Moda

El engaño de las «curvies»

Acaparan portadas y protagonizan desfiles que hasta hace poco les eran vedados. Con todo, el «boom» de las modelos por encima de la talla 40 está más cerca de un lavado de imagen que de un compromiso por mostrar a mujeres «normales» como ideal de belleza.

El engaño de las «curvies»
El engaño de las «curvies»larazon

El «boom» de las modelos por encima de la talla 40 está más cerca de un lavado de imagen que de un compromiso por mostrar a mujeres «normales» como ideal de belleza.

«Las mujeres de verdad tienen curvas», rezaba el título de una película de hace más de un decenio. Lo cierto es que, a tenor de las portadas de algunas revistas y de las apuestas de algunos diseñadores, la premisa de que las «curvies» –modelos de tallas grandes– tienen su hueco en la pasarela podría parecer cierta. La estadounidense Ashley Graham, que acaba de desfilar en la Fashion Week neoyorquina a las órdenes de Michael Kors, ya marcó un hito hace tres años al lucir su talla 44 en el emblemático calendario Pirelli, siendo la primera «top plus size» en hacerlo. Firmas como H&M y Mango, entre otras, incorporaron asimismo en sus campañas a mujeres muy alejadas de la imagen enfermiza que muchas modelos exhiben en los desfiles. Ahora bien, ni todas las modelos de tallas grandes son Ashley Graham ni es «curvy» todo lo que reluce. Tras el «boom» de las curvas, han surgido también voces críticas que consideran que estamos más ante una campaña de lavado de imagen que ante un firme compromiso por mostrar a mujeres «reales» –y saludables– como ideal de belleza.

Este mes de febrero, setenta modelos denunciaron en una carta abierta las presiones que sufren para mantenerse extremadamente delgadas. Más recientemente, la revista «Vogue» fue acusada en las redes sociales de «ocultar» las curvas de Ashley Graham en su última portada, pues aparecía junto a otras seis modelos más delgadas y era la única de todas que cubría parcialmente su muslo con el brazo. Por su parte, Calvin Klein no se libró de las críticas después de utilizar a una modelo talla M para promocionar una línea XL Y más demoledor fue el estudio, realizado hace menos de un año, por el portal especializado The Fashion Spot: tras analizar la última campaña publicitaria de primavera-verano, concluyó con que sólo el 1,4% de las modelos utilizadas superaba la talla 40.

«De esto vivimos cinco, un montón lo compaginan con otros trabajos y miles lo hacen directamente gratis», afirma a LA RAZÓN Eva María Pérez, modelo «curvy» española con una trayectoria profesional de 17 años. El nombre de su página web ya supone toda una declaración de intenciones:www.yonosoy90-60-90.com. Su talla 44 y sus medidas (105-85-110) no han sido ningún obstáculo a la hora de aparecer en portadas de revistas como «Interviú». Actualmente, trabaja como modelo de pruebas en unos grandes almacenes –es el «prototipo» a la hora de confeccionar las colecciones de abrigos–, ha hecho una sesión de fotos para una firma de vestidos de fiestas y también ha sido la imagen de una marca de champán. Pero que nadie se confunda: «Como ‘‘curvy’’, también tienes que tener unas medidas y unas proporciones armónicas», explica.

Eva es una de las modelos que no acaba de creerse la apuesta sincera de las firmas por las mujeres «curvies». «Las modelos de talla grande no triunfan. La realidad es que cada vez nos piden que estemos más delgadas», asegura. «En España, se considera que una mujer es ‘‘curvy’’ a partir de la talla 40, es decir, con sólo tres centímetros más de lo que se considera el estándar normal», explica. La cuestión es que tanto Eva como otras compañeras de profesión han notado que, con el paso de los años, no sólo se ha rebajado la medida considerada como «talla grande», sino también, y como por arte de magia, el número de centímetros. «Cuando empecé a trabajar, tenía una talla 48-50. Pero a medida que pasa el tiempo, los diseñadores piden modelos más delgadas. Y van empequeñeciendo la talla grande: lo que antes era una 44, ahora dicen que es una 48».

Eva ha escuchado de todo. «Queremos chicas con centímetros de más, no que estén gordas», le dijeron en una conocida marca de lencería que preparaba una campaña. «No sé que voy a hacer ahora para las gordas», ha escuchado en boca de algún diseñador, obligado a confeccionar tallas grandes. «En las campañas publicitarias seguimos viendo sólo a mujeres delgadas, como si el resto no fuéramos a la playa», dice. Los desfiles dedicados a mujeres «curvies» también escasean. No es de extrañar que muchas quieran trabajar sin apenas remuneración. «Cuando las marcas buscan tallas grandes para las campañas de primavera-verano, los diseñadores se aprovechan de que las chicas están como locas por trabajar. En algunos casos les dicen: ‘‘De acuerdo, te hacemos las fotos, y a cambio te damos un pantalón’’». De ahí que modelos como Eva hayan tenido que «picar en mil puertas para que se te abra una», algo «que no ocurre en otros países».

Precisamente, este jueves ha comenzado una nueva edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Según la organización, no consta por el momento que ningún diseñador vaya a incluir en sus colecciones a modelos que tengan de una talla 40 en adelante. Como explica a este diario su directora, Charo Izquierdo, «nosotros proporcionamos a los diseñadores un casting básico de 14 modelos. Luego, estos pueden contratar a las suyas propias». Las tallas no se tienen en cuenta, pero la organización sí «garantiza que las modelos que ponemos a disposición de los diseñadores cumplen unas normas de belleza saludables y que cuentan con un índice de masa corporal por encima de 18, según las normas que dicta la Organización Mundial de la Salud».

En este sentido, organizaciones que combaten los trastornos alimenticios han tomado cartas en el asunto. Es el caso de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (Acab), que firmó el pasado mes de enero un acuerdo con el Consorcio de Comercio y Moda de Cataluña para implantar, dentro del marco de la pasarela 080 Barcelona, un decálogo de buenas prácticas que atañen a la imagen corporal y a la autoestima.

Eva ha dado charlas en colegios y ha visto que la «discriminación por las tallas se sufre desde muy pequeño. Chicas que sufrían anorexia y bulimia decían que caían en esos trastornos porque no podían comprar las mismas tallas que sus amigas cuando se iban de tiendas». No en vano, la modelo «pasó mucho fines de semana llorando, sin salir de casa, porque me sentía diferente. Al final, la ropa tiene mucho que ver con la personalidad de cada uno». Y de ahí la lucha contra los estereotipos. Entre otros, que ser «curvy» signifique no estar sana. «Te puedo enseñar los análisis que me hicieron hace 15 días. Mi médico me dijo hacía tiempo que no veía unos resultados tan buenos».