Televisión
Sombra aquí y sombra allá
Los equipos de maquillaje se han convertido en piezas clave de la ficción española debido al auge de las series de época e históricas
Estudian al milímetro el guión, pero no son actores. Escudriñan cada detalle y visualizan cada secuencia, pero no son realizadores. Analizan la luz de cada toma, pero no son técnicos de iluminación ni de fotografía. Vigilan el «raccord» (la continuidad entre planos) con sumo cuidado aunque tampoco son montadores. Antes de que la claqueta se cierre ante la cámara anunciando el inicio del rodaje, ellos ya acarrean dos horas de trabajo a sus espaldas. Son los responsables de maquillaje y caracterización, un equipo clave en la ficción televisiva que juega un papel fundamental gracias al auge de las series de época. «Ahora nuestro trabajo es mucho más importante. Cada personaje que sale en pantalla, por mínimo que sea, tiene un trabajo de caracterización adecuado al vestuario y al tiempo que se recrea. Cualquier error sacaría al espectador de la escena», comenta Blanca Díaz Hisado, jefa de maquillaje y peluquería de la exitosa «Águila Roja».
Su equipo, integrado por ocho personas, es uno de los más veteranos en la ambientación de época: llevan casi cinco años al servicio del héroe del siglo XVII y algunos de ellos ya se pasearon antes por los años de la posguerra en «Amar en tiempos revueltos». «Hace quince años que trabajo en la televisión, diez de ellos en producciones de época, y creo que esta especialidad es maravillosa para cualquier maquillador. Mucha gente elige el sector de la moda, pero son estas ficciones las que de verdad suponen un reto: que desde el sofá de su casa el espectador se traslade a ese tiempo», comenta Díaz Hisado.
Y es que, aunque el espectador tampoco domine los decoros y costumbres del Siglo de Oro, el equipo de caracterización trabaja para que la estética sugiera esos tiempos con la dificultad, en este caso, de no tener referencias gráficas para ver cómo vestían y se maquillaban en la época. «Estuvimos tres meses investigando y documentándonos. Visitamos museos y leímos muchos libros. Fue un trabajo arduo y largo que coordinamos con vestuario», explica la jefa del equipo. Asegura, además, que tuvieron dificultades para encontrar textos en los que cotejar la moda de patillas, cortes de pelo y barbas de la época –«tuvimos que pedir documentación fuera de España»–, aunque el «look» de David Janer, el protagonista de «Águila Roja», no se ajuste demasiado a los cánones del siglo XVII. «La televisión es fantasía y siempre hay cosas que se salen un poco del contexto histórico. Con los actores principales intentamos que, además de ajustarse a la época, estén guapos y maravillosos. En este caso, Janer se desmarca un poco de lo que se llevaba entonces. Había melenas, pero tendría que tener el pelo más sucio», comenta Díaz Hisado. El contrapunto, cómo no, se lo lleva el escudero, Sátur (Javier Gutiérrez). «Siempre lleva las uñas sucias y la cara y la ropa, también. Luego, en figuración, intentamos meter heridas, piezas dentales podridas..., pero ¿a quién le gustaría ''Águila'' si tuviese un diente negro?», bromea la maquilladora.
El escote, la moda del XVII
Pero, al contrario de lo que opinarán gran parte de los millones de espectadores que siguen esta ficción de Televisión Española, el equipo de caracterización prefiere la nobleza, por muy ruin y malévola que sea, antes que al héroe. «Las mujeres nos dan más juego. Mi preferida es Lucrecia, la marquesa de Santillana (Miryam Gallego). Puede llevar una peluca impresionante y broches, que están muy estudiados: sólo podemos trabajar con materiales que existiesen en la época», comenta. ¿Y esos generosos escotes que lucen las protagonistas? ¿No serán otra licencia televisiva? Díaz Hisado asegura que no. «Apenas se maquillaban pero el escote era tendencia entonces», confiesa, para deleite de los ortodoxos de la Historia. De todos modos, mejor no llevarles la contraria a quienes tienen el poder de embellecer y torturar con igual maestría: lo mismo acicalan a los invitados de una glamourosa fiesta que preparan la inmundicia de un puñado de leprosos.
¿Quién hace sangrar al héroe?
Son las 7:30 de la mañana. Todo está a punto en la sala. Las pelucas de las intérpretes se han preparado la tarde anterior. El reparto de la serie comienza a llegar. La mitad del equipo de maquillaje se encarga de caracterizar a los protagonistas; el resto, de preparar a los figurantes, que en ocasiones son más de 80 personas. «Las heridas y torturas en el calabozo son para nosotros golosinas», asegura Díaz Hisado. «En nuestra televisión es difícil ver ese nivel de caracterización», añade (en la imagen, el comisario maltrata a Gonzalo). Miman tanto eso de abrir heridas y poner prótesis que a veces se traen material del extranjero. Para que sangren mejor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar