Matteo Renzi
De vuelta de un día feliz sin cinturón de seguridad
La mayoría de las 13 víctimas, siete de ellas italianas, salieron despedidas del autobús cuando volcó en la AP-7.
La mayoría de las 13 víctimas, siete de ellas italianas, salieron despedidas del autobús cuando volcó en la AP-7.
Una vez descartado el hecho de que las drogas o el alcohol estuvieran detrás del accidente de autobús de Freginals (Tarragona), que costó la vida a 13 estudiantes de Erasmus, el equipo de reconstrucción de accidentes de los Mossos d’Esquadra investiga todas las circunstancias que rodearon al trágico siniestro. Fuentes de la policía catalana confirmaron a LA RAZÓN que ninguna de las víctimas mortales llevaba el cinturón de seguridad en el momento en que el conductor perdió el control del vehículo. Una de las supervivientes del accidente aseguró a este diario que, al menos en la zona en la que ella estaba sentada, «nadie lo llevaba».
La propia Dirección General de Tráfico (DGT) confirmó ayer que la mayoría de supervivientes –43, de un total de 56 pasajeros– lo llevaba puesto. Como dijo María Seguí, directora de la DGT, el hecho de que las fallecidas salieran disparadas del vehículo demostraba que no iban protegidas adecuadamente. En todo caso, Raúl López, hijo del dueño de Autocares Alejandro, la empresa que fletó los cinco autobuses en los que viajaban los estudiantes, las 13 víctimas «fueron aplastadas por el coche», por lo que «no hubiera afectado» el hecho de que llevaran puesto el dispositivo de seguridad. Seguí recalcó que llevarlo «puede reducir hasta en un 80% la probabilidad de accidentes». De hecho, su presencia es obligatoria en todos los autocares desde 2007 y su uso también.
Por su parte, la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes DÍA subrayó que la mayoría de autobuses, como el modelo que sufrió el accidente en la madrugada del pasado domingo, cuenta con barras antivuelco que refuerzan la estructura del techo, un refuerzo que ha evitado muchas muertes en los últimos años. Con todo, desde DÍA lanzaron un mensaje «crucial» para «que se utilicen siempre los cinturones de seguridad».
Tal como adelantó ayer LA RAZÓN, Santi, el conductor del autobús siniestrado, confesó en la comisaría ante las autoridades que se «había quedado dormido» al volante. La excursión estaba organizada por la Erasmus Student Network (ESN) de Barcelona. La flota de autobuses partió el pasado sábado desde Barcelona a las 6:15 horas con destino a Valencia, donde los estudiantes disfrutaron de la noche de Fallas. El regreso se produjo a las 3:30 horas. Dos horas y media después, el autobús volcó en el punto kilométrico 333 de la AP-7. Según Raúl López, el conductor, de 62 años, que dio negativo en los tests de drogas y alcohol, Santi, como los conductores de los otros cuatro autobuses, había descansado en Valencia hasta la hora del regreso, informa Efe. Sobre la posibilidad de que el conductor pudiera haber ingerido algún fármaco que le produjera somnolencia afirmó que lo desconocía. Éste es un punto que también investigarán los Mossos d’Esquadra. Hay que apuntar que, tal como informaba ayer la Fundación CEA (Comisariado Europeo del Automóvil), el sueño es la causa de dos de cada diez accidentes.
Precisamente ayer estaba previsto que el conductor, que cuenta con más de 15 años de experiencia, prestara declaración en el juzgado de instrucción número 3 de Amposta (Tarragona). Sin embargo, su comparecencia fue aplazada después de que se confirmara que sufre una contusión pulmonar que ha obligado a su ingreso en el Hospital Verge de la Cinta como herido grave. Anteriormente, había sufrido una crisis de ansiedad. Raúl López dijo ayer que no había conseguido hablar con él tras su ingreso en la UCI, pero sí con su hija. Sólo le dijo que Santi se encontraba en estado de «shock». También dijo que su padre, Alejandro López, dueño de la empresa, está «destrozado», al igual que el resto de la plantilla de esta empresa familiar. «Estamos desesperados, esperando que esto sea una pesadilla y que no haya sucedido». López recordó que el vehículo, un Mercedes, era nuevo y que estaba correctamente equipado en materia de seguridad. En todo caso, el conductor será imputado finalmente por 13 homicidios imprudentes.
«Nunca creí que saldría con vida de aquel lugar viendo cómo estaba el resto de mis compañeros (...) no tengo palabras para describir lo que ha pasado», escribió uno de los supervivientes en uno de los ocho libros de condolencias depositados en el Edificio Histórico de la UB. Ayer fue un día de homenaje a las 13 fallecidas, siete de ellas italianas, dos alemanas y cuatro procedentes de Austria, Francia, Rumanía y Uzbekistán, sin olvidar al estudiante que se encuentra en estado crítico y a la veintena que continuaban ayer ingresadas en diversos hospitales de la comunidad. Las autoridades catalanas, con el presidente Carles Puigdemont a la cabeza, acudieron a un acto celebrado en la UB y en el que estuvieron acompañados de amigas y supervivientes de las fallecidas. Además de firmar en los libros de condolencias habilitados por la universidad, dedicaron cinco minutos de silencio a su memoria, terminando el acto con un emotivo aplauso. Una compañera de las fallecidas, Agata Kolomanska, afirmó que debía regresar en el autobús que sufrió el accidente, pero que no pudo hacerlo al ir este lleno.
Las familias estuvieron arropadas por el primer ministro italiano Matteo Renzi, que se desplazó a Tortosa en una visita privada y afirmó en Twitter tener su «corazón roto». Y es que el mandatario tiene vinculación personal con la familia de una de las víctimas.
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