El gran apagón
La entrada y salida de las ciudades es una ratonera
Las comunicaciones por carretera colapsaron por completo, con la consiguiente desesperación de miles de conductores atrapados en sus vehículos
El apagón eléctrico que afecta a España obligó a establecer cortes intermitentes de las principales vías de acceso a las poblaciones españolas que provocaron que entrar y salir de ellas se convirtiera, en muchos casos, en misión imposible.
La Dirección General de Tráfico (DGT) pidió a los ciudadanos que evitasen circular en la medida de lo posible y extremar la precaución. En «X» el organismo público indicaba que «Debido al apagón, les pedimos que eviten circular en la medida de lo posible. La falta de suministro eléctrico no permite el funcionamiento de semáforos o paneles de señalización. Eviten desplazarse en la medida de lo posible y mucha precaución en la carretera», pero la mayoría de los ciudadanos ya habían salido en sus vehículos por la mañana. Y casi todos intentaron después recuperar su vehículo.
Las patrullas de la Guardia Civil, con la puesta en servicio de todos sus agentes, se intentaron multiplicar para mantener activos los servicios en las carretera y se desplegaron en los puntos en los que se iba cortando la circulación, como ocurre aún a esta hora.
La falta de suministro eléctrico no permitió el funcionamiento de los semáforos o los paneles de señalización -excepto los alimentados por paneles solares-, con lo que tampoco se podían dar instrucciones de desvío a vías alternativas menos congestionadas.
Al menos, el suministro eléctrico en las jefaturas de tráfico y en los servicios centrales se realizó a través de servicios de alimentación ininterrumpida (generadores).
Los Centros de Gestión de Tráfico se monitorizaron con dos sistemas. Uno es el Floating Car Data, que recopila datos de vehículos como su velocidad y geolocalización a diferencia de los datos de tráfico tradicionales recopilados en una ubicación fija por un dispositivo u observador estacionario. El otro sistema es el Google Maps, la app que permite ir a cualquier lugar gracias a la navegación paso a paso. Maps muestra instrucciones sobre cómo llegar y utiliza información del tráfico en tiempo real para encontrar la mejor ruta que lleve a un destino.
Junto a todo esto, los agentes y las redes sociales intentaban hacer llegar consejos a los automovilistas para actuar cuando las señales de tráfico no funcionan. La primera norma básica es actuar con mucha precaución y seguir las normas de tráfico, como ceder el paso en intersecciones y reducir la velocidad. Cuando no funciona un semáforo se debe actuar como si fuera una señal de Stop.
Si el apagón afecta a todos los semáforos se debe seguir la norma de las intersecciones de ceder el paso a los vehículos que se aproximen por la derecha y dar preferencia a los que ya están en la intersección.
Las más perjudicadas fueron las grandes ciudades. En Madrid se colapsaron las entradas y salidas por la A-1, A-2, A-3, A-4, A-5, A-6 y M-40. En el caso de la A-1 hubo retenciones fuertes entre Alcobendas y San Sebastián de los Reyes; en la A-2 lo peor estuvo en Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares; en la A-3, en Partija-La Santa Mónica; la A-4 fue impracticable en los alrededores de Valdemoro y la A-5 fue imposible en los alrededores de Alcorcón. En cambio, la A-6 registraba atascos de salida de Madrid, Fuente La Teja y en Las Rozas. La M-40, M-607, M-611 y M-912 fueron de difícil tránsito.
En Barcelona los coches quedaron atascados en la capital catalana y las carreteras del área metropolitana. Hubo colas kilométricas en las rondas de Barcelona y en las vías de entrada y salida: la AP-7 y casi todas las carreteras del área metropolitana, especialmente la C-59, la C-58, la B-10 o la C-32.
Parte de ese caos circulatorio obedece a que muchos ciudadanos se han lanzado a la carretera para ir a buscar en su vehículo privado a familiares a quienes el apagón ha sorprendido lejos de sus municipios de residencia, como es el caso de las decenas de miles de estudiantes y trabajadores que diariamente se desplazan a Barcelona, o viceversa. El anuncio de Adif de que quedaban suspendidos todos los servicios ferroviarios, sin que por el momento se haya programado un plan alternativo por carretera, ha hecho cundir la preocupación entre esos ciudadanos que dependen del transporte público para regresar a su casa.
Andalucía también vivió momentos de pánico en sus carreteras. Hubo retenciones significativas en el acceso a las áreas metropolitanas de Málaga y Sevilla, concretamente en la A-49, SE-30, A-376, A-8083. En la capital andaluza los autobuses interurbanos son, en estos momentos, el único medio para entrar y salir de la ciudad en transporte público ante el cierre de las estaciones de metropolitano y la suspensión de todos los trenes con llegada y destino a las estaciones de la ciudad.
Respecto a los autobuses interurbanos, estaciones como Plaza de Armas o El Prado permanecen atestadas de personas que buscan transportes alternativos al tren o el metro porque, además, las entradas y salidas de la ciudad siguen atascadas por la ausencia en algunas zonas de elementos reguladores como los semáforos.
En Málaga se podían observar retenciones de entre uno y siete kilómetros en el acceso a la capital y municipios próximos en la costa, así como en el entorno de Marbella. Estas congestiones afectan a la A-7, A-397, MA-20 y AP-7. La más importante se producía en esta última vía, del kilómetro 229,29 en Torremolinos al kilómetro 222,11 en Arroyo de la Miel-Benalmádena Costa.
Ya en el resto de provincias las afecciones a la circulación no fueron tan destacadas. En Granada hubo retención en la carretera GR-30 desde el kilómetro 8 en Cerrillo de Maracena al kilómetro 8,57 en Lancha del Genil; en Almería, desde el km 789 de la A-7 en Castell del Rey al kilómetro 791 en La Garrofa.
Respecto a los peajes de las autopistas, el Gobierno de Castilla-La Mancha solicitó al Ejecutivo central que los abra para facilitar la circulación por las carreteras de la región. En Galicia, los peajes de la AP-9, la autopista principal, siguieron operando durante el apagón. Los usuarios con telepeaje y por cabina podían pagar con normalidad.
En Valencia, durante el paso de las horas miles de ciudadanos han debido recurrir al uso de coches ante la paralización del transporte público, dejando momentos de nerviosismo y caos en el tráfico ante la falta de semáforos, que han creado varios puntos conflictivos, principalmente en los grandes cruces de la ciudad.
En las comunicaciones por carretera entre las capitales extremeñas se vivieron momentos de pánico ya que las colas de coches sin gasolina impedían el paso de los vehículos de emergencia. Una situación vivida de la misma forma en Murcia y en Aragón, con especial incidencia en los alrededores de Zaragoza y de Huesca.
Sólo se salvaron los automovilistas de las islas Canarias y Baleares, así como los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, donde se han librado del corte de luz.