Ciencia
El peligro de la clonación completa de las mascotas
La clonación de la oveja Dolly fue el primer paso en la transformación de una industria que hará posible que se transfieran los recuerdos del animal
La clonación de la oveja Dolly fue el primer paso en la transformación de una industria que hará posible que se transfieran los recuerdos del animal
En dos años después de 2029, el 5 de julio de 2031, se cumplirán 35 del nacimiento de Dolly, la famosa oveja que, sin pedirlo, se convirtió en el primer mamífero clonado. Apenas 10 años después, en 2005, ya existían empresas que ofrecían servicios de clonación comercial: la promesa era clonar mascotas fallecidas por una «módica» suma, en aquellos tiempos, de unos 100.000 euros.
Llegamos a 2020 y la clonación de mascotas era ya muy popular gracias al descenso de precios, menos de 25.000, y a que famosos, como Barbra Streisand, lo han hecho. Ya por entonces se comenzó a hablar sobre la ética de esta práctica y si era lícita o se trataba de un ejemplo de crueldad animal. A favor, algunos señalaban que gracias a la clonación se habían podido recuperar especies perdidas (por culpa de los humanos) o que se logró conservar la pericia de ciertos animales, como perros lazarillos o que colaboran en la detección de explosivos, drogas y búsqueda de personas en desastres naturales. Por su parte, quienes se oponían, señalaban la creciente población de mascotas abandonadas, el alto grado de fallos implicados en la técnica y el caprichoso deseo de conservar un animal que solo tiene las características físicas de nuestra mascota, pero no su memoria o su personalidad.
En 2029, la caída de precios para clonar un animal (hoy hablamos de menos de 5.000 euros) ha provocado que cada vez más gente piense en esta opción y, como ocurre a menudo, aún no existe una ley que contemple los dilemas de la nueva tecnología. Y a todo esto se le suma la iniciativa de la empresa china Sinogene Biotechnology Company. Los expertos de la misma, con 10 años de experiencia clonando mascotas, ya han hecho los primeros ensayos para saltarse el obstáculo de tener un animal que es solo idéntico en términos físicos y dicen que pueden también transferir toda su personalidad al clon.
De acuerdo con los responsables de la empresa ello sería posible mediante el uso de tecnología actual. «Para hacer que el clonado comparta los mismos recuerdos que el original –explicaron en una reciente conferencia de Prensa–, estamos considerando el uso de inteligencia artificial o tecnología de interfaz humano-máquina, para almacenarlos o incluso pasar los recuerdos a animales clonados». Los expertos en etología y conectividad animal han señalado que esto es posible... aunque no están seguros de que sea deseable. Primero porque los clonados no son tan saludables, tienen una esperanza de vida más corta y no estamos seguros sobre cómo puede afectar la implantación de recuerdos a un cerebro en formación.
Esto va en consonancia con el conflicto planteado por otras empresas que buscan dar un paso aún más lejos e implantar recuerdos falsos o la ya conocida como modificación cibernética de personalidad, en mascotas. La polémica iniciativa tiene como objetivo crear ovejas pastoras, animales que se convierten en líderes y saben llevar al rebaño a donde el humano les indica y así prescindir de los perros. O los garros, híbridos de gatos y perros, a los que no hay que sacar a la calle para que hagan sus necesidades, pero que son mucho más sociables que los felinos.
Si todo esto suena extraño, más aún lo es la iniciativa de algunas empresas privadas que viajan a Marte y proponen llevarse una mascota al planeta vecino. La idea es crear animales modificados genéticamente para que estén adaptados al nuevo entorno planetario y sean capaces de vivir y ayudar a los humanos en los viajes espaciales, identificando posibles formas de vida, colaborando en la terraformación y hasta ejerciendo de organismos colonizadores.
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