vivamos en la generación de la historia que más cerca está de poner cerco al cáncer. Nunca antes habíamos contado con tal arsenal de herramientas científicas para detener el avance de la enfermedad. Nunca antes tantos enfermos la habían superado, nunca se había expandido tanto la esperanza de la vida de los pacientes... Sabemos que cada vez más gente padecerá algún tumor, pero también sabemos que cada vez más gente sobrevivirá a ellos.
Aún así, a pesar de que la ciencia es más poderosa que nunca para combatirlo, cuando el mal azota nos asalta una inevitable sensación de mala suerte. «Me ha tocado», es la frase más habitual en este trance. Como si el cáncer fuera una suerte de lotería funesta que reparte papeletas entre todos los mortales y sólo le tocase a algunos.
Una publicación que se ha anunciado esta semana en la revista «Science» ha sacudido los cimientos de la epidemiología del cáncer al asegurar que, probablemente, la creencia común en la lotería de la enfermedad es más correcta de lo que creemos. Nada menos que el 66 por ciento de los tumores humanos se deben, simple y llanamente, al azar. No importa lo que hagamos, no importan nuestros hábitos, no importa nuestra herencia genética... Si nos toca, nos toca. ¿Será eso cierto?
El propósito de la investigación llevada a cabo por científicos del Centro Johns Hopkins Kimmel de Investigación del Cáncer era conocer qué cantidad de los tumores que padecemos se debe a los hábitos y al ambiente, qué parte a la herencia genética y qué parte al azar. En palabras de uno de sus responsables, Cristian Tomasetti, «sabemos desde hace tiempo que debemos evitar ciertos hábitos que aumentan el riesgo de padecer cáncer, como es el caso del tabaco. Pero no estaba tan claro qué papel juegan los errores que se producen cada vez que una célula se divide y que están regulados por el azar».
Sin embargo, estos errores de copia son una fuente carcinogénica que se ha visto históricamente infravalorada por la Medicina.
Para tratar de resolver este problema, los investigadores han buscado las mutaciones que provocan un crecimiento anormal de las células relacionadas con 32 tipos de cáncer. Mediante un nuevo modelo matemático, han asignado estas mutaciones a la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Los datos demuestran que, generalmente, se requieren dos o más mutaciones críticas para enfermar. ¿Qué provoca estas mutaciones, es decir, esos errores en la transcripción de los genes cuando la célula se divide una y otra vez?
Las mutaciones pueden ser provocadas por tres motivos: el ambiente (es decir, la exposición a elementos mutagénicos como son el tabaco, la radiación, el sol, la contaminación, la alimentación poco saludable...); la herencia genética (hay errores que se producen por sesgos derivados de los genes que hemos heredados) o el simple azar (no hay razón aparente para que se produzcan).
Analizando los datos, cáncer por cáncer, el equipo de Tomasetti ha descubierto que, por ejemplo, en el caso del cáncer de páncreas el 77 por ciento de las mutaciones se generan por azar, el 18 por ciento por factores ambientales y sólo el 5 por ciento por herencia. En otros tumores como el de próstata, cerebro o hueso, hasta el 95 por ciento de las mutaciones se generan por azar.
En el caso del cáncer de pulmón, el equilibrio se rompe. El 65 por ciento de los casos se deben a los hábitos (principalmente al tabaquismo), el 35 por ciento al azar y no parece haber influencia hereditaria alguna.
En el global, de los 32 tipos de cáncer estudiados, se ha calculado que el 66 por ciento de los casos se debe a mutaciones azarosas, el 29 por ciento a los hábitos o el ambiente y el 5 por ciento es hereditario.
El trabajo arroja algunos grandes retos para el futuro de la batalla contra el cáncer. En primer lugar, parece obvio que las copias erróneas por azar crecerán en importancia a medida que seamos capaces de limitar los otros dos factores. Por ejemplo, cuando aumente el número de personas que no fuma, que come correctamente o que se cuida de la exposición al sol, la carga ambiental del cáncer se reducirá. O cuando seamos capaces de editar genéticamente el ADN de un recién nacido para eliminar los factores hereditarios negativos, los cánceres congénitos podrán desaparecer. Pero quedará una importante cantidad de tumores (dos terceras partes) que seguirán siendo inevitables ya que dependen puramente del azar.
El estudio ha recibido algunas críticas furibundas. Desde el centro Stony Brooks de investigación oncológica en Gran Bretaña, por ejemplo, se advierte de que los datos están seriamente sesgados. No conocemos aún todos los factores ambientales que pueden producir una mutación. Que no conozcamos qué provoca un cáncer no significa que el causante sea el azar. Pero, aun así, la nueva investigación ha lanzado una preocupante pregunta al debate: ¿Y si la mayor parte de los tumores fueran inevitables?
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