Alimentación

Detectan altas dosis de aditivos en preparados de carne picada de vacuno

Alerta alimentaria: detectan salmonella en carne picada envasada
Alerta alimentaria: detectan salmonella en carne picada envasadalarazon

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detectado en una veintena de marcas de preparados de carne picada de vacuno un alto nivel de aditivos y otras especies de carnes, como cerdo y ave, o con baja calidad e higiene deficiente.

Según el informe, "si quieres comprar carne picada, básicamente tienes dos opciones: pedir al carnicero que te pique la pieza que elijas o te ofrezca... o comprar una bandeja. Si te decides por esta segunda opción, más vale que tengas claro que la mayor parte de las veces lo que echas en tu carro no es carne picada, sino un preparado de carne, llamado así o directamente "Burguer Meat": con ese nombre te venden mucho más que carne".

Este preparado de carne tiene, según informa la OCU, un exceso de grasa (por encima del 20%); una mala proporción entre colágeno y proteina (lo cual indica que se pican también cartílago o tendones); exceso de aditivos, almidones, fibras o soja, así como presencia de otras carnes (no simplemente trazas), que llegan hasta un 3%, "lo que lleva a pensar en interés en engordar el producto con carnes más baratas", concluye el estudio.

En el estudio se ha analizado la calidad de la carne, su contenido en grasa, agua o colágeno, la presencia de patógenos o bacterias que señalan una higiene deficiente, y si hay otros tipos de carnes (caballo, ave o cerdo) en niveles superiores a los permitidos por la ley.

Carne picada y preparados de carne picada

En el estudio comparativo de OCU se han analizado dos productos diferentes, por un lado carne picada de vacuno, y por otro lado preparados de carne picada conocidos también como ”Burguer meat”. La diferencia entre ambos es que mientras que en la carne picada no se pueden añadir otros ingredientes (como hortalizas, cereales y aglutinantes) en la categoría “Burger meat” si es posible añadirlos, lo que hace que su categoría comercial sea inferior y en teoría su precio. Se han analizado 3 marcas de carne picada y 19 marcas de preparados de carne picada o “Burguer meat” y esto es debido a que la gran mayoría de la oferta disponible en supermercados corresponde a los preparados de carne picada.

Calidad. Aditivos, sulfitos y colorantes en exceso

De los resultados de los análisis efectuados por OCU se desprende que en algunas muestras hay muchas deficiencias en la composición del producto. La práctica totalidad de los preparados incorporan sulfitos. Esta sustancia son alérgenos que en algunas personas puede producir reacciones adversas si no se respeta la cantidad máxima recomendada.

OCU advierte que se añaden aditivos y colorantes en exceso, que consiguen mejorar el aspecto del producto incluso cuando está muy cercana su fecha de caducidad o incluso el producto se encuentra ya en malas condiciones, algo que puede ser peligroso para los consumidores.

El porcentaje de grasa es muy elevado llegando en algún caso a superar el 22%. Solo 5 de los paquetes analizados obtiene una buena o muy buena nota. Por otra parte la presencia de colágeno indica que se han utilizado cortes de baja calidad comercial con abundancia de tendones. A pesar de que en los preparados no existe un límite legal este porcentaje llega en algún caso al 32% lo que denota una baja calidad.

OCU llama la atención sobre el hecho de que a pesar de la baja calidad el precio de algunos productos es muy elevado, en algunos casos hay preparados “burguer meat” más caros que la propia carne picada. Una vez más se pone de manifiesto que lo que parece barato puede no serlo tanto. Además una legislación laxa y un etiquetado a veces incompleto y engañoso inducen a confundir al consumidor entre lo que es carne picada tal cual y preparados industriales con muchos otros ingredientes.

Vacuno y otras carnes

En su estudio OCU ha comprobado mediante análisis de ADN la presencia de otras especies. Solo en 7 de las muestras analizadas no se han detectado trazas de otras especies (ave y cerdo). En 13 casos se han detectado trazas o un porcentaje inferior al 1% que a raíz del escándalo de la carne de caballo es el porcentaje a partir del que se considera que no hay fraude. Aun así, en dos casos se supera este porcentaje.

No se ha detectado la presencia de carne de caballo. Una buena noticia que da idea de que la industria ha reforzado los controles a raíz del escándalo de la carne de caballo denunciado por OCU. Escándalo imposible de detectar sin estudios comparativos independientes como los que realiza OCU y controles periódicos y suficientes por parte de la administración.

Para evitar esta situación OCU pide a la administración un cambio en la legislación que:

Se tolere el añadido sistemático de sulfitos, que contraviene el espíritu de la legislación y que se tenga en cuenta que la presencia de estas sustancias en los diferentes productos que integran nuestra dieta puede superar las dosis recomendadas.

Cambien las obligaciones del etiquetado ya que el actual resulta confuso y la denominación real del producto no suele figurar de forma clara y visible, lo que sin duda favorece la confusión y el engaño al consumidor.