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El capo: «Busca a alguien necesitado, sin papeles»

La Policía ha desmantelado un clan serbio, el de los Radosavljevic, que se ha saldado con 54 detenidos, cinco de ellos relacionados directamente con el intento de compra del riñón.
La Policía ha desmantelado un clan serbio, el de los Radosavljevic, que se ha saldado con 54 detenidos, cinco de ellos relacionados directamente con el intento de compra del riñón.larazon

La Policía detiene la venta por 6.000 euros de un riñón de un inmigrante marroquí para el hijo del cabecilla de un clan serbio.

Sabían lo que necesitaban y a quién pedírselo. Así lo atestiguan las escuchas policiales que pusieron a la Policía Nacional tras la pista de un intento de compraventa de órganos. Y es que en su labor de acabar con el clan «Radosalevic», uno de los más activos en robos en viviendas de clase alta, se toparon con que también buscaban a un «donante» de riñón para el hijo del capo de la organización criminal ubicada en Tarragona, pero que actuaba por toda España.

La operación se remonta al año 2013 y meses más tarde el juez les otorga el permiso para «pinchar» los teléfonos de los responsables de clan. Durante meses, una furgoneta permanecía apostada en la puerta del chalé que la organización tiene en la localidad catalana. Poco a poco iban obteniendo más datos de las actuaciones de este clan, que, al ser itinerante, también operaba en Alemania, Francia, Bélgica y Austria. Como ha podido saber LA RAZÓN, en una de estas escuchas oyen algo fuera de lo habitual. «Busca a alguien muy necesitado, que esté sin papeles y que pueda darnos un órgano importante». Los agentes ya se imaginaron que lo que buscaban era un riñón, pero en conversaciones posteriores lo dirían con claridad. Inmediatamente pusieron en conocimiento del juez esta nueva prueba para que les permitiera seguir con ambas líneas de investigación. También fue en este momento cuando contactaron con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). De este modo, descubrieron que la persona escogida era «un marroquí sin papeles que ya estaba en la primera fase de estudio», explicó ayer el director de la ONT, Rafael Matesanz. Y es que fue otro compatriota, miembro de la banda, el que se encargó de buscar a «ese hombre necesitado» al que en un primer momento también engañaron.

«Le dijeron que sólo necesitaban un poco de sangre. Él creía que le iban a pagar por donar un poco para el hijo de la banda», apunta Fernando Guerrero, inspector jefe de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) especializado en crimen organizado del Este de Europa. Así, en un primer momento intentaron engañar al «vendedor», que hoy permanece bajo la tutela de la Policía Judicial de Tarragona como «víctima-testigo», porque «el clan es muy violento y podrían ir a por él». Fue la mentira con la que intentaron convecerle y el miedo a ser descubierto durante los trámites de donación lo que disuadió al marroquí de mediana edad. La respuesta de los «Radosalevic»: golpearle, amenazarle de muerte y secuestrarle en el chalé durante «varias horas» para persuadirle. Le llegaron a ofrecer 6.000 euros y éste incluso firmó su compromiso ante notario mientras en el Hospital de Bellvitge (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona) iban analizando su compatibilidad. Eso sí, «su caso aún no había llegado al comité ético del centro ni al juez, donde seguro que le habrían detenido». Y es que la ONT, a pesar de tener conocimiento de este intento de tráfico de órganos, decidió no actuar hasta que el resto de la operación concluyera ya arrestaran a las 48 personas que formaban parte de esta banda. Sólo cinco de los miembros están directamente relacionados con el intento de compra del riñón.

Otra de las irregularidades que cometió el clan serbio fue un mal uso de la Sanidad pública española, ya que el hijo enfermo del cabecilla, de unos 30 años, utilizó la tarjeta sanitaria de uno de sus hermanos, puesto que, tampoco contaba con una propia.

En lo que se refiere a la «Operación Eucaliptus», que ha contado con la estrecha colaboración de la Policía alemana, se ha llevado a cabo a lo largo de dos años. La red traficaba con menores de edad que las utilizaban para entrar en viviendas. En Madrid, por ejemplo, en sólo dos asaltos, se hicieron con un botín de 2.200.000 euros. Entraban en las casas sin usar la fuerza, utilizando, sobre todo, el método del resbalón y buscan dinero en efectivo, joyas o cajas fuertes. «Lo que no consiguen colocar en España lo funden, en especial el oro, para enviarlo fuera de nuestro país», puntualizó Guerrero. Para no llamar la atención, utilizaban «prendas europeas» y cuando se hacían con el botín, acudían a zulos y escondites elaborados específicamente para la ocasión y guardaban allí la mercancía. «Volvían a recogerlo semanas, e incluso meses más tarde para no llamar la atención y evitar que la Policía sospechara», añadió el inspector jefe.