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Berkeley

Cuatro especies para explicar nuestros orígenes

Los restos analizados se encontraron en una cueva de Denisova, en Siberia
Los restos analizados se encontraron en una cueva de Denisova, en Siberialarazon

¿Podemos decir que se ha cerrado el debate antropológico más candente de los últimos años? En cualquier caso, con el descubrimiento publicado ayer en «Nature» parece confirmarse una teoría que todavía divide a la comunidad científica: los seres humanos modernos nos habríamos «mezclado» con otros tres tipos diferentes de homínidos hace al menos 50.000 años. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional de antropólogos y genetistas –pertenecientes al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y de la Universidad de California en Berkeley, entre otros– tras haber realizado una secuencia de alta calidad del genoma del Neandertal, partiendo del ADN extraído de los huesos del dedo del pie de una mujer hallados en una cueva de Denisova (Siberia) en 2010. En este caso, serían los neandertales, los denisovanos, los humanos modernos y un cuarto grupo sin identificar los que se cruzaron durante el Pleistoceno tardío.

«Se trata de una proeza tecnológica y una muestra excepcional. Es el genoma de Neandertal más completo jamás realizado y posiblemente que se realizará. El ADN antiguo suele contener muy poco genoma endógeno, porque gran parte pertenece a bacterias», explica Tomás Marqués-Bonet, investigador ICREA del Instituto de Biología Evolutiva UPF-CSIC. Marques-Bonet fue uno de los autores de aquel histórico «paper» publicado en 2010 y en el que se mostraban los resultados del primer genoma del Neandertal y que, entre otras muchas cosas, revelaba que la extinta especie se cruzó con el Sapiens. De hecho, los humanos modernos heredaron hasta un 4% del ADN de los neandertales. El hueso analizado ahora pertenece a la cuarta o quinta falange del pie de una mujer adulta. Y los análisis demuestran que sus padres eran parientes próximos, como un tío y una sobrina.

«A nivel científico, se han confirmado así los resultados del «paper» de 2010, en los que se señalaban los mestizajes entre Neandertales, Denisovanos y humanos. Es una teoría que, de tres años a esta parte, despertó reacciones a favor y en contra. Pero con los resultados conocidos ayer, la teoría se asentará en unos años», explica el científico.

Los científicos compararon la secuencia del Neandertal con la de los humanos modernos y la de los denisovanos –llamados así por el homínido de Denisova, descubierto muy recientemente en la misma cueva siberiana–. Los resultados mostraron que los neandertales y los homínidos de Denisova están íntimamente relacionados. Y, pese a su extinción, les dio tiempo a cruzarse con los humanos modernos. De hecho, los responsables del estudio estiman que entre el 1,5% y el 2,1% del genoma del humano moderno no africano se remonta a los neandertales. Por otra parte, los homínidos de Denisova se cruzaron con un cuarto grupo que también vivía en Eurasia. «El cuarto grupo desconocido al que se hace referencia podría coincidir con el homínido de la Sima de los Huesos de Atapuerca, cuyo ADN se secuenció recientemente. Se comprobó que comparte más rasgos comunes con el hombre de Denisova que con el Neandertal», apunta Marqués-Bonet. En el estudio se sugiere que podría tratarse del Homo erectus, que también se encontraba en Eurasia en aquel momento.

«El estudio demuestra que la historia de los seres humanos y los homínidos fue muy complicada», aseguró ayer el genetista Montgomery Slatkin, profesor de Biología Integrativa en la Universidad de California. Por su parte, el director del Instituto Max Planck, Svante Pääbo, cree que el resultado es «un catálogo de las características genéticas que distinguen a los humanos modernos de todos los demás organismos, vivos o extintos». Así, considera que los análisis esconden «algunas de las características que permitieron la enorme expansión de los humanos, así como su cultura y tecnología en los últimos 100.000 años».

De hecho, para Marqués-Bonet el resultado «también viene a demostrar que la historia evolutiva humana es mucho más compleja que lo que nos explicaban en el colegio con la anatomía de los huesos o con los árboles evolutivos de Darwin». Y a su vez, se constata que «las migraciones y flujos genéticos en toda Europa suponen un puzle complicado de resolver».