Premio Nobel de Literatura

El «caso Arnault» continúa azotando la Academia sueca

La institución que concede el Nobel de Literatura vive otro episodio de escándalo sexual después de que el fiscal acusara de nuevo a Jean-Claude Arnault, esta vez de dos violaciones.

Jean-Claude Arnault vuelve a remover las aguas de la Academia. En la imagen, junto a su esposa, Katarina Frostenson, ex miembro de la institución
Jean-Claude Arnault vuelve a remover las aguas de la Academia. En la imagen, junto a su esposa, Katarina Frostenson, ex miembro de la instituciónlarazon

La institución que concede el Nobel de Literatura vive otro episodio de escándalo sexual después de que el fiscal acusara de nuevo a Jean-Claude Arnault, esta vez de dos violaciones.

El ambiente por la Academia sueca no termina de enfriarse. Pasan los meses y las noticias que llegan del lugar no son más que titulares en torno al nombre que ha puesto patas arriba la institución, Jean-Claude Arnault. El artista, responsable del escándalo sexual del Nobel de Literatura que obligó a aplazar la concesión del premio hasta el año que viene, vuelve a acaparar el foco mediático. Esta vez por una nueva acusación en firme de la Fiscalía sueca. Concretamente, dos cargos de violación contra Arnault que llegan después de que a finales de 2017 18 mujeres señalaran al fotógrafo –casado con Katarina Frostenson, ya ex miembro de la Academia– como culpable de acoso y agresión.

El cuento de nunca acabar

Así, la fiscal del distrito, Christina Voigt, señalaba ayer que Arnault había sido acusado de dos nuevas recriminaciones, esta vez de violación, contra una mujer en Estocolmo en 2011: «Mi opinión es que la evidencia es sólida y suficiente para presentar cargos», manifestaba en un comunicado. Un hecho ante el que el implicado no se ha mantenido callado y, a través de su abogado –Bjorn Hurtig–, niega la mayor por ser «completamente inocente», incluidas las acusaciones que, por otro lado, le señalan como responsable de filtrar los nombres de algunos ganadores de los galardones antes del anuncio oficial. A lo que añadía: «No comparto la opinión del fiscal de que la evidencia es sólida. Las cuentas difieren, no hay evidencia técnica, no hay testimonios directos y los acontecimientos han estado mucho tiempo en el pasado».

Es el enésimo capítulo de una Academia que no levanta cabeza desde que se abriera la caja de Pandora y que ya vivió su anterior episodio con los fiscales cuando estos cerraron una investigación preliminar sobre otra serie de acusaciones de abuso contra el propio Arnault el pasado mes de marzo. Donde citaban «evidencias insuficientes» y porque para algunos el plazo de prescripción había expirado.

Pero donde se mide el grado alcanzado en la escala Richter del terremoto provocado por Arnault es en el aplazamiento del Nobel de Literatura de 2018 –que no de los demás reconocimientos– que la Academia anunció hace ahora un mes. Un hecho que hasta entonces solo se había llevado a cabo en guerras mundiales o por discrepancias entre los nombres a la hora de otorgarlo. Una nueva concesión que, dentro de la fundación que otorga el premio, ya se duda que pueda entregarse incluso en 2019, como reconocía Lars Heikensten, su director, en Radio Sweden a finales de mayo.

«La institución se encuentra actualmente mermada y afronta una pérdida de confianza del público», justificaba en un comunicado firmado por el secretario permanente interino de la Academia, Anders Olsson, que proseguía: «El trabajo de los premios ha recorrido un largo camino y continúa durante el año como antes, pero es necesario que la Academia tenga tiempo para recuperar toda su fuerza, atraer a un mayor número de miembros activos y restaurar la confianza en sus actividades antes de que se elija el próximo ganador».

Eran las explicaciones del organismo sobre la reducción de sus miembros en los últimos meses. De 18 a 10 por «insatisfacción por la forma en que se llevó a cabo la investigación de las denuncias». La primera de ellos, Frostenson, que pasa las semanas junto a Arnault en un piso que la institución tiene en París y donde, supuestamente, se cometieron los hechos delictivos.